Imagen del rodaje de 'Ane'. Foto: Tamara Arranz

Imagen del rodaje de 'Ane'. Foto: Tamara Arranz

Cine

La Incubadora, gestando el futuro del cine español

El programa de desarrollo de largometrajes dirigido a productores, directores y guionistas emergentes de la ECAM se encuentra detrás de buena parte del éxito de 'Ane', ganadora de tres premios Goya

11 marzo, 2021 09:13

¿Qué tienen en común La inocencia (Lucía Alemany, 2019) y Ane (David Pérez Sañudo, 2020), más allá de ser dos de las óperas primas más potentes del cine español reciente? Pues que ambas pasaron por La Incubadora, un programa de desarrollo de largometrajes dirigido a productores, directores y guionistas emergentes desarrollado por la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), bajo su sello The Screen. “El proyecto nació hace tres años con el objetivo de financiar e impulsar óperas primas en un sentido amplio, ya que se acepta hasta la tercera película de un director”, explica Gemma Vidal, directora de La Incubadora. “La idea es acompañar el desarrollo de películas españolas para que los proyectos se muestren al tejido industrial y se posicionen en el mercado internacional a través de colaboraciones con festivales como Róterdam, Toronto, San Sebastián... Además, se les proporciona una ayuda económica automática de 10.000 euros”. 

A finales de marzo se anuncian los cinco nuevos proyectos que se beneficiarán del programa. Mientras, los 15 filmes que pasaron por alguna de las tres ediciones del programa que ya han tenido lugar empiezan a recoger sus frutos. Por ahora, solo han llegado a las salas La inocencia y Ane, y esta última ha sido una de las grandes triunfadoras de los Premios Goya con los galardones a mejor actriz para Patricia López Arnaiz, el de mejor actriz revelación para Jone Laspuir y el de mejor guion adaptado para David Pérez Sañudo y Marina Parés. Pero otras dos películas, Espíritu Sagrado de Chema García Ibarra y La mala familia del colectivo BRBR, ya están en posproducción y otros cinco largometrajes se van a rodar en 2021: La bestia, de David Casademunt -que será un original de Netflix-, Josefina, de Javier Marco, que contará con Emma Suárez como protagonista; Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Azúa, Matar cangrejos, de Omar Razzak, y Matria, de Álvaro Gago. Detrás de cualquiera de ellas puede encontrarse el próximo gran descubrimiento de nuestro cine. 

El programa proporciona mentorías, asesoramiento grupal, workshops y financiación, a través de sesiones programadas a lo largo de aproximadamente 5 meses de duración que se desarrollan en las instalaciones de la ECAM. “Eso sí, este año será una edición híbrida por el coronavirus”, explica Vidal. “Habrá sesiones en Madrid y sesiones online y la idea es diversificar el programa. Los viajes internacionales no están todavía asegurados, por eso empezaremos con los asesores nacionales y después veremos si los de Europa o Estados Unidos pueden venir a partir del verano”

Los solicitantes deben ser productores emergentes de cualquier procedencia a nivel estatal y los proyectos deben tener director y guión. Además, se acepta cualquier tipo de género y no es necesario tener financiación confirmada. “A La Incubadora vienen el productor, el director y el guionista y los contenidos tienen que ver sobre todo con el desarrollo financiero y creativo”, explica Vidal. “Todo lo que tiene que ver con la búsqueda de financiación, coproductores, compradores, festivales, distribuidores, asesores fiscales y abogados, está elaborado para el productor. Pero también hay un seguimiento por parte de mentores que guían al director o al guionista en el apartado creativo”. Entre los mentores que han participado hasta ahora en La Incubadora encontramos nombres como Pablo Berger, Nacho Vigalondo, Paco Plaza, Alberto Rodríguez, Luis López Carrasco o Borja Cobeaga.  

Vértigo estimulante

“Es muy chulo experimentar este proceso como mentor, ver cómo evoluciona y se va formando el proyecto desde la idea que tiene en la cabeza el director o el guionista”, comenta Cobeaga, que ha sido mentor en Ane y en Cinco lobitos. “También ver en otra persona el vértigo que supone que un guion tenga que estar listo para rodar enseguida. Esa perspectiva de observar desde fuera cómo evoluciona el proceso y de cómo se van aclarando las ideas sobre aquello de lo que trata la película y de cómo es, me ha resultado muy estimulante”. 

Rodaje de 'La inocencia'

“Nosotros no teníamos dudas de que La Incubadora le podía venir bien al filme, aunque por entonces todavía no se había estrenado La inocencia”, comenta David Pérez Sañudo, director de Ane. “La experiencia es integral y tanto Borja Cobeaga en el guion como Ibón Cormenzana en la producción nos ayudaron muchísimo. Los consejos de estas personas te acortan el camino. La Incubadora tiene mucho de educativo también, es casi como hacer un máster. Por ejemplo, hubo una sesión con programadores de festivales como Cannes, Berlín o Sundance que te cuentan sus respectivas líneas editoriales y aprendes mucho, pero lo mismo ocurre con materias como el marketing o la distribución. Pero sobre todo hay un intangible importantísimo que es que tu filme tenga la etiqueta de La Incubadora, ya que ser uno de los cinco elegidos entre los más de 200 proyectos que se presentan indica que tu trabajo tiene algo que merece la pena”. 

Los proyectos y/o participantes de La Incubadora han estado presentes en foros y mercados como Bogotá Audiovisual Market (BAM), MAFIZ (Festival de Málaga), Ventana Sur (Buenos Aires), Focus CoPro ́ (Cannes), Cima Mentoring o el Laboratorio de Escritura SGAE, entre muchos otros. Además, la dirección realiza acciones y eventos en festivales durante todo el año y apoya la campaña de comunicación de cada proyecto hasta la promoción. Es el caso, por ejemplo, del estreno en San Sebastián de La Inocencia o la campaña de Ane para los Goya. “Al final en La incubadora se crean sinergias y es una manera de conocer a gente que está realizando proyectos muy interesantes”, comenta Nahikari Ipiña, productora de los filmes de Borja Cobeaga, Nacho Vigalondo o Koldo Serra, que trabajó como mentora en el filme Espíritu Sagrado. “Un proyecto como La Incubadora es importantísimo porque al final tampoco hay tantas fuentes de financiación para desarrollar, y menos aún si estás sacando adelante tus primeros proyectos. En Espiritu sagrado estuvimos armando una coproducción europea y trabajando los requisitos de cada fuente de financiación y hablamos mucho de las posibilidades comerciales que podía tener la película”. 

“Los participantes desarrollan con los mentores una relación de complicidad muy importante y necesaria, casi de psicólogo, se fragua un acompañamiento real y por eso las sesiones son privadas”, asegura Vidal, que promueve también la igualdad de género a través de la profesionalización e internacionalización tanto de los equipos seleccionados (producción, dirección y guion) como de sus proyectos de largometraje. “En las cinco o seis sesiones los participantes trabajan con personas que no tienen intereses directos con esa película y se puede hablar abiertamente de todo”.  

“A medida que vayan estrenándose las películas, algunas muy potentes cinematográficamente hablando, La Incubadora se va a convertir en una etiqueta de calidad que va a facilitar la financiación porque generará confianza”, apunta Pérez Sañudo. “Lo más importante es que diversos actores de la industria se empiezan a fijar en ti por el simple hecho de estar en el programa, desde televisiones, cadenas, agentes de venta… Todo ese trabajo por seducir que tiene que hacer un director novel se invierte y te conviertes un poco en la reina del baile, ya que instituciones y empresas empiezan a preguntar por ti”.