El Cultural

El Cultural

Cine

'Terminator: Destino oscuro': a la vejez, mamporros

Esta secuela dirigida por Tim Miller, que retoma la historia donde la dejó James Cameron en 'Terminator 2', parece una carísima fiesta de reunión de viejos amigos

31 octubre, 2019 11:40

Han pasado 35 años desde que James Cameron, por aquel entonces un director casi desconocido, triunfara a lo grande con Terminator, en la que un también casi desconocido Arnold Schwarzenegger interpretaba a un temible androide llegado del futuro para matar sin motivo aparente a Sarah Connor, una treintañera de Los Angeles (Linda Hamilton) con una vida normal y corriente. Al final del filme nos enterábamos de que el robot asesino, precavido, quería cargarse a la desdichada heroína para evitar que nazca su hijo, quien en el futuro liderará la resistencia de los seres humanos contra la rebelión de las máquinas. Terminator es un clásico del cine popular y no es por casualidad, narrada con un ritmo trepidante y con un Schwarzenegger dando verdadero pavor, la película es a la vez una formidable muestra de thriller ultravitaminado como también muestra los miedos y pulsiones ocultas de una sociedad que en plenos años 80 experimentaba un vertiginoso cambio tecnológico que marca el momento actual que vivimos.

Ese éxito fue un hito en su época y después hubo, claro, más Terminators como una secuela muy digna dirigida por el propio Cameron en 1991 que sirvió también para mostrar a los espectaculares avances en efectos digitales de Hollywood o una tercera parte, de 2003, realizada por Jonathan Mostow donde la historia amenazaba con convertirse en pura rutina. En la cuarta parte, Salvation (2009) Christian Bale hacía el papel de John Connor, ese redentor de la humanidad, y en la quinta, Genesis, de 2015, veíamos el regreso triunfal de Schwarzenegger, que en cuanto dejó de ser gobernador de California volvió corriendo a su papel predilecto. Esa “Genesis”, como su propio título indica, pretendía ser un reinicio de la franquicia pero ahora es como si no existiera porque esta Destino oscuro que hoy llega a las pantallas retoma la historia donde la dejó Cameron (que ha participado en la película) en la segunda parte de 1991, como si las otras tres de en medio nunca hubieran existido.

Todo este lío de secuelas y precuelas está acorde con el propio lío de Terminator, donde ya es muy difícil saber en qué dimensión pasó qué y dónde porque cada película hace borrón y cuenta nueva tirando de saltos temporales y explicaciones más o menos delirantes. Al final, lo importante, ya se sabe, son los mamporros y ver a esos terroríficos terminators atacar una y otra vez a los desdichados protagonistas inmunes a que les caiga una lluvia de balas, les atropellen cuatro camiones y dos coches o les caiga encima una tonelada de acero. En el caso de Destino oscuro la novedad del asunto es que la heroína, interpretada por Natalia Reyes, es mexicana y habla en español, y la película tiene como contexto la crisis migratoria de la frontera sur de Estados Unidos con lo cual se le quiere dar a la historia un mensaje social y antiTrump muy habitual en un Hollywood con pocas ganas de disimular que no le gusta el actual presidente.

Aunque Natalia Reyes está llamada a ser la nueva Sarah Connor del futuro, el protagonismo estelar recae sobre el propio Schwarzenegger y Linda Hamilton, ambos lanzagranadas en ristre, y en pie de guerra contra los terminators. Talluditos pero en pleno furor, acuden al rescate de esa desdichada chica mexicana que no entiende por qué un asesino que es como un Transformer la ataca de manera tan violenta. Plagada de chistes autorreferenciales que harán las delicias de los fans de la saga, el director Tim Miller (Deadpool) logra dotar a las escenas de acción del mismo dinamismo con momentos de gran riqueza plástica que ya brillaban en su película sobre el atípico superhéroe. Simpática y divertida de ver, a veces da la impresión de que uno está en una carísima fiesta de reunión de viejos amigos.

@juansarda