Image: Identidad borrada: cuando ser gay es una enfermedad

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Cine

'Identidad borrada': cuando ser gay es una enfermedad

Joel Edgerton cuenta la historia real de un chico que se ve rechazado por su familia cuando descubren que es gay. La película cuenta con una Nicole Kidman superlativa pero no logra superar su condición de telefilme de lujo.

5 abril, 2019 02:00

No hay nada más cruel para una persona que ser reducido a una categoría. Más aun cuando no se ha elegido ser hombre, mujer, negro o, como es el caso en este filme, homosexual. Identidad borrada, de Joel Edgerton, cuenta la historia real de un chico de provincias estadounidense que sueña con ser escritor pero se ve rechazado de forma contundente por su familia cuando descubren que es gay. Decididos a "cambiarlo" lo meten en una terapia para "curar" su homosexualidad. Una terapia que incluye todo tipo de humillaciones y destrozos psicológicos que el protagonista real, Garrard Conley, narró en un libro homónimo. Como se nos anuncia al final, 700 mil chavales americanos han pasado por alguna terapia de este tipo. En nuestro país están prohibidas.

Planteada como una película de prestigio, Hollywood le quiere dar significación al "mensaje" de la película colocando a dos actores del calibre de Nicole Kidman y Russell Crowe en la piel de una pareja de clase media pura y dura, para la que la confesión de su hijo se convierte en un drama insondable. Aterrados ante la posibilidad de no tener nietos, mandan a Jared (interpretado con convicción por Lucas Hedges, cuyo talento ya pudimos apreciar en Manchester frente al mar) a una especie de internado siniestro, amparado por la Iglesia y liderado por un fanático peligroso, en el que se reviven episodios que recuerdan a la leyenda negra de la Edad Media. De hecho, durante un buen trozo la película recuerda a Más allá de las colinas, donde el rumano Cristian Mungiu narraba el martirio de una joven en una orden religiosa enfermiza.

El cineasta australiano Joel Edgerton (South Wales, 1975) no siempre logra que su película supere la condición de telefilme de lujo a pesar de algunas escenas muy bien rodadas como el tormentoso idilio del joven con un compañero de la universidad. Lo mejor de la función, con diferencia, es el trabajo del magnífico trío de actores protagonistas, especialmente Kidman, que es una actriz superlativa, como madre un tanto hortera y pusilánime que acaba encontrando el coraje para hacer lo correcto. Película de denuncia pura y dura a la antigua usanza, podría haber llegado más lejos con el mismo material pero cuenta con dignidad un drama que afecta a cientos de miles de personas.

@juansarda