Image: Un sol interior para Juliette Binoche

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Cine

Un sol interior para Juliette Binoche

30 marzo, 2018 02:00

Juliette Binoche se entrega en Un sol interior a los compases de At last, de Etta James.

Inspirada en textos de Roland Barthes, Un sol interior, de Claire Denis, es una de las grandes citas cinematográficas del año. Protagonizada por Juliette Binoche y Gérard Depardieu -con momentos realmente sublimes entre ambos-, el cine físico, aguerrido y reacio al sentimentalismo de la directora francesa da paso a nuevos registros humorísticos provocados por la neurosis de sus personajes.

En el prólogo de su ensayo Fragmentos de un discurso amoroso, el filósofo francés Roland Barthes apuntaba el motivo que le había llevado a escribir un tratado sobre la experiencia romántica: "Hoy en día, el discurso amoroso es un hecho de una soledad extrema. Es posible que lo estén utilizando miles de individuos (¿quién puede saberlo?), pero no lo defiende nadie; se encuentra completamente abandonado por los lenguajes que lo rodean, o ignorado y menospreciado, o bien es objeto de burla". Más de cuatro décadas después de su publicación, en 1977, las palabras de Barthes resuenan en el presente con enérgica pertinencia, interpelando a una sociedad saturada por banales emoticonos con forma de corazón y a una cultura cinematográfica que suele responder a los discursos amorosos de cineastas como Philippe Garrel o Terence Davies con sendas acusaciones de un exceso de ingenuidad e intensidad, respectivamente.

Por contra, también vivimos en el tiempo de las películas del coreano Hong Sang-soo, con su perpetuo devaneo por los pliegues y repliegues del imaginario romántico, un espacio creativo en el que ahora se adentra la gran directora francesa Claire Denis, a quién el productor Olivier Delbosc eligió para formar parte de un proyecto colectivo en el que una serie de cineastas iban a adaptar diversos capítulos del ensayo de Barthes. En un primer momento, Denis mostró cierto interés por llevar a la pantalla el episodio titulado Agonía, sin embargo, tras descartar la posibilidad de realizar una adaptación literal, la directora de Una mujer en África decidió reunirse con la novelista Christine Angot (con quien ya había coescrito el guion del cortometraje Voilà l'enchaînement, de 2014) para volcar en la deliciosa Un sol interior su particular visión del universo amoroso. El resultado final de esta confesión sentimental es una colección de experiencias románticas apasionadas y conflictivas, volcadas sobre el personaje de Isabelle, una artista plástica interpretada por Juliette Binoche, y unidas por la incomprensión de la que es objeto, una y otra vez, la protagonista. Pese a que las huellas del texto de Barthes han quedado desdibujadas en el guion original de Denis y Delbosc, todavía es posible encontrar en Un sol interior apetitosos resquicios del pensamiento del semiólogo francés. Así, mientras en sus Fragmentos Barthes abogaba por un retorno a la escritura en primera persona ("el yo, para escenificar así su enunciación, no su análisis"), Denis puntúa con una serie de llamativos planos subjetivos las íntimas escenas de pareja que conforman el corpus central de su nueva película. Mucho más habladas de lo habitual en la obra de Denis, estas escenas de encuentros y desencuentros acaban componiendo un collage de amoríos escindidos.

Y no es solo que las relaciones se fracturen por la falta de comunicación entre los amantes o por la presión del entorno (la película propone un ácido retrato del mundo artístico), sino que las ideas de "ruptura" o "escisión" parecen formar parte de la propia estructura del filme: solemos encontrar a los amantes cuando su relación ya está empezada y nos enteramos de las separaciones cuando éstas ya se han consumado. Todo resulta extremadamente fragmentario e inestable: un conglomerado de romances descoyuntados que abocan a la protagonista a un estado de volatilidad emocional permanente.

Gérard Depardieu

Entre satírica y surrealista

Un sol interior no es la primera incursión de Claire Denis en las aguas turbulentas de la experiencia amorosa. Su cine, eminentemente físico, enraizado en una narrativa propulsada por los gestos, ha visitado en varias ocasiones la cara más melancólica y desesperada del deseo: de la lucha contra la soledad de los amantes nocturnos de Viernes noche (2002) al canibalismo vampírico de Trouble Every Day (2001), pasando por el romanticismo de Nénette et Boni (1996), donde Valeria Bruni-Tedeschi y Vincent Gallo bailaban arrimados al son de Tiny Tears de Tindersticks con el mismo abandono con el que la Binoche de Un sol interior se entrega a los compases heridos y triunfales de At Last de Etta James.

En todo caso, más allá de la radiografía del universo sentimental, la singularidad de Un sol interior radica en la apuesta de Denis por explorar un registro humorístico, apoyándose tanto en la disección entre satírica y surrealista de las costumbres bohemias y burguesas (con Luis Buñuel en el horizonte), como en el prodigioso despliegue expresivo de Binoche: nadie como ella sabe disolver la gravedad de una escena rompiendo a reír como si no existiera un mañana. Con estas armas, Denis -autora de películas aguerridas, reticentes al sentimentalismo- se atreve a poner en juego una comicidad basada en las neurosis de sus personajes, aquello que Barthes describió como "el lugar de la persona que habla para sí misma, amorosamente, ante el otro (el objeto amado), que no le responde".

Denis nos divierte (al tiempo que ella sufre) mostrando a los amantes atrapados en conversaciones circulares, sin escucharse el uno al otro, ocultando sus verdaderas intenciones, o derrotados por la incapacidad de expresarlas. Y aquí es donde reaparece la sombra de Hong Sang-soo, amigo íntimo de Denis. El coreano pondría feliz su rúbrica al súbito cambio de perspectiva que deja a la omnipresente Binoche fuera de campo y permite la entrada en escena de un colosal Gérard Depardieu. Esta pareja de históricos del cine francés protagoniza una secuencia de diálogo sublime, marcada por las confusiones y los sobreentendidos, la complicidad y la sospecha, la ternura y el engaño. Un gran pasaje de cine protagonizado por dos actores en la cima de su arte.