Tom Hanks y Meryl Streep en Los archivos del Pentágono

Coraje y determinación por hacer lo correcto son los pilares de Los archivos del Pentágono, la nueva entrega de Spielberg donde el oficio del periodismo vuelve a brillar, como una "precuela" involuntaria de Todos los hombres del presidente, frente a los abusos de poder.

No corren buenos tiempos para la prensa. La rotunda caída del papel, el cambio de modelo de negocio y la dificultad paa rentabilizar los medios digitales han sido el caldo de cultivo de una crisis compleja. Dificultades a las que habría que sumar la propagación de bulos y falsas noticias por la red, esas famosas fake news que tienen la capacidad de desestabilizar a países y gobiernos. Y por si hubiera pocos problemas, surge un presidente de Estados Unidos como Donald Trump que fustiga por Twitter día sí día también a lo que él llama "los mentirosos medios de masas", en una guerra entre la Casa Blanca y la prensa de una virulencia insólita en un panorama marcado por una dura confrontación ideológica y de profunda división política. En este contexto endiablado Steven Spielberg estrena Los archivos del Pentágono, un filme en el que el veterano director se posiciona, de forma clara y rotunda, a favor de los periodistas y los periódicos.



Nixon ante Vietnam

Al terminar de leer el guión sentí que había que rodar esta película precisamente este año", ha declarado Spielberg, que en principio no tenía intención de dirigirla él mismo. Recreación del enfrentamiento entre The Washington Post y la administración Nixon en los años 70 a cuenta de los "papeles del Pentágono" -unos documentos que ponían negro sobre blanco prácticas cuestinobles de Estados Unidos en la guerra de Vietnam-, el veterano director de películas como E.T. (1982) o la saga de Indiana Jones saca a relucir su vena más comprometida para lanzar al mundo una contundente defensa de la libertad de expresión.



Los archivos del Pentágono está protagonizada por Tom Hanks en la piel del mítico Ben Bradlee, director del Washington Post que alcanzaría fama mundial poco después de los hechos que cuenta este filme con el caso Watergate, que provocó la dimisión de Nixon. Este nuevo trabajo de Spielberg incluso puede entenderse como una "precuela" de Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976), la célebre película sobre la crisis del Watergate con Robert Redford y Dustin Hoffman.



Junto a Hanks, encontramos a Meryl Streep en la piel de la editora Katherine Graham, que heredó el periódico al quedarse viuda y defendió sus principios con un coraje que llevó a la cabecera a alcanzar su mayor nivel de notoriedad.



Antes de Snowden y WikiLeaks, un funcionario del Pentágono, Daniel Ellsberg, ya puso en jaque al gobierno de Estados Unidos con la filtración de documentos secretos a The New York Times. Unos "papeles" elaborados por el departamento de defensa en los que se recapitulaba de forma minuciosa los errores y las mentiras de la desastrosa guerra asiática. Cuando un tribunal prohibió al periódico seguir publicándolos, tomó el relevo The Washington Post . El momento en el que Bradlee/Hanks y Graham/Streep deben decidir si se enfrentan a la Casa Blanca y continúan filtrando los "papeles" está lleno de significación porque exhibe en toda su crudeza el dilema que le interesa a Spielberg, esto es, la lucha de los periodistas contra los poderosos.



Duelo actoral

Según el director, daba la impresión de ser más una historia de 2017 que de 1971: "Todo el mundo que conozco está asustado por la supervivencia de la libertad de expresión. Hemos llegado a un momento en el que ya no hay personas que escuchen". Los archivos del Pentágono es una película modélica de Spielberg. El duelo actoral entre las dos estrellas simboliza la lucha entre la audacia y la moderación, entre el instinto osado de un periodista de raza y la responsabilidad de una mujer sobre cuyos hombros pesa la continuidad de una cabecera centenaria. Planteada en torno al conflicto entre el deber moral y el profesional, Spielberg cuenta la historia con un ritmo trepidante, dinámico y efervescente en el que busca captar la incertidumbre que se vive a diario en la redacción de un periódico. Como dice en un momento de frenesí el personaje de Tom Hanks: "Oh, Dios, cómo me gusta esto". Y ese "esto" es la imprevisibilidad de un oficio en el que todo puede cambiar cada segundo. Es lo que también le gusta a un Spielberg dispuesto a ensalzar cada uno de los aspectos de la vida del (buen) periodista. Las conversaciones se convierten en escaramuzas muy rápidamente.



Pocas veces, o quizá ninguna, Spielberg se ha posicionado de una manera tan clara en la arena política como lo hace con Los archivos del Pentágono. Es posible que no exista el "cine histórico" y que sea más adecuado hablar de películas "ambientadas en el pasado". En un país dividido al máximo, el autor de filmes tan patrióticos como Salvar al soldado Ryan (1998) ha roto con su costumbre de permanecer en silencio ante las polémicas políticas. Durante la guerra de Irak de Bush hijo, mientras la mayor parte de la industriaprotestaba, Spielberg se mantuvo en silencio.



Está claro que Trump es demasiado incluso para un cineasta que es el emblema de ese Hollywood del entretenimiento. En este caso, frente a un presidente que ha convertido su guerra contra los medios en su seña de identidad, el director nos ofrece un retrato de Graham y Bradlee como modelos de virtud frente a los abusos de poder. Pero Los archivos del Pentágono sigue siendo una película de Spielberg y aquí ganan los buenos. "Esta es una historia que tiene mucho que decir sobre humanidad, coraje y la determinación moral para hacer lo correcto", ha dicho el cineasta.



@juansarda