Lone Scherfig durante el rodaje de Una educación

La directora danesa Lone Scherfig vuelve a rodar en Gran Bretaña con Su mejor historia, un drama romántico con gotas de humor ambientado en un rodaje durante la II Guerra Mundial, que recupera el espíritu del dramaturgo Noël Coward.

La directora danesa Lone Scherfig (Copenhague, 1959) saltó al estrellato internacional en 2000, en pleno apogeo del movimiento DOGMA que proponía un regreso al purismo cinematográfico, cuando su película Italiano para principiantes, un retrato de unos solteros de provincias en busca del amor; se convirtió en un éxito internacional. Después llego Wilbur se quiere suicidar (2002), que nos confiesa que sigue considerando su mejor película; la historia de un hombre que no consigue matarse a sí mismo y vuelve locas a las mujeres. Después de un filme en Gran Bretaña tan exitoso como Una educación (2009), que cosechó tres nominaciones a los Oscar; la directora regresa al país anglosajón con una historia tan british como la de Su mejor historia, en la que recrea el rodaje de una película de propaganda para animar a los ingleses durante los peores días de la II Guerra Mundial. El espíritu de Noël Coward sobrevuela este filme en el que una brillante guionista (Gemma Arteton) debe hacer frente a los productores, el ministerio de guerra y sus inseguridades al tiempo que se enamora, sin darse cuenta, de su co-guionista, interpretado por Sam Claflin.



Pregunta.- ¿Cómo se ha sentido retratando un mundo que conoce tan de cerca como el del cine?

Respuesta.- Creo que una parte importante de este filme tiene que ver con el amor por el cine. Amo mi profesión y me gustan todas las etapas de mi trabajo. Me gusta la escritura del guión y también comenzar a trabajar con los actores y el contacto con el equipo en el rodaje. Veo esta película como mi carta de amor al cine. Y espero que esta sea una película alegre y fácil de ver. Es lo que he pretendido.



P.- ¿La magia del cine es que del caos surja algo bello capaz de conmover a muchos?

R.- Totalmente. Al final, lo más importante es que el público se ría y llore con tu película. Ese siempre será el milagro de este arte, reunir a la gente en la misma habitación para que comparta unas emociones. La esencia del cine en realidad es muy simple. Hoy nos dirigimos a un público que sabe mucho de cine, que ha consumido mucho y entiende muy bien este lenguaje. Creo que Su mejor historia les introduce en un mundo que ya conocen bien.



P.- Vemos a los protagonistas devanarse los sesos para cumplir con el encargo de "película propagandística". ¿Puede la censura ser un reto creativo?

R.- Lo ha sido muchas veces. Se han hecho grandes películas en tiempos malos. Lo importante de una película es su autenticidad y siempre ha sido muy difícil hacer películas sobre amor y esperanza sin ser sentimental. Por supuesto, es mejor no tener limitaciones, pero las limitaciones pueden ser inspiradoras. En Estados Unidos se hicieron grandes películas en la primera parte del siglo pasado y no tenían cortapisas políticas pero sí morales. Los cineastas se las ingeniaron para decir lo que querían.







P.- Vemos cómo en el filme embellecen un episodio real para que tenga esa fuerza propagandística. ¿Le debe algo a la realidad el cine, como el periodismo?

R.- Cualquier tipo de arte tiene derecho a reinventar la realidad. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se reescriba la historia. Buena parte de lo que conozco de la Guerra Civil española lo he visto en las películas de vuestro país, por lo que existe una responsabilidad a la hora de tratar la Historia. Digamos que puedes cambiar la historia con minúsculas pero no con mayúsculas.



P.- El filme rescata ese espíritu ingenioso del teatro y cine anglosajones de principios de los años XX. ¿Era una intención hacer brillar ese mítico wit británico?

R.- Me gusta mucho la screwball comedy. Es fantástico trabajar con ella porque tiene esos diálogos fantásticos y al mismo tiempo te impone un ritmo y un tempo. Y después está el elemento clásico de la lucha de sexos a través de esos dos guionistas que se enamoran sin saberlo.



P.- Vemos la dificultad de la protagonista para ser tomada en serio en un mundo de hombres como el del cine. ¿Lo siguen teniendo difícil las mujeres?

R.- Creo que eso está cambiando mucho. Los productores y el público cada vez son más conscientes de que hay películas de hombres malísimas y muchas mujeres con ganas de contar historias. Lo que yo veo es que las mujeres tienen cada vez un mayor protagonismo delante y detrás de la cámara y eso es imparable.



@juansarda