Image: Alberto Rodríguez: El espectador no puede identificarse ni con Paesa ni con Roldán

Image: Alberto Rodríguez: "El espectador no puede identificarse ni con Paesa ni con Roldán"

Cine

Alberto Rodríguez: "El espectador no puede identificarse ni con Paesa ni con Roldán"

El director estrena en cines El hombre de las mil caras, la historia de cómo el espía Paesa engañó al fugitivo Roldán

23 septiembre, 2016 02:00

Alberto Rodríguez durante el rodaje de El hombre de las mil caras

A la espera de saber el desenlace de los premios en San Sebastián, Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971), director de filmes tan exitosos como Grupo 7 (2012) o La isla mínima (2014), ya ha triunfado con la calurosa recepción de su nueva película, El hombre de las mil caras, en la que reconstruye la peripecia a mediados de los 90 del exdirector fugado de la Guardia Civil Luis Roldán, dándole el protagonismo a Paesa, ese oscuro agente de los servicios secretos españoles que engañó a todo el mundo. Eduard Fernández en la piel del oscuro espía, Carlos Santos como Roldán y Marta Etura como su desdichada esposa son los protagonistas de una trágica historia con visos de comedia que nos acerca a lo más profundo de las cloacas del Estado.

Pregunta.- ¿Cómo surge esta película?
Respuesta.- Es un encargo que nos hacen a mí y a mi coguionista de siempre, Rafael Cobos, en 2011, justo después de terminar Grupo 7. Nos basamos en el libro de Manuel Cerdán (Paesa: El espía de las mil caras, que se reedita estos días) y nos pareció que había una buena historia detrás. Por una parte, el personaje de Paesa es fascinante desde un punto de vista cinematográfico y toda la trama de corrupción resuena con claridad en nuestros días. Es una historia de los 90 pero tiene un componente claro de actualidad.

P.- ¿Cómo aborda el riesgo de mitificar a un delincuente como Paesa?
R.- En ningún momento se pretende. Lo que tiene es una vida de película con ese juego de máscaras y siempre al filo. Hay muchas versiones de esta historia y nosotros tratamos de dejar cierta incógnita porque es imposible atar todos los cabos pero nos tenemos que decidir por una. Lo que sí he tenido que hacer es un máster en ingeniería financiera y sociedades offshore porque el lío del dinero es difícil de seguir.

P.- El cine español siempre ha tenido problemas para retratar las altas esferas del poder sin un tono de comedia o esperpento. ¿Cómo lo aborda?
R.- Es un tipo de cine en el que los americanos han marcado la pauta, como esas fantásticas películas de Oliver Stone, JFK (1991) o Nixon (1995). No existe ningún motivo por el que no lo podamos hacer nosotros. Los italianos también lo están haciendo muy bien con películas como la de Sorrentino sobre Andreotti, Il Divo (2010). Una película como ésta lo que requiere son muchas horas de documentación, es una labor de distinguir lo verdadero de lo falso porque en ese momento había mucho ruido mediático y corrían todo tipo de teorías. Después de esa fase de documentación tienes que hacer una ficción porque tienes que presentarlo de manera que sea interesante para el público.

P.- Paesa es el gran mentiroso, el hombre que maneja perversamente los hilos.
R.- La base de todo timo es que el timado piensa que es el timador. Paesa dominó psicológicamente a Roldán con verdadera maestría y lo llevó por donde quería. Hay momentos casi incomprensibles como ese viaje final que ya es rizar el rizo, casi parece una cuestión de añadir más adrenalina a la historia. Hay un momento en el que podrían parar y no paran. Sin duda el que acaba perdiendo es Roldán, que cumplió una condena muy larga (15 años) y no creo que se haya quedado el dinero porque vive de una manera muy humilde.

P.- Roldán, ese hombre que lee novelas de grandes autores y al que abandona su mujer, casi nos da un poco de pena.
R.- Ha habido muchas fases en la vida de Roldán. Es cierto que el tiempo que pasó en París estuvo leyendo literatura y viendo películas de calidad. Lo bueno o lo malo de esta historia es que no hay ningún personaje al que puedas agarrarte moralmente. Cuando vemos las razones de Roldán y dice eso de que si vuelve a España lo van a crucificar podemos sentir una cierta empatía pero no dejan de ser las razones de un corrupto. No hay nadie con quien el público pueda identificarse porque todos tienen una catadura moral deplorable.

P.- Sí, pero también puede decirse que Roldán pagó y hubo otros que se fueron de rositas.
R.- No es un motivo para justificar a nadie, eso es lo mismo que él decía, pero la realidad es que robó 16 millones de euros de las arcas públicas. Roldán se construyó una buena imagen pública de hombre duro contra el terrorismo y de persona esforzada que había llegado desde abajo a lo más alto porque venía de una familia humilde. Cuando se descubrió que había robado se hablaba de él como nuevo ministro del interior. Todos los delincuentes se construyen algún tipo de historia para justificarse a sí mismos. Lo que es indudable y lo vemos en casos como el de Gürtel y Bárcenas es que hay algo en el sistema que es endémico de nuestro país, una lacra que no nos logramos quitar.

P.- En la película vemos la forma en que los poderosos viven alejados de la realidad. Es literalmente otro mundo.
R.- Lo dice Camoes (amigo de Roldán que le ayudó a saquear las arcas públicas, interpretado en el filme por José Coronado), está acostumbrado a ver el mundo desde arriba. La manera en que ven la realidad y la vemos los ciudadanos de a pie no tiene nada que ver.

@juansarda