Image: Koldo Serra estrena en Málaga su Gernika

Image: Koldo Serra estrena en Málaga su Gernika

Cine

Koldo Serra estrena en Málaga su Gernika

El director vasco presenta en el Festival la primera película sobre el bombardeo a la ciudad

26 abril, 2016 02:00

James D'Arcy y María Valverde en Gernika, de Koldo Serra

En el día exacto en el que se cumplen 79 años del brutal bombardeo de Guernica por tropas nazis a las órdenes de Franco, Koldo Serra ha estrenado en el Festival de Málaga Gernika, epopeya histórica que reconstruye el trágico episodio visto a través de los ojos de un periodista estadounidense que cubrió la matanza (George Lowther Steer, aquí con otro nombre por las licencias que se toma la película e interpretado por James D'Arcy), una miliciana del bando republicano (María Valverde) que se encarga de censurar las noticias que envían los corresponsales extranjeros y un oficial ruso enamorado, de forma frustrada, de la joven (Jack Davenport). Un triángulo romántico para una película narrada con buen ritmo y con una buena construcción de personajes, que evita el riesgo de contar la historia de una manera demasiado maniquea pero tampoco deja de poner negro sobre blanco uno de las mayores atrocidades de la guerra civil.

El periodista, trasunto más o menos disimulado de ese Hemingway dipsómano, observa con cierto escepticismo una guerra brutal en la que los "malos" (léase, los fascistas) matan sin contemplaciones y los "buenos" aplican una brutal ley del talión y controlan de forma obsesiva la prensa. Un escenario de horror que contrasta con la belleza bucólica del paisaje vasco en el que, como suele suceder en todas las guerras, los ciudadanos también andan preocupados con sus cuitas mundanas. Acierta Serra al construir su película con un crescendo dramático atento a la personalidad y el carácter de sus personajes para culminar con el famoso bombardeo, rodado con generosidad de medios y brío. Una película notable que causará sensación cuando se estrene en salas a finales de mayo.

Imagen de Julie, de Alba González de Molina

Alba González de Molina debuta con Julie, película rodada en parte a través del crowdfunding y protagonizada por una joven francesa (la Julie del título), una chica perdida que desea huir aunque no sabe adónde y acaba integrándose en un pueblo apartado habitado por hippies antisistema que tratan de crear una suerte de sociedad perfecta sin tecnología ni capitalismo al uso. Un entorno utópico en el que Julie oculta no pocos secretos y que servirá como vía de escape para que pueda empezar una ansiada nueva vida. La directora retrata con tino esa sociedad cerrada que, a pesar de sus buenas intenciones, no logra convertirse en perfecta, ni mucho menos, y acierta al no caer en una mirada destructiva que dé pie al discurso fácil de que toda utopía es la puerta del infierno. Hay una mirada aún por construir en esta película imperfecta con un punto de cierto amateurismo pero no por ello menos interesante y lúcida. Descubrimos en González de Molina a una directora con futuro que seguro dará nuevas sorpresas.

Dos filmes en Zona Cine de dos autores que llegan avalados por notables trayectorias. Juan Cavestany nos sedujo hace muy poco con la magnífica Gente en sitios (2013) y en Esa sensación se reúne con dos jóvenes de la nueva ola experimental de nuestro país, Pablo Hernando, conocido por la película Cabás, y Julián Genisson, de Canódramo abandonado. Los conocedores del mundo raruno de estos autores no se sorprenderán con el aire de extrañeza surrealista de un filme a contracorriente construido sobre la idea del vacío en el que observamos a varios personajes del Madrid contemporáneo buscar alguna forma de conexión trascendente que los libere de la mediocridad que padecen, como esa señora que tiene experiencias eróticas con objetos inanimados o el cincuentón que de pronto descubre la religión. Más allá de la rareza de su propuesta, Esa sensación nos cautiva con su demoledora mirada de una realidad gris en la que quizá todos andamos como pollos sin cabeza.

EL cineasta de origen francés afincado en Girona, Christophe Farnarier, nos sedujo con dos películas centradas en el mundo rural como El somni (2008) y La primavera (2012) y ahora vuelve a dirigir su mirada a la naturaleza con la notable El perdido, donde narra una crisis personal a partir de un hombre en sus treinta que se refugia en la naturaleza para vivir como un primitivo huyendo de desconocidos demonios. Sin diálogos, pero con un excelente trabajo de sonido muy atento a los movimientos de la naturaleza, El perdido es una película con tintes filosóficos sobre la necesidad de volver a los orígenes para descubrir nuestra propia humanidad. Sin concesiones y con la misma maravillosa fotografía de Farnarier, un virtuoso de la luz, El perdido nos plantea un viaje a los orígenes dotado de fuerza audiovisual.

@juansarda