Cine

Derecho de familia

Dirección: Daniel Burman

14 diciembre, 2006 01:00

Una escena de "Derecho de familia", de Daniel Burman

Argentina. 2006. Intérpretes: Daniel Hendler, Julieta Díaz, Arturo Goetz, Eloy Burman. Guión: Daniel Burman. Duración: 102 minutos. Estreno: 15 de diciembre

De ascendencia judeo-polaca, el argentino Daniel Burman construye sus películas más personales (Esperando al Mesías, El abrazo partido, Derecho de familia) en torno a una insistente reflexión sobre los interrogantes de la identidad. El sentido de pertenencia a una comunidad de origen, el turbulento acceso a la madurez y los fantasmas que generan tanto la ausencia como la presencia de la figura paterna son sustrato, tejido y sustancia a la vez de un cine que se exhibe con plena conciencia de ficcional indagación autobiográfica.

No es extraño que el cineasta cite a Truffaut para hablar de la encrucijada filio-parental en la que coloca al protagonista de esta nueva entrega, su particular opus 3, de una singular saga identitaria. La mirada del hijo que se vuelve hacia su padre cuando estrena su propia paternidad organiza un film que habla de filiaciones cruzadas, de herencias asumidas o inconscientes, de las raíces que alimentan y de las que paralizan, de la perplejidad que genera descubrir al hombre real que vive bajo el rol del padre y a la persona en ciernes que emerge bajo los rasgos del hijo.

El personaje organiza toda la narración, pero ésta tiene el mérito de no agotarse en la subjetividad de aquél. El juego de reflejos entre el relato y la puesta en escena explora con habilidad las contradicciones entre la voz en off y el comportamiento objetivo del protagonista. Sobre esta dialéctica descansa el análisis de una figura en cuya observación y retrato pesan más los afectos que la distancia. A fin de cuentas, el Ariel Perelman de Derecho de familia no es otra cosa que un nuevo sosias del Ariel Goldstein que protagonizaba Esperando al Mesías y del Ariel Makaroff que centraba El abrazo partido. Como si estuviéramos ante una versión argentino-judía de Antoine Doinel / Jean-Pierre Leaud, los tres están protagonizados por el mismo actor (Daniel Hendler), convertido así en un singular alter ego del cineasta, vehículo esencial para encarnar las reflexiones de su creador mientras asume, como criatura de ficción, rasgos de Woody Allen y de Nanni Moretti sin perder nunca su propia personalidad.

Se apellide como se apellide, el Ariel de Burman es siempre un personaje atrapado entre dudas y perplejidades, pero su compartible y casi siempre conmovedora búsqueda de respuestas describe un itinerario de dirección contradictoria y un tanto preocupante. En el trayecto que va desde su primera hasta ésta su tercera aparición en pantalla, su figura se mueve entre imágenes que han ido perdiendo singularidad a medida que su personaje ha ido creciendo y acercándose a las fronteras de la persona adulta.

Del empeño por buscar nuevas texturas visuales y narrativas (a través de formas que se expresan con visible ímpetu juvenil y no poca personalidad) se ha pasado al acomodaticio eclecticismo que respiran las imágenes de Derecho de familia. La dramaturgia desplaza aquí al estilo y el juego de los actores a la expresividad de la cámara, como si el abandono de los furores y de las ilusorias certezas juveniles no diera paso a la búsqueda de nuevas complejidades, sino al refugio siempre agradecido en consabidas certezas ya probadas, como si la búsqueda de conocimiento existencial pudiera desligarse de las búsquedas formales y expresivas.