Image: Road Movie andaluz

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Cine

Road Movie andaluz

El realizador Miguel Hermoso presenta "Fugitivas"

27 septiembre, 2000 02:00

Laia Marull debuta en "Fugitivas"

Es difícil encontrar un precedente en el cine español. Una huida desesperada por Andalucía que deviene en una búsqueda del hogar. Fugitivas, del granadino Miguel Hermoso -que cifra su experiencia audiovisual en trabajos para televisión-, sorprende con nuevos actores, una historia trepidante y, además, un road movie con todas las singularidades del género.

La inevitable metáfora de cualquier road movie (sea en los montañas rocosas o en las llanuras gaditanas) se cifra en la huidiza escapatoria de unos individuos que necesitan salir de sus vidas, acaso para encontrar solución a los problemas que no entienden o acaso para entregarlos directamente al precipicio del olvido. En términos estrictos, Fugitivas, la última película del granadino Miguel Hermoso (Como un relámpago), se ajusta como un guante a la estructura clásica del género; y sus protagonistas debutantes, la joven Tony (Laia Marull) y la niña Laura (Beatriz Coronel), están dotadas de las facultades necesarias para formar parte de esa galería de desarraigados, lumpens sin norte, huérfanos de la existencia, que pueblan los filmes de carretara desde que Easy Rider les otorgara condición de género cinematográfico.

"Me han dicho que mi película se parece a Telma & Louise -explica Hermoso-, pero en la película de Ridley Scott las protagonistas circulan por motivos propios, sin embargo en Fugitivas están obligadas a huir". Huyen de los compinches -Miguel Hermoso, hijo, y Roberto Cairo- a los que Tony ha traicionado después de un atraco en un despacho de loterías de Madrid, y huyen de la policía y huyen de sus propias vidas. Por los rocambolescos amagos del destino, Tony se ve obligada a escapar en compañía de una niña de siete años hasta Tarifa, donde debe entregarla a su padre -un cantaor flamenco al que da vida y hondura interpretativa el veterano Juan Diego-.
"En los road movies, los personajes siempre corren hasta que les detiene una frontera, que suele ser el mar -recapitula el autor de Loco veneno-. En este caso, yo quería cruzar la frontera, que huyeran del mar, es lo que llamo el sur del sur". Paradójicamente, en una huida desesperada de Madrid a Marruecos, el norte de los personajes es en realidad el sur, un viaje a la Andalucía más profunda, desde Puente Genil a Tarifa, con los escenarios de Algeciras, el Puerto de Santa María, Chipiona, Caños de Meca, Carmona y Cádiz... el Campo de Gibraltar, como testigos silenciosos de su búsqueda. "Son lugares que no tienen una belleza aparente, sino que está escondida, lo cual me parecía perfecto para mostrar un mundo aparentemente hostil pero que en realidad puede servir de refugio a los que huyen", añade Hermoso.

Bellezas ocultas

En esas bellezas ocultas no es difícil encontrar la música, soporte emocional y comercial de Fugitivas, y que incluso trasciende la banda de sonido para ocupar un importante puesto en el papel artístico. Niña Pastori, abanderada del nuevo flamenco, se estrena como actriz en una breve aparición y la música de Antonio Meliveo, Los Activos o José El Francés, entre otros, marca con su ritmo hiriente los latidos de las protagonistas. "A pesar de la banda sonora y de la intervención de Niña Pastori, tengo que aclarar que la película no es un trasunto del flamenco, está muy alejada del folclorismo, y es más bien el flamenco el que se adapta a la historia", aclara el director.

El verdadero trasunto de la historia reside en sus personajes, que profanan incesantemente el mandamiento moralizante -"No mentir, no mangar, no matar"- con el que la niña de siete años recuerda a los espectadores que no todo lo que ven, aunque parezca inevitable, es correcto. "En la medida en que los personajes transgreden las normas, se sienten mejor consigo mismos. Es un proceso que discurre a lo largo de toda la película, y que me parece básico en la vida de cualquier ser humano". Para los seres humanos de Fugitivas, sin embargo, esas normas son tan necesarias como el odio que les alimenta.