El incomodador por Juan Sardá

Intocable y sus metáforas

3 mayo, 2012 02:00

Ya es oficial que Intocable es la película europea (o no americana) más taquillera de la historia. Dos millones de personas, lo que puede entenderse como "todo el mundo" han pasado por taquilla para ver este filme francés. En esto, Spain is not different ya que el filme llegó a nuestro país tras ser la producción más vista en toda la historia de Francia y arrasar en el continente. Yo vi la película en San Sebastián en su estreno mundial. Entonces escribí que me gustó y que además tenía una enorme potencial de público. Había apuestas sobre la suerte que correría la película y se preveía buena, lo que nadie podía imaginar es que fuera a convertirse en un fenómeno de este calibre. A toro pasado, que siempre es más fácil, ahí van algunas teorías sobre por qué nos gusta tanto Intocable. 1. Es buena. No sé si Intocable disgusta o no a ese tipo de crítico de cine que también odia Slumdog Millionaire o cualquier película que aborde desgracias desde una perspectiva optimista, suele ser un género mal visto en determinados ambientes. Sin embargo, la realidad es que este filme de Eric Toledano y Olivier Nakache es notable. La película está bien escrita, bien interpretada, dirigida y etc. A veces, es importante también hacer las cosas "bien hechas". Pertenece a un nuevo tipo de filme francés muy transitado en los últimos meses y muy exitoso que añade a las claves del cine de Hollywood (impecable factura y buenos sentimientos) elementos genuinamente europeos como un tono algo más reposado, un nivel cultural más refinado y el propio paisaje. Ahí están El primer día del resto de mi vida o Pequeñas mentiras sin importancia, muy parecidas en forma y fondo. 2. Tiene buenos sentimientos. En tiempos de crisis, durante el 29, se multiplicó las ventas de novelas pulp y si uno se fija en la producción de esos años abundan las películas "ligeras": las comedias de los hermanos Marx o aquellos filmes de Capra en los que un "hombre sencillo" logra cambiar prácticas corruptas valiéndose de su decencia (El secreto de vivir). En tiempos aciagos, el cine sirve como catalizador de nuestros dolores pero sobre todo reivindica su condición de lugar para el escapismo y la esperanza. En cualquier caso, hace años que esta tendencia se impone en los circuitos de Versión Original. Da la impresión de que hay mucha gente que prefiere Hollywood y se interesa por películas de otros países cuando les ofrecen este mensaje "positivo" que andan buscando: ahí están El concierto, Mis tardes con Margueritte, Le Havre o la propia The Artist. 3. Metáfora contemporánea. Me cuenta un amigo una teoría muy interesante sobre Intocable. La película cuenta la relación entre un enfermero negro de los suburbios y su cliente, un multimillonario parapléjico. Mi amigo ve en esta relación, él tirando a amargado, rodeado de lujo y belleza pero vacío, el otro pobre pero lleno de vida y de energía, una metáfora sobre la Europa contemporánea, tan rica y tan pobre al mismo tiempo, tan falta de nervio. Desde luego, no es descabellado pensar que muchos hemos visto en esa historia una plasmación de la parálisis que estamos sufriendo en relación con la fuerza y la garra de esas "nuevas potencias" que ponen en cuestión nuestro papel en el mundo. 4. ¡Viva el público adulto! A veces, mirando la cartelera da la impresión de que el cine ha perdido por el camino al público llamémosle de "edad lozana". Veamos, por ejemplo, las películas más taquilleras de 2011 y llegamos a la sorprendente conclusión de que de las diez primeras, hasta siete títulos están destinados a las audiencias más jóvenes (Harry Potter, Crepúsculo, Cars 2 y etc). Acabamos de conocer el dato de que Los vengadores ha arrasado este fin de semana con la mejor taquilla del año al haber atraído a un millón doscientos mil espectadores en un fin de semana. en este caso, además, a su gancho entre los más jóvenes, se une que la crítica la ha aplaudido con lo cual jugada maestra. Son datos brutales que parecen confirmar la tendencia del cine como "plan familiar" para padres con niños ruidosos mientras los que tienen entre 20 y 40 años parecen decantarse por planes caseros que muchas veces pasan por ver películas pirateadas. En este sentido, Enrique González Macho, como jefe de los Renoir, se ha quejado muchas veces de que su audiencia "envejece". Porque a esa progresiva, y muy preocupante, infantilización del público de las salas se suma una tendencia paralela, el éxito de películas "adultas" entre personas de a partir de 50 años que están muy acostumbradas a ir al cine de toda la vida y las reclaman. Es el público que ha aupado al éxito indie filmes como Nader y Simin o Los descendientes, a sumar Intocable, claro, un exitazo entre los seniors. PD. Por cierto, en este sentido parece que surge incluso un nuevo género que desconocía al que podríamos calificar como "películas para la tercera edad" y al que pertenece la insólita Hotel Marigold, que con tres millones de euros recaudados parece confirmar la pujanza de los veteranos en los cines. Protagonizada por un grupo de ancianos que viajan a la India para pasar una temporada de descanso, parece diseñada con regla y cartabón para gustar a su público del mismo modo casi robótico en que Hollywood diseña sus productos para adolescentes. Con actores de relumbrón como Judie Dench, Maggie Smith o Tom Wilkinson y dirigida por el oscarizado John Madden, es una película sosa y previsible como ella sola. En este caso, los buenos sentimientos sí provocan empacho porque no es bueno confundir el cine con una campaña del Imserso. Como el abuelo de Médico de familia, enrolladete y activo, vamos.

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