Image: Sonia Delaunay, retales y pinturas

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Exposiciones

Sonia Delaunay, retales y pinturas

Sonia Delaunay. Arte, diseño y moda

7 julio, 2017 02:00

Ritmo color, (detalle), 1964

Museo Thyssen-Bornemisza. Paseo del Prado, 8. Madrid. Comisaria: Marta Ruiz del Árbol. Hasta el 15 de octubre.

Es la primera retrospectiva de Sonia Delaunay (1885-1979) en España. Las anteriores -la última en el Museo Thyssen hace quince años- revisaron su obra junto a la de su marido Robert: ambos crearon el simultaneísmo, inspirado en Sobre la ley del contraste simultáneo de los colores, 1839, de Michel-Eugène Chevreul, que proponía que las vibraciones ópticas entre colores complementarios sugieren el movimiento rítmico de la danza y la música. Para los Delaunay fue la clave para representar el dinamismo y la velocidad de la vida moderna.

Sin embargo, hace más de una década, en los principales museos europeos relegaban las pinturas de él para sacar de los almacenes la obra multidisciplinar de Sonia: pinturas y dibujos, diseños publicitarios, textiles, de moda y decoración. Y se construía una nueva interpretación: lejos de su adscripción a las "artes menores", que la había mantenido en segundo plano según el "gran relato", se empezaba a considerar a la artista la auténtica moderna, por haber llevado hasta sus últimas consecuencias la unión de arte y vida propugnada por las vanguardias históricas.

La exposición comisariada por Marta Ruiz del Árbol no sólo se suma a ese reconocimiento. Fruto de una intensa investigación se centra en el periodo 1914-1921, que los Delaunay pasan en la península ibérica tras ser sorprendidos por el inicio de la I Guerra Mundial cuando veraneaban en Fuenterrabía. Un periodo poco estudiado y que aquí se pone en valor, subrayando la importancia para la trayectoria posterior de la artista.

La figura de Sonia Delaunay es fascinante. Cosmopolita y carismática, se movía bien entre círculos diversos, ya fueran bohemios, populares o de la alta sociedad. Siempre mantuvo a su familia. Tras el triunfo de la Revolución de Octubre en 1917, deja de recibir su renta familiar y a partir de entonces, fundará sucesivas empresas de diseño, decoración y moda. Y sigue pintando, hasta el final de su longeva vida. Cuando Robert muere en 1941, intentará revalorizar su pintura. En 1964, después de la donación de un centenar de obras suyas y de Robert, se convirtió en la primera mujer viva a la que se honraba con una exposición en el Museo del Louvre.

Aunque nació en Ucrania en una modesta familia judía, pronto fue acogida por sus acaudalados tíos maternos en San Petersburgo. Conoció los grandes museos europeos antes de ingresar en la Großherzogliche Malerinnenschule (Escuela Granducal para Pintoras) de Karlsruhe, ya que las féminas no eran aceptadas en la Academia. Apenas con veinte años, en 1904 entra en contacto con el grupo vanguardista Mir Iskusstva (El mundo del arte), que defendía la unión de todas las artes junto a las artesanías populares. Entonces, era conocida como Sonia Terk. Luego, se instala en el parisino Barrio Latino, donde se relaciona con Alexandra Exter, Marie Vassiliev y Elisabeth Epstein. Y estudia las técnicas del aguafuerte, la xilografía y la estampación. En 1910 se casa con Robert Delaunay. Se cree que la primera obra simultaneísta es la colcha en patchwork que hizo para su hijo en 1911. Convierte su hogar en un environment simultaneista y lugar de encuentro de artistas, poetas e intelectuales. En 1913 crea los Ateliers simultanés Delaunay y expone pinturas, encuadernaciones y objetos domésticos junto a pinturas de su marido, de Chagall, Ernst, Feininger, Marc o Klee en el Salón de Otoño de Berlín.

Abrigo de lana bordada, c. 1925.

A modo de antesala, es en este año cuando se inicia la exposición, con cuadros y vestidos que sugieren las apariciones nocturnas de los Delaunay en el Bar Bullier, por las que son calificados por su amigo Apollinaire como "reformadores de la manera de vestir". También entonces Sonia compone a cuatro manos junto al escritor viajero Blaise Cendrars La prosa del Transiberiano y de la pequeña Jehanne de Francia. Y para dar cuenta de su incursión en la publicidad, se muestra un boceto al agua sobre lienzo del licor Dubonnet.

Cuando deciden quedarse en España tras la irrupción del conflicto bélico, primero se instalan en Madrid, donde Sonia se inscribe como copista del Museo del Prado siguiendo la estela de Manet, Courbet, Monet, Morisot y Matisse, que habían visitado la pinacoteca. Por las noches acuden a tablaos y teatros -en un momento efervescente del flamenco, con el estreno de El amor brujo de Falla-, que producen una profunda impresión en la artista, como puede comprobarse aquí en pinturas de su interludio en el norte de Portugal -atraídos por un grupo de futuristas- y hacia el final de esta exposición, cuando Sonia vuelve a recordar el flamenco bajo el rótulo "viajes lejanos" en la Exposición Universal de 1937.

Porque fue a su vuelta a Madrid cuando la artista funda Casa Sonia, una firma con la que viste a las mujeres modernas de la alta burguesía como las Urquijo y con la que remodelará por completo el antiguo teatro Benavente convertido en el novedoso teatro-concert Petit Casino. Además, es en la capital donde contacta con el también refugiado ruso Diághilev y diseña el vestuario de la Cleopatra que se estrenará en Londres. De su amistad con Ramón Gómez de la Serna da cuenta el "poema-abanico" que le regala el escritor y que sumará junto a obras de otros poetas a la decoración en su casa de regreso a París, donde repetirá la fórmula ensayada en Madrid fundando sucesivas empresas. Asombran sus cuatrocientos colores y diseños textiles, hoy de plena actualidad.

@_rociodelavilla