Image: Paco Gómez, definitivo

Image: Paco Gómez, definitivo

Exposiciones

Paco Gómez, definitivo

Archivo Paco Gómez. Sala Canal de Isabel II

29 abril, 2016 02:00

Probador de sastrería, 1984

Santa Engracia, 125. Madrid. Hasta el 24 de julio

Esperadísima esta exposición que por fin hace plena justicia a la singular trayectoria del que, como afirmó Ramón Masats, fue el mejor fotógrafo de su generación. La hija de Paco Gómez (Pamplona, 1918 - Madrid, 1998) donó en 2001 su archivo completo, integrado por casi 25.000 negativos y 1.150 positivos, a la Fundación Foto Colectania, que ya organizó en 2010 una primera muestra sobre él en su sede de Barcelona, con 75 obras. Pero Madrid, donde vivió siempre, le debía este homenaje, y no tengo más que buenas palabras para el empeño de Foto Colectania, el saber y el rigor del comisario, Alberto Martín, y el apoyo de la Comunidad de Madrid. Esta revisión crítica del archivo es, podríamos aventurar, definitiva: se exponen 400 fotografías, más otras 200 en las pantallas del depósito superior, y no parece faltar ni sobrar nada, si excluimos las últimas fotografías en color, que el comisario considera fallidas.

El recorrido no resulta fatigoso, pues hay en el trabajo de Gómez capítulos bien diferenciados, con gran interés tanto para quienes busquen al artista como para quienes aprecien una mirada original sobre la mejor arquitectura del momento (años 60 y 70) y sobre la sociología urbanística de una ciudad que crecía atravesada por fuertes tensiones especulativas, migratorias... Pero Gómez no es ni un fotógrafo técnico de arquitectura, ni un seguidor más de la fotografía humanista, ni un neutro documentalista. Tenía ya 40 años cuando ingresó en la Real Sociedad Fotográfica en 1956 y su vida resuelta como gerente de la sastrería familiar. Era un aficionado con un talento plástico innato, conocedor del arte y del mejor cine de su tiempo, y del jazz, que casi de inmediato se integró en los grupos que, en Madrid, impulsaron la renovación de la fotografía española: AFAL en 1957 y La Palangana en 1959.

Bodegón con ladrillos, 1974

La exposición explica ese contexto en el que nace como artista, reconstruyendo las muestras (y las publicaciones) que le dieron a conocer, en las que se apuntan algunos de los rasgos definitorios de su estilo, como la atención a los muros, la horizontalidad y las texturas, que le llevarán a la abstracción en un paralelismo con el Informalismo que, por cierto, se entiende mejor aquí que en Lo nunca visto, la actual muestra de la Fundación Juan March en la que Gómez tiene un papel destacado.

Martín ha respetado el "canon" que el propio fotógrafo estableció, completándolo con facetas de su trabajo profesional, menos conocidas. Sobre todo, sondea en profundidad su larga y crucial colaboración con la revista Arquitectura, para la que hizo 43 portadas y gran número de ilustraciones y reportajes. Allí aprendió a hacer eficaces aunque a menudo atípicas fotos de arquitectura, con particular éxito en su visión de las construcciones organicistas y con gran cercanía expresiva a las de Curro Inza, pero también se convirtió en pionero de un documentalismo cercano al neorrealismo, prefigurando la "deriva urbana" en la periferia, en el afloramiento del Paseo de Extremadura, la Guindalera, el barrio de la Concepción, el Gran San Blas...

Pero donde sobresale la fotografía de Paco Gómez es en las imágenes más austeras y subjetivas: las abstracciones murales pero también los solitarios descampados, tapias y medianeras, tan personales, y, al final de su trayectoria, los autorretratos y los interiores sencillos pero misteriosos, muchos de ellos de la propia sastrería en la que el fotógrafo de las "cosas quietas" acechaba el aire y las sombras suspendidos en pasillos y rincones.

@ElenaVozmediano