Jeff Wall ya ocupa un lugar indiscutible en la historia de la fotografía. Shaulager ofrece la más amplia exposición realizada hasta ahora sobre su trabajo, una muestra fundamental.

Es por tanto una ocasión única para conocer la obra de este artista que en España conocemos tras algunas exposiciones, individuales y colectivas, que se han realizado tanto en el ámbito institucional como privado desde los años noventa. Para hacerse una idea de la magnitud de esta exposición es necesario decir que la producción total del artista canadiense es de unas 120 fotos y que esta muestra de Basilea está compuesta por nada menos que 70 obras. En el ámbito de la fotografía se ha hablado tradicionalmente de dos bandos bien diferenciados. Uno es el que nace en Dusseldorf, al abrigo del matrimonio Becher, y del que ha bebido la práctica totalidad de los fotógrafos alemanes que triunfan en la actualidad, los Ruff, Gursky, Struth, Hofer y compañía, autores de una fotografía de baja temperatura, gigantescos formatos y decididamente angulosa. La otra es aquella que nace en Norteamérica o más concretamente en Canadá y Jeff Wall es posiblemente su principal valedor, un tipo de fotografía en la que prima la puesta en escena, la construcción de una imagen, en una actitud muy influenciada por el cine y sus mecanismos. Jeff Wall es un artista en cuyo comportamiento se adivinan claras posturas teóricas.

Las fotografías de Jeff Wall combinan en todo momento referencias históricas y contemporáneas. En numerosas ocasiones ha admitido su afinidad con la noción baudeleriana de la representación de la vida moderna, del ahora. Muchas de sus obras, a menudo de gran formato y montadas en cajas de luz -lo cual subraya el carácter mágico de sus fotografías-, beben de la fuente de la pintura. Hay dos imágenes que resultan altamente esclarecedoras del trabajo de Jeff Wall, su pasión por la pintura y por las referencias de la historia del arte. "A sudden gust of wind", una obra realizada en 1993, está inspirada en un grabado del artista japonés del XIX Hokusai. Era una imagen del monte Fuji de Japón. Wall sustituyó el monte por una suerte de vacío. En el primer plano vemos a una serie de personajes que tratan de aguantar los embates del viento. éste fuerza a los personajes a adoptar posturas extrañas, cercanas a lo barroco en el contexto de un paisaje con río que bien podría parecer una imagen de la Arcadia clásica. La obra es el resultado de un cuidada puesta en escena, con actores que practican posturas que luego han sido atentamente analizadas digitalmente. El otro trabajo es "Odradek", que es el nombre de un personaje protagonista de un relato corto de Kafka, un personaje que habita en la cotidianeidad de un hogar cualquiera, de una arquitectura cualquiera pero una arquitectura a la que el artista hará referencia en tanto que se encuentra en un proceso de cambio, en el tránsito entre la arquitectura tradicional a aquella impulsada por los grandes nombres de la arquitectura del XX, en especial Mies Van der Rohe, a quien significativamente rendiría homenaje más adelante con una pieza realizada en Farnsworth House en 1999.

La exposición de Shaulager, el centro diseñado por el equipo suizo Herzog & De Meuron, es la más amplia presentación jamás realizada en torno al trabajo de Jeff Wall e incluye obras de todos los periodos. Se trata, evidentemente, de una de las grandes citas de la temporada.