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Usted ha visto la foto más famosa de Robert Capa. Muerte de un miliciano representa para muchos la imagen de la Guerra Civil Española. Algunos ven en ella el símbolo de todas las contiendas. "La Gioconda del Periodismo", afirmó Michel Lefevre, comisario de la mayor retrospectiva organizada en España sobre el considerado unánimente como el primer reportero de guerra de la Historia

Pues bien, 'muerte de un miliciano' es un fraude, lo que hoy entraría dentro de la categoría de fake news.

Así lo delatan las cartelas que acompañan a la foto en Robert Capa ICONS, que puede verse en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, hasta el 25 de enero. Una exposición notable no sólo por el número de piezas (250) procedentes de la Golda Darty Collection y de los archivos de Magnum Photos, la agencia cooperativa que fundó Capa con otros grandes reporteros como Henri Cartier Bresson o David Seymour.

Es probable que Robert Capa hiciera su foto más famosa el 5 de septiembre de 1936. El lugar de la toma ha sido localizado en Espejo, cerca de Córdoba, donde no había combates. Durante un tiempo se identificó al miliciano caído, pero se ha demostrado que era una pista falsa. Lo más probable es que los milicianos organizaran una escena de combates para los fotógrafos, Robert Capa y Gerda Taro. Esta impresión, muy antigua, fue hecha a partir del negativo original perdido, como se aprecia en las rayaduras. Procede del archivo de Life y se utilizó varias veces, como indican las distintas anotaciones a ambos lados", leemos en la nota de información.

¿Una escena? Esto es, un montaje. Me quedo con hambre de saber.

Mucho detalle técnico, eso sí: "Esta foto tiene el mismo formato 24 x 36 que su primera publicación en Vu. Otras impresiones originales son más altas, sobre todo la publicada en Life, señal de que el negativo procede de una cámara de 6 x 6 y la altura de la impresión depende de las dimensiones del papel".

En el otro cartel se lee: "La foto más famosa de Robert Capa sigue siendo un misterio. Lo que se sabe es que tanto Capa como Taro se encontraban en el lugar de los hechos, y que la fecha de la toma, al parecer, fue el 5 de septiembre de 1936. Se desconoce la identidad del miliciano. Sí se ha identificado el lugar en el que fue hecha, gracias al investigador español, José Manuel Susperregui: se trata de Espejo, un pueblo cerca de Córdoba donde en esos momentos no se combatía. Por ello, los milicianos interpretaron una escena bélica para los fotógrafos". ¿Como que no se combatía? Entonces, el miliciano muere ¿o no?

Madrid, España, noviembre-diciembre de 1936. © Robert Capa / Centro Internacional de Fotografía / Magnum Photos

Un momento. ¿Dos fotos? ¿Dos formatos? ¿Dos fotógrafos? Gerda Taro tenía 25 años cuando halló la muerte en Brunete , al ser arrollado su coche por un tanque republicano un 26 de julio de 1937, relató Life en una doble página dedicada a la primera reportera muerta en una guerra. Gerda Taro cubría la batalla de Brunete y se creía a salvo tras alcanzar la retaguardia republicana.

"Sus fotos fueron de las mejores que han llegado de España este último año", se lee en Life. La revista precisa que si la información de la Guerra Civil Española no está siendo correcta no es por falta de valor de los reporteros, "un puñado de los cuales han perdido sus vidas en la contienda".

Ayer como hoy… Leemos Life de aquel verano del 37: "La guerra moderna utiliza la propaganda como un arma. Y ambos bandos en España censuran informaciónes y fotografías. Francamente, Gerda Taro era una propagandista de los leales [a la República]. Solo tomaba fotos desde detrás de las líneas del Gobierno. El periódico de París [para el que trabajaba] era el comunista Ce Soir. El año pasado se casó con un fotógrafo llamado Robert Capa, cuya foto de la muerte de un miliciano fue destacada en el ejemplar de Life del 12 de julio".

Ese ejemplar del Life está en la vitrina de al lado. La imagen de Capa ilustra un balance del primer año de la contienda. El pie de foto dice: "La cámara de Robert Capa captura el instante en que un soldado español es derribado por un balazo en la cabeza en el Frente de Córdoba".

En la misma vitrina puede verse un ejemplar de Vu con fecha de 23 de septiembre de 1936. Es una doble página sobre nuestra guerra civil. En la página impar, cinco instantáneas de españoles que huyen, cuatro con niños en brazos. Cuatro está firmadas por Capa. La página par –Cómo cayeron– está compuesta por dos imágenes horizontales, tomadas visiblemente en el mismo lugar.

La de arriba es 'muerte de un miliciano', la de abajo es otro miliciano cayendo en el mismo sitio que la cálebre. Llevan un pie de foto común: "… pecho al viento, fusil en la mano, descendían una pendiente cubierta de rastrojos. De repente, su marcha se interrumpe, una bala ha silbado, una bala fratricida, y su sangre, bebida por su tierra natal".

Tras ver la exposición del Círculo de Bellas Artes, he consultado el artículo de José Manuel Susperregui, al que se menciona en el segundo cartel. Fue publicado en 2016 en Communication & Society y se titula "Localización de la fotografía Muerte de un miliciano de Robert Capa". Les animo a leerlo. Es apasionante aunque académico y largo (27 folios).

Susperregui, profesor de Comunicación audiovisual en la Universidad del País Vasco, cuenta que Capa llegó a Barcelona a principios de agosto del 36, como reportero gráfico de Vu, acompañado de Gerda Taro. Fue la primera de sus nueve visitas a España y la más decepcionante: "Tuvo que recorrer desde Barcelona hasta Córdoba para encontrar un frente activo".

Pasó por Aragón y Madrid. Encontró, por fin, acción en Cerro Muriano. "Antes estuvo en la localidad cordobesa de Espejo, donde fotografió a un grupo de milicianos entre los que se encontraba el que aparece en la famosa foto".

"Después marchó a París, publicó las fotos de Espejo y Cerro Muriano en Vu", donde "aparecen dos milicianos muertos en dos fotografías diferentes que comparten el mismo encuadre. La relación de ambas imágenes es tan absurda que inmediatamente delata la escenificación de las mismas".

Susperregui recoge dos declaraciones del propio Capa a un diario y a una emisora neoyorquinos. A cual más increíble. En la primera, Capa aprieta "mecánicamente el disparador" tras oir la ametralladora y espera "durante horas hasta la noche y que cesara el fuego para ponerse a salvo" tras "cruzar a rastras el terreno desigual".

En la segunda, Capa habla de "milicianos que avanzan hacia la ametralladora" en repetidas ocasiones para ser "acribillados". Asegura que "la misma escena se repitió tres o cuatro veces. A la cuarta, me puse la cámara sobre la cabeza sin mirar siquiera y cuando se acercaban a la trinchera hice la foto".

Capa habla solo de una foto, pero a Susperregui no se le ha olvidado la existencia del segundo miliciano muerto que aparecía en la primera edición, la de Vu: "¿Cómo es posible que, poniéndose la cámara sobre la cabeza, sin mirar por el visor y en plena refriega, fuera capaz de sacar dos fotografías con el mismo encuadre?"

Ahorro al lector los detalles del proceso de localización del terreno de los hechos, en Espejo, a 53 kilómetros de Cerro Muriano. Ahora bien, la batalla en Espejo no empezó hasta el 22 de septiembre y concluyó tres días más tarde, coincidiendo con la publicación de 'muerte de un miliciano' en Vu.

Una foto mítica, un negativo perdido, una sospecha personal. Hace años, estaba viendo en la mesa de luz unas diapositivas de agencia, selecionadas para un reportaje en el Magazine de El Mundo. Fernando Múgica, gran reportero con experiencia en varias guerras, me dijo tras un mero vistazo: "Iñaki, desconfía de todas las fotos de guerra en las que el fotógrafo esté en la línea de tiro".

Susperregui concluye: "El miliciano estaba mirando a Espejo desde el interior del perímetro defensivo republicano. Si la fotografía fuera verdadera, el tiro hubiera sido disparado desde la línea de defensa republicana".

Finalmente, Cynthia Young, curator del Archivo Capa en el International Center of Photography, había admitido que "la prueba de que Muerte de un miliciano fue fotografiada en Espejo era convincente e incluso persuasiva".

Esta declaración hecha a The New York Times llevó al diario americano a publicar un editorial, ya en agosto de 2009. "Simular una fotografía de prensa sería un error terrible. La verdad sobre Muerte de un miliciano es especialmente importante. Es de suma importancia saber si este hombre cayó para no levantarse más o se levantó y se marchó".

Para mí, también. Y por eso, opino que la exposición del Círculo de Bellas Artes no debería haberse limitado a señalar las dudas sobre la localización de la foto. Porque si Capa hizo su foto en Espejo, donde no se combatía, el miliciano–símbolo–de–la–guerra–civil es una falsificación de libro.

En contraste, la muestra es mucho más completa al abordar el otro icono made in Capa, las fotos del Desembarco aliado en Normandía. Sí, Capa estaba allí y sacó las únicas fotos del Día D. Entre ellas, la del soldado Edward K. Regan, del 116 de infantería, con el agua al cuello, una imagen borrosa del único protagonista identificado en las primeras horas del 6 de junio de 1944.

Las tropas estadounidenses desembarcan en la playa de Omaha el Día D de Normandía, Francia, 6 de junio de 1944. © Robert Capa / Centro Internacional de Fotografía / Magnum Photos

Lo que Capa hizo fue engordar el relato acerca de cómo disparó aquella foto. Dio a entender que había llegado a Omaha Beach con la primera oleada de soldados norteamericanos. "Me puse a hacer fotos durante una hora y media, hasta quedarme sin película".

Durante años, se ha contado que de todas las fotos que tomó Capa sólo se salvaron 11. Las demás se estropearon en Londres, donde un ayudante de laboratorio de Life habría fundido los negativos al secarlos tras el revelado.

En realidad, Capa no desembarcó con la primera oleada sino con la tercera. Eran las 7.30 de la mañana y Omaha Beach seguía siendo un infierno bajo el fuego de las defensas alemanas. Temblando de frío y miedo, según sus propias palabras, Capa llegó a la playa, intentó cavar un agujero, fracasó y viendo un barco aliado que recogía heridos, logró subirse a bordo. Eran las 7:47 según dos testimonios. Una vez en Inglaterra entregó al ejército todos los carretes de fotos que llevaba. Sólo en un uno de ellos había fotos…

Todos estos detalles se pueden ver en una salita del Círculo donde se proyecta este magnífico video de Le Monde.

Al lado, las fotos, los contactos y el Life del 19 de agosto donde se publicó la exclusiva.

Robert Capa se llamaba en realidad Endre Erno Friedmann y había nacido en Hungría en 1913. Tras pasar por Berlín llegó a París, donde conoció a una fotógrafa alemana llamada Gerda Pohorylle. Fue esta quien creó la marca Robert Capa, supuesto reportero americano que cobraba el triple por foto publicada. En un principio, ambos utilizaban el mismo pseudónimo. Descubierto el engaño, Gerda se cambió el apellido por el de Taro.

Antes de la Guerra Civil Española, Friedmann–Capa ya había logrado un scoop, al retratar a Leon Trotski en un mitin en el que tenían prohibida la entrada los periodistas. Desesperado tras la muerte de Gerda Taro en España, Capa aceptó viajar a China para fotografiar la invasión japonesa. Huyendo del nazismo, se refugió en Estados Unidos. Regresó a Europa en 1941.

Convertido en una celebridad del periodismo, Capa no solo desembarcó en Normandía, sino que entró en París con las tropas que liberaron la capital francesa. Cubrió la primera guerra árabe–israelí, acompañó al escritor John Steinbeck en un viaje por la URSS, gran éxito de Magnum. Murió en Indochina, adonde había acudido sin muchas ganas para sustituir a un compañero al pisar una mina en 1954. Acompañaba a una patrulla francesa en un arrozal.

Pablo Picasso en su estudio de la calle Grands Augustins, pocos días después de la liberación de la ciudad. París, Francia, 2 de septiembre de 1944. © Robert Capa / Centro Internacional de Fotografía / Magnum Photos

El nombre de Robert Capa está asociado a la foto de guerra en blanco y negro. Aunque fue un pionero de la fotografía en color, que empleó por primera vez en China. Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, se estableció en París, donde retrató a Picasso y Hemingway y fotografió para Holliday las playas de Biarritz, los casinos de Deauville y los desfiles de moda.

Vale la pena repasar su vida y sus fotografías en la exposición del Círculo. Demuestran que se puede ser un gran reportero y, a la vez, firmar una de las fake news más groseras de la historia. "En una guerra hay que aborrecer o querer a alguien, o como mínimo tomar postura, si no, no aguantas lo que pasa", confiesa Capa en una de las paredes.

Quizá sea menos conocida que la frase que explica su leit motiv: "Si tus fotos no son suficientemente buenas es porque no estás lo bastante cerca". Pero, sin duda, es reveladora.