
Duane Michals: 'El hombre iluminado', 1968. Foto: Duane Michals Inc. / Cortesía de Admira Milano
Duane Michals, pionero de la fotografía conceptual, desde la fotonovela y el espiritismo
El fotógrafo presenta, en el marco del festival PHotoEspaña, una importante retrospectiva en la Fundación Canal que desafía las convenciones del medio fotográfico.
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El trabajo de Duane Michals (McKeesport, Pensilvania, 1932) se ha visto mucho en España, gracias en buena parte a la italiana Enrica Viganò, quien, antes de esta retrospectiva, había impulsado otras tres exposiciones suyas aquí: en el Reina Sofía (1998), en la Sala Municipal de San Benito en Valladolid (2015) y en la Fundación Mapfre de Barcelona (2017), con itinerancias varias.
A estas alturas cualquier aficionado reconoce su categoría de pionero de la fotografía conceptual y conoce los rasgos de su muy personal estilo. Por ello querría centrarme sobre una cuestión basal: el aprovechamiento de una serie de prácticas artísticas y comunicativas que transforma para convertirlas en herramientas expresivas que supusieron en su momento un desafío a las convenciones del medio fotográfico.
Opuesta al “instante decisivo”, la narración por medio de secuencias de imágenes, que empezó a desarrollar en 1966, es seguramente la principal aportación de Michals a la fotografía artística. Pero no era una estructura del todo original. La secuencia, utilizada en el arte desde tiempos remotos, es un sistema significante que sigue el principio de la sucesión cronológica para hacer visible el desarrollo de una acción, poniendo en juego una sintaxis elíptica: la ilusión de continuidad se crea en el espectador cuando éste ejerce lo que Gombrich llamó “tendencia a completar”. Tuvo su culmen en el Medioevo y en tiempos modernos sobrevivió en el medio de la estampa: en la ilustración científica o en la ilustración gráfica popular (en los pliegos de cordel).
Y en esos mismos ámbitos “marginales” hizo entrada en la fotografía, siempre asociado, como en la obra de Michals, a textos. Cuando él empezó a componer sus secuencias, el formato tenía gran difusión en la prensa ilustrada y en la fotonovela, derivación de la cine-novela a la que Alain Robbe-Grillet había otorgado estatus artístico a principios de esos años sesenta.
Las secuencias de Michals son anteriores a otras de artistas con diferentes intenciones como, Vito Acconci, Victor Burgin o, ya con asimilable propósito narrativo, David Lamelas, Sophie Calle o Tracey Moffat. Algunos de ellos le siguieron también en otra de sus innovaciones: la inclusión de textos en las fotografías, lo que atentaba contra la pureza y la autosuficiencia del medio.

Duane Michals: 'Al final del tiempo, 2023'. Foto: Duane Michals Inc. / Cortesía de Admira Milano
Michals parte de un elemento ya bien ensayado en el reportaje gráfico periodístico, el pie de foto, pero le otorga otro papel: en lugar de explicar lo que vemos en la imagen, nos indica lo que no está en ella, como declara la obra Hay cosas que no se ven en esta fotografía (1977). Los textos fueron creciendo y, según él mismo afirma, adquiere por vez primera la misma importancia que la imagen en Una carta de mi padre (1975).
Ya a comienzos de esa década, desde la semiótica, autores como Leroy Searle, Allan Sekula, Peter Wollheim o Jean Baudrillard hablaban de la fotografía como lenguaje, comparándolo al verbal y lanzándolo al terreno del debate de las ideas. Duane Michals consolida su propuesta en ese contexto pero se centra en la experiencia personal: somática, biográfica y espiritual.

Duane Michals: 'El hombre desafortunado', 1976. Foto: Duane Michals Inc. / Cortesía de Admira Milano
En la primera, lo más interesante –lo mejor de toda su producción– son los enredos perceptivos, muchos con estructura circular y con incorporación de reflejos y del recurso clásico del “cuadro dentro del cuadro”. Son obras en las que plantea los laberintos de la representación, como Las cosas son raras (1973), El espejo de Alicia (1974), El espejo mágico de la incertidumbre del Dr. Heisenberg (1998), todas expuestas.
En lo biográfico destacan las fotografías comentadas sobre su familia y su casa, en las que compagina nostalgia y dolor, y que junto a otras en las que hace referencia al racismo y la guerra, muestran la faceta más social y menos conocida de Michals.

Duane Michals: 'Autorretrato como unicornio', 2022. Foto: Duane Michaels / Admira Milano
Y en cuanto a la por él reivindicada vocación espiritual de su trabajo, en obras sobre la muerte y seres angélicos o diabólicos, es preciso de nuevo recordar prácticas fotográficas previas para entender sus características, como la exposición múltiple, la sobreexposición o los movimientos de la cámara para obtener imágenes borrosas: no puede negarse su deuda con la fotografía espiritista decimonónica, que a menudo usaba la secuencia para “demostrar la verdad” en las apariciones o las sesiones mediúmnicas, o incluso con el cine fantástico de Georges Méliès.