Image: El arte calienta motores en Lisboa

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Arte

El arte calienta motores en Lisboa

17 mayo, 2017 02:00

Vista de sala de la muestra de Carlos Garaicoa en el MAAT

Con motivo de la celebración de ARCOlisboa, el Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT) de la capital portuguesa estrena exposiciones de João Onofre y Carlos Garaicoa.

Mañana abre sus puertas la esperada segunda edición de ARCOlisboa, la sucursal portuguesa de la feria internacional de referencia en España, que tan buen sabor de boca dejó el año anterior en la ciudad del Tajo. Ya advertían los galeristas portugueses del atractivo de su capital y del crecimiento del turismo y la oferta artística, aumento que sigue al alza y que, dada la importancia de la cita, se articula en torno a ARCOlisboa con multitud de eventos de toda índole. Este es el caso de uno de los últimos activos en sumarse a la lista de paradas artísticas obligadas de la capital, la ampliación del Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología (MAAT), que desde finales del año pasado se integra al extenso conjunto de construcciones culturales del área de Belem, a las afueras de Lisboa.

Dotado de dos espacios expositivos antagónicos, un edificio moderno con forma de ola y construido a base de 15.000 piezas de cerámica, y el recinto fabril de la antigua central eléctrica de la ciudad, en la que se combinan las muestras con la maquinaria restaurada; el ambicioso complejo de la Fundación EDP aprovecha la efervescencia artística generada por ARCO para inaugurar dos exposiciones que se unen a las cuatro que ya ocupan sus diversos espacios.

La almeja de cerámica blanca del MAAT, que se inclina majestuosamente sobre el Tajo arrancándole brillantes reflejos, incluye en su interior cuatro espacios diferentes de alrededor de 3.000 cuadrados, la galería oval, la galería principal y las salas de vídeo y proyectos. Es en esta zona oval, de 800 metros cuadrados de espacio, donde ha montado su intervención el artista cubano Carlos Garaicoa. En Yo nunca he sido surrealista hasta el día de hoy, título que califica de "juego de palabras teatral", Garaicoa construye ad hoc para el espacio, siguiendo la filosofía del centro, un jardín a escala real integrado por casi un centenar de plantas de más de 15 especies, que utiliza la luz parpadeante de multitud de farolas y semáforos para explorar "la tensión generada por la luz eléctrica en este pequeño paraíso, la invasión de la mano del hombre en la naturaleza", explica.

"Esta es una obra con una existencia anterior, pues la idea parte de una pieza previa de 2008", reconoce el artista, "aunque entonces solo era una maqueta, que ahora forma parte del archivo del Museo de Arte Contemporáneo de Montreal". Pero en este caso, la maqueta de Garaicoa ha crecido hasta alcanzar la escala 1:1. "Aquí la concreción de la obra es absolutamente diferente, porque este trabajo", que estará expuesto hasta el próximo 18 de septiembre, "es transitable y el público puede interactuar con él. Se trata de un jardín un poco distópico que refleja que en el mundo del arte estamos llenos de teatralidad", concluye el artista.

Vista de sala de Untitled (Orchestral) de João Onofre

Hasta esa misma fecha estará expuesta la muestra Untitled (Orchestral), del artista portugués João Onofre, referente del arte en su país. Comisariada por Benjamin Weil, la muestra es una instalación performativa site-specific realizada en la sala de calderas de la antigua central termoeléctrica, que durante la primera mitad del siglo XX surtió a toda la región lisboeta. Su obra multimedia se inspira en la historia de la zona como una fuente clave de la luz de Lisboa, y como muestra de la tecnología más avanzada, representada en la imponente presencia de las monumentales calderas y de los gigantescos ventanales acristalados. Usando el sol como fuente de luz y energía, Onofre reinventa el concepto de central eléctrica, esta vez de usarlo como escenario e instrumento.

Además, continuando su trabajo de investigación sobre la relación entre sonido y espacio, Onofre crea también una actuación sonora en tiempo real generada por el trazado del sol y la intensidad de sus rayos. Estos dos elementos activan una orquesta de instrumentos de percusión computarizados escondidos por todo el espacio, en lo que supone una reflexión sobre el paso del tiempo y el cambio de las estaciones. A medida que los rayos inciden sobre los diversos elementos de las calderas, producen una panoplia de sonidos que han sido preparados por el artista en colaboración con el reconocido percusionista Miquel Bernat.

Estas dos muestras, junto con las ya estrenadas en ambos espacios: como las colectivas Utopía/ Distopía y O que eu son o la individual APQHOME - MAAT, de la también portuguesa Ana Pérez-Quiroga, cuya visualización incluye un proceso de inmersión consistente en pasar dos noches en el museo; son la apuesta del MAAT para calentar motores antes de la inauguración de ARCOlisboa, evento que convierte durante mayo a la capital lisboeta en capital mundial del arte contemporáneo.