Image: El Divino Morales, trazos de devoción

Image: El Divino Morales, trazos de devoción

Arte

El Divino Morales, trazos de devoción

30 septiembre, 2015 02:00

Vista de la exposición en el Museo del Prado

El Museo del Prado inaugura una monográfica de Luis de Morales, apodado el Divino. Las dos obras donadas por Plácido Arango se muestran por primera vez junto a las 19 de la pinacoteca madrileña y a las 35 procedentes de otros museos nacionales e internacionales. Hasta el 10 de enero.

Fue en 1917 cuando el Museo del Prado le dedicó a Luis de Morales (1509-1586) una monográfica. Ahora, casi 100 años después de aquel momento, la figura del artista apodado como el Divino vuelve a reivindicarse en la pinacoteca madrileña. Maestro de retablos, se sabe que pintó alrededor de 20 pero son pocos los que se conservan, y pintor de tablas devocionales, las dos obras donadas por Plácido Arango se muestran por primera vez junto a las 19 de la pinacoteca madrileña y a las 35 procedentes de museos nacionales e internacionales. La muestra, organizada junto al Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museu Nacional d'Art de Catalunya y patrocinada por la Fundación BBVA, se verá hasta el próximo 10 de enero.

Esta muestra se entiende como la recuperación de una figura clave en el Renacimiento español pero en ocasiones olvidada. El lapso de tiempo entre una exposición y otra, en palabras del director del museo Miguel Zugaza, es "un dato revelador del lento discurrir del arte español". Por eso, hay que celebrar la originalidad de un maestro que "durante todo el siglo XVII fue ninguneado", apunta el director adjunto Miguel Falomir. En una época en la que en Renacimiento se veía como algo propio de Italia, "los artistas españoles consiguieron imprimir su seña de identidad y alejarse del estilo italiano sin caer en el paganismo", continua.

El Nacimiento de la Virgen, h. 1562-67, de Luis de Morales

La obra del artista fue ampliamente difundida gracias a su taller pero, al mismo tiempo, fueron muchas las copias que se hicieron de sus cuadros. De hecho, en 1961 Gaya Nuño criticaba estas copias que ocultaban su valía. Por esta razón, esta exposición muestra las obras que dejan ver su "construcción y tratamiento minucioso", apunta Leticia Ruiz, jefe del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo del Prado y comisaria de la exposición. "Su espiritualidad recoge la espiritualidad de otro momento y lugar", dice.

Y es que las obras del Divino Morales no se pueden desligar de su carácter religioso. En algunas ocasiones, el tema y protagonista de sus lienzos es recurrente. Y en otras, pintó dos y hasta tres veces el mismo motivo o protagonista pero con mínimas variaciones de manera que, colocados al lado, "se aprecian los diferentes matices que ayudan a aprender a mirar y educar el ojo del espectador", apunta Ruiz. Es el caso de dos pinturas de San Esteban o las tres la Virgen con sombrero.

La exposición se abre con una obra de 1546 en la que una virgen de brazos abiertos recibe al espectador. Iconos perdurables trata de introducirnos en las creaciones iconográficas más conocidas del artista. Bustos de medio cuerpo sobre fondos negros pensados para oratorios y capillas privadas. En torno a la Virgen y el Niño hace hincapié en la infancia de Cristo mostrando uno de los temas más representados por el artista con las que consigue una construcción delicada.

Cristo presentado al pueblo, h. 1570, de Luis de Morales

La documentación histórica determina que la producción de retablos del artista fue abundante. Para estas obras recurrió a la ayuda de su taller y, sin embargo, la Guerra de la Independencia, la Guerra Civil y los conflictos con Portugal hicieron que muchos de ellos fueran destruidos. También se muestran los dos únicos dibujos que se le pueden atribuir al artista renacentista español. Así, el recorrido concluye con San Juan de Ribera, el "último patrono de Morales", apunta Ruiz.

El artista hizo fortuna en vida, al igual que otros artistas de calado, y a pesar de su calidad y minuciosidad artística nunca trabajó para Felipe II ni hizo obras para El Escorial. Pero es conocido que, en una ocasión, el rey y el pintor se encontraron. Felipe II le dijo al artista que le veía viejo y este respondió que viejo y pobre. Este último le concedió una pensión...

@scamarzana