Elba Benítez. Foto: Valentín Vallhonrat

Es una de las galeristas más respetadas de nuestro país, un nombre asociado al rigor y a la innovación con la que se ha labrado, también, un sólido prestigio internacional. Este mes, Elba Benítez celebra sus 25 años de carrera con una de las exposiciones más especiales del arranque de temporada artística en Madrid, que se expande más allá de esta mítica galería. Hablamos con ella de galerismo y de arte español.

Es exigente, tenaz, intuitiva. Una de esas personas de ojo clínico, que aplica conceptos, reúne datos, observa opciones, refuta hipótesis... Recopila y saca conclusiones. Se nota que Elba Benítez estudió sociología y que tiene interiorizados sus métodos de trabajo. Al arte aterrizó acompañada de un cambio vital y la idea de expandir esa afición que le había acompañado desde siempre. También, tras fijarse en un local con grandes ventanales en el patio de San Lorenzo 11, en un barrio de Chamberí entonces vacío de galerías. Allí, un 26 de abril de 1990 nacía la galería que lleva su nombre, hoy una de las referentes del contexto artístico nacional e internacional que cumple 25 años.



Pese a su procedencia y acento canario (aunque en su tierra le dicen que suena "muy peninsular"), Elba Benítez siempre tuvo claro que el lugar para lanzarse al galerismo era Madrid, un destino que también habían elegido ya otras galerías como las de Juana de Aizpuru y Pepe Cobo dejando atrás Sevilla, y Fúcares buscando una alternativa a su sede de Almagro. Fueron sus vecinos más cercanos hasta que en 1998 Heinrich Ehrhardt se mudara al local contiguo al suyo. "¡Y no me he equivocado!", dice. "No olvido mis raíces, y en Madrid yo soy 'de la periferia', pero si hay un sitio con mayor posibilidad de conexiones internacionales y donde las ideas pueden florecer es aquí".



No le tiembla la voz al decir que todo lo que sabe lo ha aprendido de los artistas. "Es lo mejor de todos estos años, trabajar con ellos 'a pie de obra'. Mientras me dejen quiero estar cerca del proceso de creación". ¿Y lo peor? "La supervivencia económica, porque mantenerte en España con nuestro programa de galería y trabajando con artistas que no son fáciles dentro del mercado es duro, especialmente estos años".



Pese a las dificultades, su apuesta por el arte conceptual, el diálogo que éste establece con la arquitectura y su enfoque al arte latinoamericano la ha colocado en un lugar privilegiado en la esfera internacional. En octubre la veremos en la feria Frieze de Londres, acompañada sólo de otras dos galerías españolas, Juana de Aizpuru y MaisterraValbuena. Una feria que ya la premió en 2013 con el mejor estand en su edición neoyorquina, con un solo dedicado a Carlos Bunga. Un año más tarde, se llevó el premio Ron Barceló/ARCOMadrid por la mejor exposición del año, la que dedicó a Ignasi Aballí, su talismán.



El futuro de la galería pasa por reconvertirse en un lugar para gestionar la carrera de los artistas"

Es el artista más veterano de su cantera, el que la acompaña desde la primera exposición celebrada en 1990. Es, también, el que ha dado título a la exposición que celebra estos 25 años, con uno de sus listados. Una exposición que la galerista ha orquestado siguiendo su pulso autobiográfico. "De Aballí está Luz (ventanas), de 1993, realizadas con luz solar sobre cartón. Hay maquetas de Carlos Bunga de 2002 o una de las obras míticas de Cabello/Carceller, del 96. También hay obra nueva, como la de Francesc Torres, un vídeo titulado ¿Qué sabe la historia de morderse las uñas?, y la de Fernanda Fragateiro que revisa la obra de Lygia Clark y su relación con la arquitectura. De Carlos Garaicoa vemos Escala 1:1, de este mismo año. Además, hemos salido de la galería ocupando tres espacios del barrio: la librería Paradox, la oficina Bankinter de Fernando VI, y en el estudio de San Lorenzo 5", explica. Además, el homenaje se expande a Bilbao, al espacio de la galería CarrerasMúgica, quien también dedica una exposición a los artistas de Elba Benítez.



Vista de la instalación Mirar (El otro lado), de Ignasi Aballí (2013). Foto: Luís Asín

Galería extramuros

No es la primera vez que esta galerista expande su trabajo extramuros. En 2003 dirigió el proyecto editorial Revisitar Canarias, en el que invitó a un selecto grupo de artistas (Olafur Eliasson y Montserrat Soto, entre ellos) a fotografiar las islas Canarias. En 2008, la galerista invitó a Jorge Pardo a rediseñar un apartamento contiguo a su casa en Gran Vía, una obra que es mitad diseño y mitad escultura. En 2013, dio un paso más, enrolándose en la promoción del arte más joven junto a la firma textil Kvadrat.



En estos años, dice haber visto crecer mucho el arte español aunque también ver enquistados algunos valores tradicionales asociados a las galerías: "Todavía hay espacios que siguen funcionando con el modelo de establecimiento que describía Gustave Flaubert en La educación sentimental, como un espacio donde se reúne lo selecto de la sociedad, con una aparente neutralidad ideológica donde se comercializa un trozo de 'gloria' para decorar los espacios domésticos de la burguesía... A veces olvidamos el papel transgresor y cómplice que las galerías tenían con los artistas en los años 60 y 70. ¡Hay algo más radical que aquellas exposiciones que planteaban Hans Haacke o Vito Acconci!".



- Dé un paso más hacia ese futuro. ¿Cómo ve la profesión?

- Desde hace tiempo pienso que la galería debería reconvertirse en un lugar para gestionar la carrera de los artistas y para producir sus obras, pensando que la exposición no es el fin de un proceso sino parte de un diálogo. Ésa es nuestra filosofía y el modelo con el que nos hemos ido afianzando: pensar en la galería como una productora de arte, como un laboratorio de ideas.



- ¿Cómo elige a los artistas? ¿Qué tiene más peso, el currículo o el descubrimiento?

- Mi acercamiento a los artistas siempre ha sido mucho más instintivo que racional, aunque trabajo en dos líneas diferentes; con artistas que apenas tenían trayectoria cuando contacté con ellos, como Carlos Bunga, que conocí en Manifesta 2004 o Fernanda Fragateiro, y con otros como Cristina Iglesias que en 1999 partició en Colaboraciones: arquitectos/artistas, ya era una artista reconocida, o Lothar Baumgarten, a quien conocí con una trayectoria ya hecha, con varias documentas, y fue muy generoso al aceptar la invitación de la galería.



Exposición The Sky is Blue in some Other Way (2014). Foto: Luís Asín

- Hablemos de mercado. ¿Cómo ha cambiado?

- Mucho. Cuando abrí, la actividad comercial se realizaba en la galería. Cuando los clientes querían adquirir obra o seguían a un artista siempre venían a vernos. Hoy todo eso se ha trasladado a las ferias. Son el nuevo centro del mercado del arte: es el lugar donde el artista se promociona, se vende y gana visibilidad.



- Pero, ¿hay negocio para tanta feria? Sólo este mes coinciden más de diez en la agenda, desde Zona Maco Foto en México, la que se estrena este año, a las más cercanas en Madrid, como Summa y Estampa...

- La proliferación de ferias es una consecuencia de los tiempos que vivimos. En el caso de España, desde la crisis económica, las ferias han sido un medio de sobrevivir en Madrid, porque el mercado del arte español es muy pequeño e insuficiente para absorber la producción artística de nuestros artistas. Y además, está enfocado en la adquisición de pintura... No queda otra que salir fuera.



La educación visual en España es muy pobre. Hay dinero, pero poco interés y mucho desconociemiento"


- Y el perfil de coleccionista, ¿sigue siendo el mismo?

- Ahora es más abierto y joven que antes, aunque los coleccionistas que conocí al inicio de la actividad de la galería también han cambiado; sus adquisiciones se han internacionalizado y han evolucionado adquiriendo obras que inicialmente no contemplaban, como el vídeo, la fotografía, la escultura no tradicional... Todos viajan a las ferias, a las bienales y se informan con entusiasmo. Aunque una figura reciente que no existía hace 25 años es el art advisor, el asesor de colecciones. Los que son buenos, son una gran ayuda para las galerías y el coleccionista, aunque seguramente sea la figura más arribista de la profesión. Muchos trabajan bajo esa marca con la única experiencia de haber pasado un par de años por una galería...



- ¿Es caro el arte español?

- Te diré que yo no sé explicar por qué una obra de un artista como David Goldblatt vale 6.500 euros y una fotografía de un artista joven español, sin presencia en el mercado internacional, triplica esa cifra...



- ¿Cómo darle la vuelta al escaso coleccionismo que hay en España?

- La educación visual en España es muy pobre. No hay incentivos desde la administración ni medidas fiscales óptimas por parte este gobierno disuasorio. No se ha hecho nada desde la política para que los artistas puedan vivir de su trabajo en nuestro país. No hay legislación que respalde todo eso. Aquí hay dinero, pero poco interés y mucho desconocimiento. Hay actividades de ocio que son mucho más caras que la compra de una obra de arte. Los museos están cumpliendo una función ejemplar llevando el arte contemporáneo a un público cada vez mayor y más diverso, pero falta mucho por hacer.



@bea_espejo