Si yo fuera..., 2010. Fotografía: Ricardo Cases

Matadero. Paseo de la Chopera, 14. Madrid. Hasta el 13 de marzo

El movimiento circular es el eje constructivo de la videoinstalación Off escena con la que Cabello/Carceller transforman una vez más Abierto X Obras, consolidado ya como el espacio de producción más interesante en Madrid. Al entrar, la instalación en diagonal de un escenario nos obliga a girar, rompiendo la rígida estructura ortogonal tan presente en esta sala de columnas, para desembocar en otra platea con amplias gradas desde la que podemos ver, comentar y compartir la ficción en vídeo rodada en estas mismas instalaciones.



Como en El Caso Céspedes, presentado hace meses en el CAAC sevillano, las artistas vuelven a utilizar los espacios de la institución museística para alojar en el cubo blanco un testimonio vivido. Continuando Céspedes, que terminaba con un plano muy largo de formas circulares, en el vídeo Si yo fuera, al principio, un travelling en 360 grados anticipa la condensación centrípeta que irán cerrando las actrices imprevistas: rodeando el espacio, enarbolando su bandera con el movimiento sin fin de la hipérbola y cantando abrazadas en el círculo de la solidaridad.



El poder del centro, forma simbólica ancestral y, como es sabido, desarrollada en su vertiente oval a modo de iconografía militante en el arte feminista contemporáneo, les está sirviendo a Helena Cabello y Ana Carceller como una herramienta extraordinaria para ampliar su discurso de resignificación postidentitaria, a la manera del eco de las ondas centrífugas sobre el agua. Su interés en hablar cada vez con más claridad, incluso pedagógica, sobre la subversión de la identidad del sujeto, sometido por la rígida hetero normatividad de la sociedad patriarcal a repetir patrones de comportamiento naturalizados, desde 2004 les condujo a rodar con jóvenes voluntarias los clichés de la masculinidad. Lo que comenzó como simulación de castings les llevó a reproducir fragmentos de filmes como La lista de Schindler (en Ejercicios de poder) y después a inventar el guión de Céspedes, la historia de la médico travestida del siglo XVI actualizado con una adolescente ambigua y narrado con una voz en off. Ahora, la teoría del género de Judith Butler sigue resultando útil en su traspaso político a otro grupo de excluidas: mujeres presas como las voluntarias de la cárcel de Alcalá Meco, que hacen de actrices en una breve función que llega a ser incluso un musical.



El atrezzo ha sido especialmente cuidado, con la intención de recrear una escenografía de tradición de izquierdas, con guiños al teatro de Bertold Brecht, y a lo que pudieran ser las reivindicaciones actuales: por ejemplo, el "don't ask" del eficaz puritanismo en el ejército estadounidense -que también ha merecido la atención de la última Butler (en Lenguaje, poder e identidad) y recientemente revocado por la ley Obama- ha sido traducido en positivo en la pintada "pregunta y habla". Y también la bandera con el rótulo "sujetos imprevistos" alude al texto del año 1972 de Carla Lonzi, Escupamos sobre Hegel, donde afirmaba "quien no pertenece a la dialéctica amo-esclavo toma conciencia e introduce en el mundo al Sujeto Imprevisto" y del que Cabello/Carceller se ocuparon como comisarias en su ensayo para la exposición Zona F (EACC de Castellón, 2000).



Como ya indicó Foucault, la prisión es una institución privilegiada de la expresión de las normas del poder y de los mecanismos de exclusión social. La popular canción "Si yo fuera rico …" cantada por estas mujeres, de varias generaciones y diferente y explícita orientación de género, que gracias a dejar su testimonio para la historia del arte contemporáneo consiguieron unos días de permiso fuera de las paredes de la cárcel, señala a los protegidos por la impunidad en la actual sociedad capitalista neoliberal. La marginación y el castigo con la privación de libertad también están feminizados en nuestro país: responde a un perfil de precariedad y a delitos menores asociados a drogas. Y es duro saber que económicamente sería menos costoso la integración mediante la habilitación de viviendas y ocupaciones remuneradas que mantenerlas encarceladas, ostentando lo que no debemos ser.



Helena Cabello y Ana Carceller son una de las parejas artísticas más interesantes de nuestra escena. Internacionalmente, han participado en la 5ª Bienal Ventosul, en Brasil, en la colectiva itinerante Nuevas Historias. A New View of Spanish Photography and Video Art (SEACEX), o en Global Feminisms, en el Brooklyn Museum de Nueva York. En marzo presentarán en la galería Elba Benítez un nuevo proyecto, Suite Rivolta, que se completará con conferencias y otras actividades didácticas.