Image: Holanda, reinventarse para sobrevivir

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Arte

Holanda, reinventarse para sobrevivir

¿De riqueza a tierra quemada? Roland Groenenboom repasa la actual situación de la escena artística holandesa

15 febrero, 2012 01:00

Wendelien van Oldenborgh: Supposing I love you. And you also love me, 2011 (Wilfredo Lentz Gallery)

Gracias a la colaboración de la Mondriaan Fund y la Embajada de los Países Bajos en España, 15 galerías holandesas llegan a ARCOmadrid 2012 con lo mejor de su artillería. El responsable de este viaje ha sido Xander Karskens (Breda, 1973), comisario del Museo De Hallen Haarlem. Como siempre, el programa Focus Países Bajos, que este año estará en el pabellón 10, al fondo, combina galerías consolidadas con otras más jóvenes. Y fuera del circuito más comercial, el colectivo de comisarios Latitudes ha montado un espacio para que el público se acerque a las instituciones neerlandesas. Aprovechamos la visita para saber más de este país de la mano del comisario holandés Roland Groenenboom.


Vivimos en tiempos difíciles. Tiempos en los cuales la palabra "crisis" sale en cada quinta frase de cualquier artículo que leemos en los periódicos. En Holanda el mundo del arte tiembla por el recorte de 200 millones de euros (de un presupuesto de 900 millones), anunciado y efectuado por el gobierno. Ese recorte, seguramente tendrá consecuencias en el paisaje artístico del país. De entrada, pone en peligro la existencia de muchos de los pequeños grupos de teatro, salas de exposiciones y orquestas regionales. Aunque también afecta a los museos más grandes, que siguen recibiendo apoyo del gobierno y a los que les falta ahora presupuesto adicional para realizar su programación de grandes exposiciones, organizadas para un público amplio, como exige la política cultural a los museos. Más visitantes es el lema de los políticos, mientras que los implicados en el mundo del arte saben que el progreso cultural pasa por la experimentación, por mantener una actitud vanguardista en lugar de una programación populista.

Uno de los luchadores por el experimento es Charles Esche, director del Van Abbemuseum de Eindhoven. Esche, de origen inglés, acaba de conseguir el 4° European Cultural Foundation Routes Prinses Margriet Award, un premio que, según el jurado, ganó por "su trabajo pionero en la redefinición de centros o museos de arte contemporáneo como espacios públicos donde se demuestra la fuerza y el valor del arte en relación al mundo contemporáneo". Es incomprensible que, al mismo tiempo, Esche tenga que luchar contra el ayuntamiento de Eindhoven, que le exige que haga exposiciones tipo blockbusters, para una mayor afluencia de público. Mientras, Esche piensa más en visitas que en visitantes y pone la atención en la formación y educación a largo plazo. A él le interesa más el tiempo que el visitante invierta en el museo. "Cuando llegué al Van Abbemuseum en 2004 -explica-, el objetivo fue renovar de manera radical la historia de la institución. Con los directores Jean Leering y Rudi Fuchs el museo fue una especie de laboratorio para las prácticas artísticas avanzadas. En los años noventa, se inauguró el edificio nuevo, más grande, pero la programación fue un poco menos arriesgada que antes. La vuelta a lo radical seguramente necesitaba un nuevo modo de trabajar. Para la colección y las exposiciones temporales trabajamos ahora más con artistas que están fuera del contexto occidental. Buscamos conexiones entre el arte y los temas sociales y políticas presentes en Europa, y buscamos la unión con el público local en la ciudad industrial de Eindhoven".

Artista empresario

La opinión de Esche difiere a la del gobierno, que exige a los museos que generen más público -para, con ello, generar más dinero- y que busquen fondos en el mundo de los negocios. También esa visión empresarial se le exige a los artistas: que sean más empresarios. En realidad, muchos ya lo son. En Holanda los artistas ya no son pintores encerrados en sus talleres y distanciados de la calle y la sociedad. En muchos casos, son empresarios con personal contratado, que buscan dinero y soluciones para llevar a cabo sus obras con ayuda tanto de fondos artísticos como de empresas. Además, con su obra buscan, más que nunca, la relación con el público. Aunque parece no ser suficiente para los políticos del gobierno actual. Para ellos el arte huele a pasatiempo, es un hobby más que una profesión.

En contraste con esta posición, es interesante señalar que el gobierno holandés ya en 1935, en tiempos de crisis, estableció fondos públicos para cuidar a sus artistas. En 1956, BKR creó una forma de seguridad social para artistas con la que garantizar su independencia social. La BKR tampoco era un sistema que garantizaba la calidad o que estimulaba el experimento, pero sí fue una señal clara de que el gobierno se interesaba por los artistas que no tenían recursos para sobrevivir. Algo que falta en la opinión de los políticos sobre el artista hoy en día.

Hay que recordar que, en el mundo de arte, el humus cultural está formado por los artistas y sus obras. En Holanda existe una amplia red de organizaciones de artistas muy activas, que gestionan edificios con talleres, espacios para muestras de arte y actuaciones, así como estudios para artistas invitados extranjeros, que visitan nuestro país por unos meses. Muchos acaban quedándose años. El artista español David Maroto es uno de ellos: "Llegué a Róterdam en 2003, con un par de invitaciones de programas para artistas en residencia. Al final, me hice miembro de una de esas organizaciones, Duende. Poco a poco, fui construyendo una infraestructura (estudio, vivienda, subsidios...) que facilitó el desarrollo de mi práctica artística de una manera que nunca hubiera sido posible en España", dice.

Adiós a los fondos públicos

Entre las posibilidades que encontró Maroto en Holanda para realizar su obra estaban los fondos de la Mondriaan Foundation y el Fonds BKVB, dos catalizadores importantes en la producción artística y la internacionalización del arte holandés que, por culpa del recorte, desde el 1 de enero de 2012 forman una única entidad, la nueva Mondriaan Fund. "Veo la brutal reducción de fondos públicos dedicados al arte y la cultura en Holanda como un aperitivo del inminente desmantelamiento del Estado del Bienestar en Europa. Los artistas son considerados parásitos sociales, vagos que viven del dinero público sin producir nada de valor. En mi opinión, Holanda ha puesto en evidencia una situación que venía gestándose desde hace mucho tiempo: el país no necesita de las artes visuales", añade Maroto.

El artista estadounidense Otto Berchem, fue otro de los artistas atraídos en los noventa por la cultura del país. También él decidió quedarse: "Vine a Holanda para estudiar en la Rijksakademie en Ámsterdam. Después de terminar mis estudios pensaba quedarme un año o dos como máximo. Al final conocí a unos amigos y colegas que también se quedaron. Había interés en mi trabajo aquí y, aunque Holanda no fuera una capital de arte en sí misma, siempre había gente y exposiciones interesantes ", explica el artista.

En la Holanda de entonces, los artistas encontraron un país pequeño en superficie pero con una gran riqueza de instituciones culturales, activas y vanguardistas, con recursos para realizar sus obras que no existían en sus propios países. A día de hoy, los museos holandeses siguen destacando en el paisaje internacional. Ese mapa lo componen el Stedelijk Museum, el Rijksmuseum y el Van Goghmuseum en Ámsterdam -todos a menos de cinco minutos andando el uno a otro-, el Museum Boijmans Van Beuningen, en Róterdam, o el Van Abbemuseum de Eindhoven. Además, existen centros de escala más pequeña pero con una programación internacional interesante como el Witte de With, De Appel o Stroom. Con un formato áun más humilde hay espacios como el Showroom MAMA, en Róterdam. Y, si hablamos de teatro y música, existe también otro paisaje completo de espacios y salas con una programación internacional en muchos lugares del país.

Desiree Dolron: Xteriors VIII, 2001-2009 (Grimm Gallery)

Ola de protestas

Mantener todas esas instituciones cuesta un dinero que el gobierno ya no quiere gastar. El paisaje cultural del país parece negro y la ola de protestas no ha tardado en llegar. Según la artista y escritora Pam Emmerik, el gobierno holandés "utiliza la táctica de la tierra quemada que acaba con el paisaje artístico diciéndonos que ‘las montañas volcánicas también son bellas'. En otras palabras, no se reconocen en lo que están haciendo: la destrucción de un paisaje fantástico de arte y cultura". Sobre esto, Charles Esche añade: "La escena política seguramente se ha vuelto más oscura, con el populismo creciendo desde la parte derecha neoliberal hasta todos los partidos políticos. El populismo no tiene tiempo para minorías como el arte o la cultura en general, más allá del contexto nacional o local establecido. Por ello, los políticos atacan al Van Abbemuseum por su "elitismo" y la falta de muestras blockbuster. En cierto modo, me gusta la lucha y estoy seguro que la suerte está de nuestro lado, pero la imagen de Holanda como país abierto, con tolerancia y curiosidad está muy lejos de la realidad de hoy".

Ariadne Urlus, directora de Showroom MAMA, de Róterdam, duda que el futuro sea tan negro: "Una política cultural dura puede tener también beneficios: podría generar un nuevo espíritu, nuevas iniciativas, nuevas generaciones y, lo más necesario, que la producción artística y su recepción se incorporen a la sociedad. Eso sería fantástico, porque no se trataría de demoler la escena sino de ararla y fertilizarla, esperando que lo nuevo brote. Aunque, por otro lado, si se escoge una infraestructura cultural basada en la supervivencia económica de los artistas, lo veo difícil por las generaciones de futuros artistas y por el paisaje cultural de Holanda. Lo que se pierda hoy, nunca volverá", explica.

Es curioso que en estos momentos de crisis cultural profunda en Holanda, sea el país invitado en la edición 2012 de ARCOmadrid. En la página web de la organización, se lee que entre los participantes se incluyen: De Appel, Ámsterdam; Marres, Maastricht; Museum De Paviljoens, Almere; Witte de With Center for Contemporary Art, Róterdam; TENT, Róterdam; Stichting Kunst en Openbare Ruimte (SKOR), Ámsterdam; BAK, basis voor actuele kunst, Utrecht; De Ateliers, Ámsterdam... y muchos otros. También es curioso que casi todas las organizaciones listadas arriba vean peligrar su existencia o tendrán hoy menos dinero para sobrevivir y llevar a cabo su trabajo innovador en el futuro próximo.

Fértil imaginación

Sin darle derecho al gobierno por su política cultural, estoy seguro de que los artistas y las instituciones culturales reinventarán el modo de hacer y mostrar arte, organizar exposiciones, generar debates... para seguir haciendo lo que es importante. Porque para ellos el arte no es un hobby sino una necesidad. Reconocen "la fuerza y valor del arte en relación al mundo cotemporáneo". Y con razón, porque aún más en estos tiempos, el arte es vital para ofrecernos otros puntos de vista que los que llegan desde los medios de comunicación. Para que nos ayude a abrir la puerta a la imaginación. Solo ésta nos deja soñar y proyectar un futuro creativo y fructífero. La imaginación puede convertir la tierra quemada de nuevo en un campo fértil.

Roland Groenenboom es comisario independiente y vive en Róterdam. Ha trabajado como comisario de exposiciones para el Witte de With y el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (MACBA). Ha organizado exposiciones internacionales como Paul Thek; Tacita Dean; Raymond Pettibon: Plots Laid Thick; SONIC YOUTH etc. : SENSATIONAL FIX; y René Daniëls: Una exposición es siempre parte de un todo mayor., esta última abierta hasta el 26 de marzo Palacio de Velázquez de Madrid. Desde 2010, también forma parte de la iniciativa SENSATIONAL MIX de Róterdam.