Ixone Sádaba: Oscuro salvaje, 2010

Desde su primera edición, en 2002, hasta esta novena convocatoria, el certamen Inéditos ha calibrado el juicio y criterio de sus sucesivos jurados y ha proporcionado pistas interesantes sobre las ideas y planteamientos, así como afinidades electivas de sus destinatarios, los comisarios jóvenes y los artistas emergentes. Todo ello, independientemente de la calidad, generalmente alta, de la exposiciones propuestas. En esta ocasión, Tania Pardo, Manuel Segade, Iván de la Nuez y José Guirao han considerado que quienes merecían la ocasión de montarlas son Edu Hurtado, Rosa Lleó y Zaida Trallero y Roberto Vidal y Óscar Martín. No hay un denominador común que extraer de las tres, aunque sí algunos puntos ideológicos coincidentes entre alguna de ellas.

La más compacta y convincente es Everything is out there (Todo está ahí fuera), de Lleó y Trallero, que parte del reconocimiento a la labor recopilatoria y política de Hans-Peter Feldmann, al que incluye en la muestra acompañado por piezas de otros seis artistas, que se sirven también de la apropiación de imágenes para la construcción de sus singulares relatos. "La apropiación, el coleccionismo, la investigación y la clasificación son algunas de las características de las obras de esta exposición, que nos parecen sintomáticas de una generación de artistas nacidos entre finales de los setenta y principios de los ochenta", dicen las comisarias. Conviven así la narración fragmentada y ralentizada que se desprende de dos secuencias sin relación entre sí en el vídeo de Haris Epaminonda; el azaroso recorrido por Buenos Aires documentado por Jorge Macchi o la memoria de los fuegos artificiales sobre la bahía de Nápoles y sus crípticos mensajes ocultos para las gentes de la Camorra, realizada por el chipriota Christodoulos Panayiotou. Todo está fuera y, también, a nuestro alrededor, como testigos de un cuento aún por redactar en sus distintas versiones.

También de un afán archivador y recopilatorio procede De Zines, en la que Vidal y Martín reúnen unas 400 publicaciones independientes, en su mayoría recientes y algunas otras históricas, dedicadas a la creación, al arte o al discurso político. Así, han diseñado un espacio -mesas, sillas, centros de discusión, algún escaparate para lucir joyas de coleccionista- que quiere ser centro de actividad en el que establecer sus vínculos con el panorama artístico internacional y con los ejes fundamentales del discurso cultural. Y, lo que es más importante, sin ninguna grandilocuencia historicista, con el único objetivo de "transmitir las sensaciones que en los últimos años hemos experimentado al recibir estas publicaciones".

Más clásica y desasosegante resulta Oscuro y salvaje de Edu Hurtado, que se sirve de la figura del bosque, de sus neblinas y noches, para establecer un discurso doble que versa, por un lado sobre las diferentes maneras de afrontar psicológicamente el paisaje y, por otro, sobre la violencia. Entre los artistas, Ixone Sádaba, Ricardo Cases o Alain M. Urrutia. "Es una metáfora -dice el comisario- de ese espacio al que no tenemos acceso, pero que constituye nuestra esencia. Un territorio donde habitan nuestros impulsos, nuestros instintos y nuestros más profundos deseos".