Image: Tony Cragg

Image: Tony Cragg

Arte

Tony Cragg

1981: "Bretaña vista desde el norte"

8 noviembre, 2000 01:00

Bretaña vista desde el Norte. Tate Gallery. Londres

OBRAS FUNDAMENTALES DEL ARTE DEL SIGLO XX

Tony Cragg (Liverpool, 1939) encabeza el gran resurgir de la escultura británica en los ochenta. Un temprano interés por las ciencias le llevó a trabajar, entre 1966 y 1968, como técnico en un laboratorio de bioquímica, antes de asistir al Gloucester College of Art and Design de Cheltenham y al Royal College of Art de Londres. En ese período trabajó en una fundición y comenzó a interesarse por la escultura, en un momento de predominancia del minimal, el conceptual y el arte povera, con el que coincidía en su interés por los materiales "pobres" hallados en la naturaleza primero y en las calles después. En 1977 se trasladó a Wuppertal, Alemania. En la primera mitad de los ochenta desarrolla este interés por los objetos encontrados y, a mediados de la década, utiliza materiales más tradicionales, como el bronce, el hierro, la escayola, la piedra o el cristal, a menudo interesado por los contornos biomorfos y por las superficies, y siempre con una creatividad formal sorprendente y un gran sentido del humor.

En 1986, con motivo de la exposición Entre el objeto y la imagen. Escultura británica contemporánea, presentada primero en Madrid y posteriormente en Barcelona, se escogía como portada de la edición del catálogo en español la obra de Tony Cragg Bretaña vista desde el norte. La espectacularidad de la pieza seleccionada como imagen visible de la muestra, así como el gran impacto que la misma produjo en nuestro país, y en especial entre las generaciones más jóvenes de escultores, vienen a confirmar el buen momento escultórico que se produjo en Europa, y en especial en las Islas Británicas, durante la primera mitad de la década de los ochenta.

Tras asistir al Royal College of Art de Londres, y entrar en contacto con los principales representantes de la escultura británica del momento, entre ellos Barry Flanagan, Gilbert & George y Richard Long, Tony Cragg inicia una serie de trabajos relacionados con la naturaleza. Se trataba de pequeñas intervenciones con todo tipo de materiales naturales, que en cierta manera retomaban la tradición del paisaje inglés, pero que pronto serían sustituidas por un creciente interés por los objetos que la sociedad actual produce industrialmente. A finales de la década de los setenta, Cragg empezó a recorrer y observar la ciudad, para recoger aquellos elementos que conforman nuestro paisaje urbano, acumularlos y ordenarlos, ofreciendo nuevas visiones sobre nuestra cultura industrial. él mismo cuenta cómo en esa época su proceso de trabajo se basaba en viajar, pensar y hacer. A raíz de sus exposiciones se trasladaba a una ciudad y empezaba a localizar todo tipo de materiales para realizar sus obras, gracias a lo cual tenía la posibilidad de absorber su atmósfera y podía acercarse a lo que le interesaba a la gente de la comunidad. De este procedimiento de trabajo surgieron piezas, hoy tan significativas para la evolución de la escultura en la segunda mitad del siglo XX, como New Stones - Newton's Tones (1978) o Self-portrait with Sack (1980). Quizá esta última sea la que mejor recoja conceptualmente los intereses de Tony Cragg en ese momento: la silueta del propio artista realizada con todo tipo de fragmentos de plástico, procedentes de objetos cotidianos, junto a su petate repleto de esos mismos objetos.

Se puede asegurar que tras la obra de Tony Cragg existe un profundo interés por la naturaleza, a la vez que el deseo de establecer una relación real con los objetos y los materiales que le rodean, y ello es algo sensiblemente evidente en las obras llevadas a cabo en este período que cubre la primera mitad de los años ochenta. La singularidad de sus propuestas le proporcionaron pronto una gran aceptación internacional, y el resultado fue su selección para asistir a la Documenta VII de Kassel en 1982, cuando contaba con poco más de treinta años.
Con obras monumentales como Bretaña vista desde el norte o Multitud (1984), una acumulación de numerosos personajes multicolores con su propio autorretrato encabezando el grupo, Tony Cragg desafiaba los aspectos tradicionales de la escultura, situándose en un plano muy cercano a lo pictórico.

La escultura abandonaba el "pedestal" convencional, para desplegarse en el espacio, evitaba los materiales tradicionales para inclinarse por aquello que la misma sociedad está habituada a rechazar, escudriñaba la ciudad y el paisaje industrial como antes había admirado el paisaje bucólico, tan propio de la cultura inglesa, e iniciaba algo que nos atreveríamos a llamar como una "estética del contenedor", de la que se podían desprender muchas posibles lecturas: desde un interés objetivo e inmediato por el entorno en el que vivimos a un respeto por el mismo, que ahora, con la perspectiva del tiempo transcurrido, casi podríamos definir con cierta conciencia ecologista.

Así mismo, las obras realizadas en este período por Tony Cragg, y en especial Bretaña vista desde el norte, están teñidas de una buena dosis de humor e ironía, algo nada extraño si nos detenemos un instante a pensar en tantos ejemplos significativos de la literatura inglesa. Se trata, en definitiva, de la confirmación visual de estas palabras del artista: "El arte es la celebración de la vida, existe para alegrar nuestras vidas y para que la sepamos apreciar, y al mismo tiempo nos sirve para prepararnos para el futuro". Con el paso del tiempo, la obra de Cragg se ha expandido en numerosas propuestas muy diferentes entre sí, pero siempre todas ellas han puesto de manifiesto su deseo insistente de utilizar el arte como un instrumento personal para conseguir un conocimiento cada vez más profundo sobre el mundo.

Gloria Picazo, crítica y comisaria de exposiciones, ha colaborado con el Capc de Burdeos y con el MAC BA de Barcelona done, en 1991 comisarió la muestra de esculturas de la primera mitad de los 80 de Cragg. Actualmente es responsable de Artes Plásticas del Ayuntamiento de Lleida