Vista de la camisa de Gabinete Caligari que forma parte de la exposición en la SGAE 'La movida, juventud y libertad'. Foto: Mariscal / EFE

Vista de la camisa de Gabinete Caligari que forma parte de la exposición en la SGAE 'La movida, juventud y libertad'. Foto: Mariscal / EFE

El Cultural

La Movida, "un deseo de libertad" que renace en la SGAE en una exposición que destila nostalgia

La muestra realiza un recorrido por esta época de ebullición cultural con objetos que pertenecieron a figuras relevantes del movimiento como Alaska, Loquillo, Tino Casal, Antonio Vega...

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Un muchacho aparece en una de las fotografías que primero recibe al visitante que se pasea por la nueva muestra en la sede de la SGAE. El joven mira de soslayo hacia atrás, donde se sitúa el objetivo que toma de él un primer plano. Sonríe, entre travieso y fascinado, mientras conduce una moto que le lleva por la calle San Bernardo de Madrid en los años 80 y su amigo que lleva de "paquete" aprieta el disparador desde la parte de atrás.

"Es una foto que me fascina. No paré de insistir hasta que logré que la trajeran para la exposición", dice Sabino Méndez, guitarrista de Loquillo y los trogloditas y comisario de la muestra La Movida, juventud y libertad. 1977-1986, que se puede visitar desde este miércoles 4 de junio. "Retrata perfectamente lo que representaba para todos los jóvenes que veníamos a Madrid atraídos por lo que estaba pasando".

Lo que estaba pasando era la Movida, una eclosión cultural ocurrida durante los años de Transición y hasta mitad de la década de los 80 que fue una respuesta al letargo al que se sometió la sociedad española durante los casi cuarenta años de dictadura. "Los jóvenes nos contagiábamos los unos a los otros con este entusiasmo, veíamos en la televisión y leíamos lo que estaba sucediendo a Madrid e íbamos allí porque pensábamos 'hay más gente como yo'. Llegábamos y veíamos la ciudad con los ojos de ese chico", confiesa Méndez.

La fotografía que tanto gusta al guitarrista de Loquillo y los trogloditas la firma Alberto García-Alix. También es él el muchacho que mira hacia atrás con unos ojos que parecen querer comerse la ciudad. "García-Alix no tuvo que apretar el disparador para ser el autor de la foto. Lo que es suyo es la mirada", explica Méndez. "Vio la foto antes de hacerla, le pasó la cámara y le dio las instrucciones para que hiciera la foto que él quería".

La muestra que presenta la SGAE se distribuye en varias secciones de la planta baja de la SGAE dedicadas cada una a uno de los géneros artísticos por los que el movimiento buscó su modo de expresión. "En los últimos cincuenta años —dice el comisario de la muestra— no nos hemos encontrado con ninguna otra tendencia o movimiento que abarque todos los géneros como lo ha hecho la movida. No ha habido algo tan transversal. Creo que el tiempo va a devolver a la Movida al lugar al que merece. Hasta ahora hemos sido displicentes con el legado de la Movida".

El inicio de la muestra, que se sitúa en torno a las lustrosas escaleras principales de la sede de la organización, está dedicado a la fotografía de la época, con obras como la de García-Alix y otros como Domingo J. Casas. Tras ello, junto a la puerta principal que dirige al resto de la exposición, se encuentra un escaparate dedicado al cine que monopoliza la figura de Almodóvar. Tras las cristaleras descansa la camara Super-8 que utilizaba el cineasta para grabar sus primeros cortometrajes o la libreta de telefónica en la que escribía sus primeros guiones mientras trabajaba en la compañía como funcionario.

Unos carteles de campaña política presiden la sala principal, con los rostros de Manuel Fraga, Tierno Galván y compañía arengando al votante español de la época. Junto a ellos, un nuevo escaparate da muestra de las expresiones literarias que se dieron en la movida. Aunque, como dice Sabino Méndez, "la literatura fue la cenicienta del movimiento", sí que se puede sentir el rastro de su influencia en ciertos autores u obras, como, según apunta el comisario de la exposición, Historia abreviada de la literatura portátil de Enrique Vila-Matas.

Vista de varios carteles electorales de la época que forman parte de la exposición en la SGAE: 'La movida, juventud y libertad' en la sede la SGAE. Foto: Mariscal / EFE

Vista de varios carteles electorales de la época que forman parte de la exposición en la SGAE: 'La movida, juventud y libertad' en la sede la SGAE. Foto: Mariscal / EFE

A continuación, la muestra nos dirige a un recorrido protagonizado por la música de la época, el plato fuerte del movimiento y de la exposición. A un amplio surtido de vinilos de los grupos más relevantes de entonces (Burning, Golpes bajos, Gabinete Caligari, Nacha pop, Alaska y los pegamoides...) los custodian un surtido grupo de maniquís vestidos con algunos de los atuendos auténticos que vistieron (y muchas veces confeccionaron) los iconos de la Movida.

A varios atuendos de Tino Casal (brillantes y coloridos, claro), les acompaña uno de los sobrios trajes grises que vistió Loquillo. "Esto era exactamente lo que se veía y respiraba en el Rock-Ola. Un pastiche de tendencias e ideas en ebullición donde todo tenía cabida porque había absoluta libertad. Eso era la movida, al fin y al cabo, 'un deseo de libertad', como dijo García-Alix. Un deseo de libertad hecho realidad", cuenta conmovido Méndez.

Vista de alguno de los trajes que forman parte de la exposición en la SGAE 'La movida, juventud y libertad'. Foto: Mariscal / EFE

Vista de alguno de los trajes que forman parte de la exposición en la SGAE 'La movida, juventud y libertad'. Foto: Mariscal / EFE

En la misma sala se exponen también modelos míticos y con mucha historia de guitarras de músicos emblemáticos de la época. Es el caso de la Squire Telecaster Custom con la que Teo Cardalda compuso muchas de las canciones de Golpes Bajos, una Rickenbacker 325 C64 JG cedida por Sabino Méndez, la Hofner de doce cuerdas que Álvaro Urquijo utilizó durante la grabación del primer álbum de Los Secretos o varias guitarras de Antonio Vega, entre ellas la Gibson ES 335 que lució en la fotografía de portada de su debut en solitario, No me iré mañana.

La última de las salas está dedicada al trabajo de comunicación e información que hizo posible la difusión del movimiento para que este se volviera transversal y alcanzara escala nacional. Junto a varios fanzines y revistas de la época podemos ver un homenaje a los programas de televisión La edad de oro, presentada por Paloma Chamorro y La bola de Cristal. De este último, presentado por Alaska, se exponen dos de los electroduendes que protagonizaban el espacio junto a la cantante, cedidos por radiotelevisión española y el Museo Internacional de Títeres de Albaida. "La Movida —ha afirmado Sabino Méndez— no habría sido posible si no hubiera coincidido con una nueva generación de comunicadores que se esforzaron e insistieron en dar voz a lo que estaba ocurriendo".