El Cultural

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Aurora Luque: "Castigar la enseñanza de los clásicos es como asesinar a los abuelos"

Poeta y traductora de griego clásico, premio Loewe en 2019 con Gavieras, Aurora Luque reúne sus poemas de deseo, muerte y pasión en 'Carpe Amorem' (Renacimiento)

20 septiembre, 2021 02:52

¿Qué libro tiene entre manos?

No soy mujer de un solo libro. Llevo cuatro entre manos: Totalidad sexual del cosmos de Juan Bonilla, Jardín de arena de Julia Otxoa, Mil viajes a Ítaca de Ana Capsir y el magnífico Diccionario Hispánico de Tradición y Recepción Clásica.

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

La sensación de fraude. Sí, cuando huelo que el autor o la autora no están jugando limpio.

¿Con quién le gustaría tomar un café mañana?

Con Emilio Lledó, sin duda.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

En el verano en que cumplí siete años leí Mujercitas en la edición abreviada de Bruguera, así que me hice amiga de Jo March desde muy niña.

¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche…?

Noche y papel, siempre. Odio las tabletas, son muy tiesas.

Cuéntenos una experiencia cultural que cambiara su manera de ver la vida.

Leer a Juan Ramón Jiménez.

¿Cuándo descubrió que Grecia era la droga más poderosa?

En torno a los 16 años, cuando vi la película Isadora, cuando la profesora de griego me desveló su gramática –ese hermoso mecanismo de la lengua con la que la humanidad aprendió a pensar– y cuando mi tío Alfredo, profesor de filosofía, comentaba como de pasada algunos momentos magistrales de Virgilio y Homero. Me lo pusieron fácil. Para colmo leí el Fedro de Platón y me dije: yo quiero más de esto. Esto lo quiero para mí.

¿No es una temeridad reescribir desde una perspectiva femenina los poemas más célebres de Catulo?

No creo. Lo temerario sería no pensar nunca nuestras herencias sin usar el instrumento ilustrado y clarividente que nos proporciona el feminismo. El feminismo y la filología nos regalan luces potentísimas para entender los besos de Catulo.

Lejos de ripios y sentimentalismos, estos versos hablan de vida y pulsiones: ¿qué es el Eros para usted?

Safo lo califica como “dulce y amargo”. Pero en esta etapa de mi vida me quedo con lo que dicen las cerámicas de Atenas: Eros kalós. Eros es bello.

Al ver reunidos sus poemas amorosos, ¿no tuvo la tentación de suprimir o corregir alguno?

Sí, la edad te hace mirar con ternura lo vivido y lo escrito, pero las papeleras las he ido usando antes de publicar.

¿A qué se debe que en estos poemas de amor aparezca con tanta frecuencia la muerte?

Como dice Emilio Lledó, "vivimos en el espacio pero morimos en el tiempo". Y la poesía es palabra en el tiempo. A quien ama mucho la muerte le quita mucho: le quita todas sus palabras de amor..

¿Qué vamos a perdernos como sociedad si seguimos castigando la enseñanza de los clásicos?

Castigar la enseñanza de los clásicos es como asesinar a los abuelos. Perdemos la memoria de lo mejor que fuimos, el legado del pueblo que inventó todo lo que todavía reconocemos como bello y como bueno: el teatro, la construcción histórica de la ciudadanía, el lenguaje de la razón, la pasión por la belleza, el invento de la verdadera libertad como un bien cívico…

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

Una obra de Nancy Spero.

¿Le importa la crítica? ¿Le sirve para algo?

Creo en algunos críticos. Pocos y raros.

¿Qué libro le recomendaría al Ministro de Cultura?

El infinito en un junco, por supuesto. Pero leído tres veces, subrayado y memorizado. ¡Sería un sueño que un ministro de cultura entendiera de verdad lo ricos que son los países que aman los libros!

Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.

Triplicar las horas de literatura en la ESO. Introducir las asignaturas de teatro y lenguas clásicas como obligatorias en todos los bachilleratos. Y que no obtenga plaza de profesor nadie que no ame la literatura. Este país mejoraría.