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El Cultural

Guillermo Arriaga: “México es un país muy racista”

El escritor publica 'Salvar el fuego', la novela ganadora del Premio Alfaguara 2020, que cuenta una historia de amor improbable entre dos personajes procedentes de extremos opuestos de la sociedad mexicana

19 marzo, 2020 13:09

Los dos extremos sociales de México se tocan, por medio de una abrasadora historia de amor y violencia, en la última novela de Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1958), Salvar el fuego, con la que ha ganado el Premio Alfaguara 2020. El autor de novelas como Un dulce olor a muerte y El salvaje, así como de celebradas películas como Amores perros, 21 gramos y Babel, construye a lo largo de más de 600 páginas una historia trepidante con múltiples punto de vista y distintos registros del idioma, desde la norma culta a la jerga local del norte de México, irrigada por el spanglish, y que supone un auténtico disfrute para el lector español interesado en descubrir otros modos de hablar.

Esta entrevista debería ser cara a cara, pero la pandemia global del coronavirus obliga a la distancia telefónica. Arriaga tenía previsto viajar a España y después a varios países de Latinoamérica, pero el estado de cuarentena generalizada le ha obligado a cancelar la gira de promoción de la novela, así que la presentará este mismo jueves a las 19:00 (hora española) a través de su cuenta de Twitter. “Tengo un problema pulmonar y mi neumólogo me dijo que no me preocupase, también mi editor me dijo que todo seguiría adelante, sin embargo mi infectólogo me recomendó que no viajara porque iban a cerrar España y que me pasaría todo el tiempo encerrado en un hotel de Madrid si volaba. Esto me lo dijo tres días antes de que se decretara el estado de alarma en España, adivinó que el país se iba a cerrar”, explica el escritor.

Pregunta. ¿Cree que esta situación de alarma mundial dará buenas historias para la literatura y el cine en el futuro?

Respuesta. No creo. Lo que creo es que nos replantearemos algunas cosas, pero la inercia del sistema en que vivimos ahora es tan grande que no habrá cuestionamientos serios ni traumas notables. Sí va a haber obviamente una tragedia económica, pero en lo personal creo que va a haber un rebote de prosperidad muy alto, después de esto la gente va a salir a la calle con un ánimo casi revanchista. Mi esperanza es que en estos momentos de reflexión mi libro sea leído.

P. Dice que la historia que cuenta en Salvar el fuego la tuvo durante muchos años en la cabeza. ¿Tenía una idea general de la trama o estaban ya todos los detalles definidos en su imaginación?

R. Tenía una idea muy vaga, como me ocurre con todas mis obras. La mayor parte de la historia la voy descubriendo conforme la escribo. Para mí escribir es un proceso de descubrimiento.

P. Una de las protagonistas de esta historia es Marina, una coreógrafa obsesionada con encontrar la manera de transmisión en su arte. Se produce una contradicción entre las alabanzas de los críticos y la indiferencia del público. ¿Comparte esta misma preocupación con su personaje?

R. Todo artista se cuestiona qué está sucediendo con lo que hace. A quién está tocando, si tiene repercusión en el público o no. No creo que haya un solo artista que no se lo pregunte. 

P. Es encomiable la manera en que combina distintos puntos de vista, personas gramaticales y estilos de prosa para narrar esta historia, pero sobre todo el uso de distintos registros del lenguaje, de la norma culta a la jerga marginal y el spanglish, propio de la frontera entre México y Estados Unidos. ¿Cómo fue ese trabajo con el lenguaje?

R. Por suerte conozco bien la jerga, vengo de barrio y la calle tiene sus ventajas. Además, como voy mucho al norte, a la frontera, tengo trato con rancheros, campesinos, gente corriente, y he podido entender las distintas jergas que hay en México, he desarrollado cierto oído.

P. El tema principal es el amor, y ya dijo usted cuando le concedieron el premio que ese es el gran tema de toda su obra.

R. Sí, el amor es el tema principal de toda mi obra, no solo el amor romántico, sino en todas sus posibilidades. Creo que el amor tiene un carácter subversivo. Aquel que se enamora de quin no debe provoca una reacción en la sociedad porque cuestiona las estructuras burguesas. Freud decía que todo amor que no sea heterosexual es condenado, aunque ahora ya se incorporó el amor gay, que es aceptado e incluso monetizado. También se planteaba estas cuestiones Igor Caruso en La separación de los amantes. ¿Por qué dos personas que se aman deben separarse, si es el amor lo que supuestamente defiende la sociedad? El amor puede destruir e incluso conducir a la muerte, es tan poderoso que por eso se controla, el amor es más subversivo que el sexo.

P. José Cuauhtémoc es el otro protagonista de la novela: un criminal que surge de una condición humilde pero muy culto porque su padre le aplicó una férrea y cruel disciplina con el objeto de hacerlo extremadamente culto y fuerte, para poder defenderse del racismo que sufren los indígenas en México. ¿Ese carácter dual es un reflejo del propio Arriaga, pero llevado al extremo?

R. Mis padres siempre se volcaron con mi educación, pero muy amorosamente, no del modo torturante en que lo hacía Ceferino, el padre de José Cuauhtémoc. Mis padres leían mucho, veían mucho cine, la última película iraní, francesa, italiana, serbia o china. Tenían mucho interés cultural. por otro lado, he conocido hombres que, intentando hacer bien a sus hijos, los terminan destruyendo porque es tal su afán de perfección y son tan estrictos que al final terminan por humillarlos.

P. El azar, el encuentro fortuito de personas, las historias que se entrelazan y las consecuencias cruciales de las casualidades son ingredientes habituales en su obra. ¿Son cuestiones que le obsesionan?

R. A mí lo que me obsesiona es la vida, y el azar es parte fundamental de ella. QUién iba a pensar que alcanzaría uno de mis sueños, ganar el Premio Alfaguara, y que cuando por fin lo gano y estoy a punto de tomar un avión para España se cancela toda la gira de promoción de la novela. Qué mejor muestra de que el azar es determinante. 

P. Entre los fragmentos de la trama se insertan textos escritos por reos que asisten a un taller de escritura creativa. ¿Ha impartido usted alguno?

R. No. Todo lo inventé, aunque tengo amigos escritores que sí lo han hecho. También tengo amigos del barrio en la cárcel y conozco a millonarios que han estado en prisión, pero yo procuro no investigar cuando escribo. Yo escribo mis novelas con lo que he juntado en la vida. Por ejemplo, aunque el personaje de Marina sea coreógrafa, no sé nada de danza contemporánea.

P. Pues no se nota.

R. Eso me han dicho personas que sí entienden de danza. Busqué los tres o cuatro nombres de coreógrafos más famosos para mencionarlos y ya. De hecho, vi mi primer espectáculo de danza contemporánea en Valencia el pasado mes de noviembre.

P. La novela comienza con uno de esos textos que simulan haber sido escritos por reos, y es un poema en el que se menciona a los que tienen rabia (los desposeídos) y los que tienen miedo (los privilegiados). ¿La sociedad en México está muy polarizada?

R. Es una polarización que se da en todo el mundo desde que se asumió el modelo neoliberal, pero se ha acentuado tanto que los dos países que lo impulsaron, Reino Unido y Estados Unidos, se rajaron. Thatcher y Reagan fueron los paladines de esa globalización de la economía y son los dos primeros países que han empezado a quejarse, porque se creó una masa enorme de desposeídos en países del primer mundo. Si en Estados Unidos el 1% de la población controla el 50% de la riqueza, imagínate en México, que es un país del tercer mundo.

P. El mundo del narco y su violencia tiene una presencia importante en Salvar el fuego. ¿Cómo está hoy México en ese aspecto?

R. Hay partes de México en el que el índice de crímenes es prácticamente cero; en Mérida, por ejemplo, no hay crimen. La Ciudad de México vive también relativamente en paz. Es cierto que hay un problema de violencia muy serio, pero el país no está en llamas completamente. Mis padres, mis hijos, mi mujer y yo vivimos en Ciudad de México y hacemos nuestra vida con normalidad. Incuso en las zonas donde llegó a haber mucha violencia del narco, en la frontera del norte, donde voy de cacería, la gente seguía trabajando, se enamoraba. Aprendes a vivir con la violencia.

P. En su perfil de Twitter se define primero como cazador con arco y después como escritor. ¿Es consciente de que la caza, al menos en España, genera cada vez un debate mayor debido a la presión de los animalistas?

R. Siempre habrá moralistas en el mundo, personas que aprovechan cualquier causa para imponer su moral y controlar a los demás. Antes era el sexo, ahora es la muerte. Sí, soy cazador, es una pulsión que no tengo idea de dónde me viene. A los 2 años y medio ya sabía que quería cazar y sentía una pasión loca por los animales. Cualquiera que me conoce sabe el amor que siento por ellos. He llevado a animalistas a cazar y me han dicho “no tenía ni idea de que era así”. Nunca un campesino mexicano me ha dicho que no cace. Los animalistas son la mayoría urbanitas y, salvo los que son biólogos, no tienen ni idea de la naturaleza, que es mucho más profunda.

P. Imagino que, aunque suene a tópico, encontrará paralelismos entre la caza y la escritura, aquello de salir a cazar buenas historias.

R. El arte viene de la cacería. Las pinturas rupestres en su mayoría muestran escenas de caza y las primeras narraciones orales, mucho antes que la guerra, representaban las expediciones de caza. Las primeras representaciones teatrales mostraban cómo cazar, y los jóvenes contaban a las mujeres y los viejos cómo había sido la expedición. No es una coincidencia, escribir está profundamente vinculado a la caza. En este mundo completamente alienado, nunca sabemos de dónde vienen las cosas, ni nuestra comida, ni cómo funciona un celular ni por qué vuela un avión. Yo como cazador cierro un círculo, porque sé de dónde viene mi comida. Yo nunca dejo carne en el plato y en un cóctel de camarones me como hasta el último porque respeto el sacrificio de su vida.

P. La rabia de Ceferino, el padre de José Cuauhtémoc, tiene que ver con un deseo, como indígena, de defenderse frente al racismo y también de resarcirse por la conquista española. Este año ha habido mucho debate sobre Hernán Cortés y la conquista de México con motivo del quinto centenario de esta. ¿Cómo ve usted ese debate?

R. Si de algo trata mi novela es de esto. El debate importante tiene que ver con el racismo, con la opresión y la derrota cotidiana de los pueblos originales vencidos, una derrota que no solo se presenta en México. Soy asesor de los aborígenes australianos y viven las mismas penurias que las etnias mexicanas o los nativos de Estados Unidos o los mapuches de Chile o los inuits de Canadá. Seguimos oprimiéndolos. No se trata de pedir perdón porque Cortés vino a México, sino de hacer que los que siguen oprimidos sientan que son aceptados e incorporados en un sistema que los derrotó.

P. ¿Diría entonces que el racismo es un problema grave en México?

R. Sí, México es un país muy racista. Es un problema espantoso y no reconocido. La mayor parte de los mexicanos te dirá que no hay racismo como en Estados Unidos, pero claro que lo hay. Pregúntale si no a un indígena mexicano si es capaz de conseguir un papel en una película o una serie. Solo hemos tenido un presidente de origen indígena, Benito Juárez, que paradójicamente fue quien construyó la identidad nacional del México moderno.

P. He leído que ha recuperado los derechos de una película que escribió, Cielo abierto, y que era en realidad la génesis de la trilogía formada por Amores perros, 21 gramos y Babel, y que serán sus hijos quienes la dirigirán.

R. Sí, yo escribí una trilogía con intención de dirigirla. Pero se me acercó Iñárritu, que entonces era quien hacía los anuncios con más humor de la televisión mexicana y me dijo que quería hacer Amores perros. Yo vendí los derechos de Cielo abierto, que era la primera parte de la trilogía original, y los perdí durante 15 años. Los recuperé hace seis, y pensé que nada mejor para que mis hijos, Mariana y Santiago, que son muy buenos directores, debutaran en el largometraje con esta historia. Estamos cerca de conseguir la financiación necesaria y en noviembre empezarán a filmar.

P. ¿Se imagina Salvar el fuego en la gran pantalla?

R. Ya me han hecho dos o tres ofertas incluso sin leer la novela. Las he rechazado todas, estoy esperando a que llegue la correcta.