Imagen | El aplauso: finalistas

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El Cultural

El aplauso: finalistas

Concurso de microrrelatos conducido por Juan Aparicio Belmonte

20 febrero, 2020 16:36

Hola, amigos. 

Hace poco leí en una revista digital un reportaje sobre personas tóxicas, pero el mejor registro de la toxicidad estaba en los comentarios de los lectores. Se acumulaban mensajes con la queja de la condición tóxica del vecino tal, del exnovio o exnovia cual, del compañero de trabajo equis. Algunos comentaristas daban señales de ser ellos mismos lo más tóxico de su relato. Recordé que J. K. Rowling, en su Harry Potter, tuvo la idea genial de crear a los dementores, individuos temibles que te roban la alegría y la paz. Seguro que vosotros conocéis a algunos dementores de la vida real. Personajes que se pasan de la raya, que se toman confianzas que no tienen, pesados, oscuramente pesimistas, siempre con el comentario dañino en la punta de la lengua, gente sin empatía, llena de mala sombra, tipos envidiosos o excesivamente críticos, aduladores con propósitos espurios, trepas, gorrones, narcisos que no tuvieron suficiente con ser el ombligo de su mamá. Etc. Y no perdamos de vista que todos somos algo tóxicos para alguien (hay grados). Escribamos sobre esto la semana que viene, amigos. Sobre las personas tóxicas. A partir del lunes. 

Mientras tanto, veamos quiénes son los finalistas de la semana dedicada al aplauso: 

Bocar 

Nunca antes lo habían aplaudido, de haber seguido vivo hubiera disfrutado de aquel momento.

Sega 

Durante su alocución, el tirano se olió que algo iba mal cuando a la primera de sus estudiadas pausas no la sucedió una salva de aplausos.

Berto 

Hasta el sacerdote rompió a aplaudir cuando la novia dijo: “No quiero”.

Actriz 

Esa mañana, había descubierto que el amor de su marido era falso. Se fue a grabar la serie y los aplausos enlatados la hicieron estallar.

Mafi 

Cada mañana, la actriz, conocedora de los beneficios del aplauso, revisaba sus plantas y alentaba su crecimiento con una prolongada ovación.

Nahuel Huapi 

La interpretación fue magnífica. Sin embargo, el director se fue enfadado al camerino: los aplausos estaban descompasados.

Alexa

Tras los aplausos, quedó inmóvil y en silencio sobre el escenario hasta que lo tumbaron dentro de la caja, como a las demás marionetas.

Higinio 

Su vida era el teatro, pero el miedo escénico lo había llevado a que su única interacción con una obra fuera mediante los aplausos.

Xarel.lo

Celoso porque se llevaba todos los aplausos, el ventrílocuo decapitó en el camerino a su muñeco estrella.

Monitor 

Era la primera vez que no le aplaudían: el público se había dormido. Sonriendo, abandonó la sala, feliz por su taller de relajación.

Domador 

En cada actuación, le costaba más arrancar el aplauso del público, pero aún le quedaban dedos para dar de comer a los leones.

Wong 

Cuando su mujer entró en el cuarto y le anunció que la eutanasia ya no era un delito, empezó a pestañear ininterrumpidamente.

Po 

En privado, dio libertad a los becarios para avanzar en las investigaciones. Públicamente, se encargó de ser el único en recibir aplausos.

Alexa

El público gritaba y aplaudía enardecido mientras el perdedor contenía la respiración. Sabía que su vida dependía del pulgar del César.

Pez lápiz 

El autor no encajó bien la indiferencia del público. Al día siguiente, su cadáver colgado entre bastidores, no despertó el menor interés.

Foco 

Al final de la función, el foco iluminó al espectador que noche tras noche nunca aplaudía y lo persiguió hasta la puerta de la salida.

Pepepón 

El productor, todavía exhausto, se levantó como pudo y aplaudió con ganas. Jamás había visto interpretar tan bien un orgasmo.

Garbanzo negro 

«Tener que llegar a esto para que le aplaudan a uno», se decía en la oscura claustrofobia del ataúd.

Suelo 

Corrió, saltó y clavó los pies en el suelo; sólo cuando oyó los aplausos se dibujó en su rostro una sonrisa.

Actriz 

Cuando hacia el final de la función la primera actriz cayó fulminada en el escenario por un infarto, el público aplaudió estrepitosamente.

Y uno, de regalo: 

PCG 

El músico callejero recibía muchos aplausos pero ninguna moneda.

Para aparecer con nombre y apellidos, escribid por favor a cuenta140@elcultural.es

Saludos cordiales