El Cultural

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El cogollo: finalistas

Concurso de micorrelatos conducido por Juan Aparicio Belmonte

7 noviembre, 2019 16:48

Hola, amigos. 

La semana no ha ido tan mal como pensé cuando propuse el complicado tema del cogollo. De hecho, ha ido bastante bien y no ha sido fácil la selección de finalistas. Habéis sabido elevaros sobre la dificultad para dar lo mejor de vosotros mismos y hacer amena la lectura de relatos. La amenidad es el cogollo de lo narrativo, tal es una de mis escasas convicciones. Y lo he ratificado una vez más con El pasajero, recomendable novela del desconocido Ulrich Alexander Boschwitz (editorial Sexto Piso), una ficción testimonial y asombrosa sobre la vida de un judío alemán durante los primeros años del nazismo, escrita en esa misma época, cuando empezaban a cometerse ante la indiferencia política internacional las primeras fechorías antisemitas. El pasajero será también el tema de la semana que viene: pasajero de tren, de avión, de metro, de nave espacial, de lo que sea. Me vale cualquier pasajero, siempre y cuando el cuento merezca la pena.  

Veamos, entretanto, quiénes han llegado a la final en la semana dedicada al cogollo

Matrimonio 

Tras ver el enorme meteoro que iba a impactar contra la Tierra, por primera vez en décadas se dijeron: «Te quiero».

Nihilista 

Siempre se quejaba de que sentía un gran vacío interior. La autopsia solo pudo confirmarlo.

Sega 

“A este, ¿pena de muerte o cadena perpetua?”, le consultó una noche más el veterano juez a su esposa en el lecho conyugal.

Torivino 

Empezaron por los cúmulos, luego las galaxias, las estrellas, los astros, hasta aquel agujero negro donde encontraron a Dios dormido.

Gleeson 

En el lecho de muerte, rodeado de sus nietos, sus hijos y su esposa, le dijo a la enfermera que era lo mejor que le había pasado en la vida.

Stanbrook

Demandó a la verdulería porque en el cogollo de la alcachofa encontró un diamante.

Mosi 

En su sermón proclamaba la igualdad entre los hombres mientras miraba tan solo hacia las fuerzas vivas sentadas en los primeros bancos.

La Marca Amarilla 

Sorprendió a su mujer con el vecino en pleno acto sexual.
-No es lo que parece -dijo ella.
Y él, curioso, esperó paciente una explicación.

Ibra 

El capataz alertó al jefe mafioso de que un jornalero hurtaba cogollos del latifundio, y el mismo día su cuerpo se convirtió en abono.

En vano

Le sedujo su misteriosa falta de vanidad: no se maquillaba, ni se miraba en los espejos. Tarde descubrió que tampoco se reflejaba en ellos.

Khamisi 

Después de tanto tiempo comiendo bazofia, al ver que el carcelero le traía cogollos con anchoas tuvo un oscuro presentimiento.

Karani 

Al regresar de una reunión del Club Bilderberg, le susurró a su esposa con una media sonrisa: “Mañana matarán a un presidente africano”.

Pildorita

Cuando en el poblado sustituyeron la sopa aguada por la píldora supernutritiva disminuyeron las enfermedades pero aumentaron los suicidios.

Tuwile 

El camarero negó sutilmente con la cabeza cuando el comensal, un viejo amigo, pidió como primer plato los cogollos con atún.

La Marca Amarilla

Se acercó al tenderete de grandes eslóganes y banderas para solicitar el programa electoral; se sorprendió al recibir un pequeño díptico.

Duality 

Cuando partió la hermosa col que había comprado, descubrió lo engañosas que pueden llegar a ser las apariencias.

Minimalista 

No cejó hasta eliminar de su novela todo lo fútil: adjetivos, adverbios, párrafos enteros. Finalmente ganó un concurso de microrrelatos.

Chausiku 

La asociación local de Damas de la Caridad rechazó su petición de ingreso al no pertenecer a una de las familias pudientes de la ciudad.

Cajita 

El abad, ante la proximidad de la muerte, escondió el resultado de toda una vida dedicada a la búsqueda de Dios en una caja de cerillas.

cochemandarino 

Se adentró de lleno en esa montaña de papeles y libros con la firme decisión de encontrar la fórmula que le proporcionara fama y poder.

Clausura 

Intramuros de aquel monasterio, crecían los cogollos de Tudela más genuinos: periódicamente, novicias tudelanas nutrían el huerto.

Y uno, de regalo: 

Berzotas 

Me quiere, no me quiere, recitaba mientras quitaba hojas al repollo. Al llegar al centro encontró un anillo de compromiso.

Para aparecer con nombre y apellidos como ganadores escribid a cuenta140@elcultural.es

Saludos cordiales