Image: El Guincho

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El Guincho

"Lo que yo quiero es perder fans"

5 febrero, 2016 01:00

El Guincho

El Guincho, que alcanzó la fama con trabajos como Alegranza y Pop negro, estrena su nuevo álbum Hiperasia, inspirado en las tiendas para chinos con productos del país asiático.

Pocos músicos españoles han tenido el éxito de El Guincho, el artista que vino al mundo como Pablo Diaz-Reixa (Canarias, 1983), quien conquistó literalmente el mundo con dos discos, Alegranza (2007) y Pop negro (2010) que suscitaron el fervor de la crítica internacional y lo llevaron a una gira internacional y colaborar con artistas como Björk. Seis años después, El Guincho ha cambiado Barcelona por Madrid, donde ha grabado su nuevo disco, y quiere, literalmente, "no gustar". Hiperasia, título del nuevo álbum publicado estos días, se inspira en esas tiendas para chinos con productos chinos que le produjeron un gran impacto cuando se trasladó a la capital, que captura a partir de su "monumentalidad". Una visión heterodoxa para una música que quiere ser al mismo tiempo goce y frustración que viene acompañada de una pulsera "wearable" que nos introduce en todo un mundo virtual a través del móvil y viene acompañada de una sofisticada pieza audiovisual de Manson.

Pregunta.- Después de seis años es un disco "difícil" y muy distinto a los anteriores, ¿quería romper?
Respuesta.- Para mí El Guincho es un proyecto diferente en cada disco. Siempre hay una idea detrás y unos límites muy claros de lo que quiero hacer con la idea. Lo que pienso es qué música, qué sonido y qué texto pueden hacer que esa idea se entienda mejor. No pienso en hacer un tema para que le guste a la gente. Mis otros discos tienen en común el uso del estéreo entendido como un campo de placer y pensé que sería interesante lo contrario, como un espacio de boicot de la canción o de la escucha.

P.- ¿Y qué papel juega el HiperAsia?
R.- Allí fui consciente de la ambición del espacio y de esa especie de esquizofrenia. Esto puede sonar un poco abstracto, se trata de colocar algo en el medio, una voz o un ritmo, y colocar elementos en el estéreo que molesten. Trato de reflejar esos momentos extraños que cambian o tratan de modificar tu percepción del momento, esa puerta que se abre sola cuando estás en el baño o ese camarero que interrumpe una conversación. La música es eso, un sonido que te afecta y que modifica el curso normal de la escucha pero al mismo tiempo lo renueva. Dentro de la propia canción hay momentos que refrescan la escucha todo el rato. Como pequeños comienzos de canción.

P.- ¿Por qué le inspiró tanto ese HiperAsia?
R.- Más que canciones tenía beats. De hecho, HiperAsia fue una canción que escribí en el estudio. Y lo poco que tenía lo rehice completamente después de conocer ese lugar porque esa idea afectó a todo el disco, lo que había previamente. Me gusta mucho la idea de la copia como una sofisticación de la idea original, no como algo nocivo, sino como una reivindicación del que copia. Aparte de eso lo que me interesaba es la sensación que te genera. Yo invito a la gente a que se meta en un HiperAsia y entienda esto del boicot de la escucha que quizá suena más abstracto. El vídeo de Manson explica muy bien esa idea del espacio aplicado a las canciones. Cuando entras en un lugar como ese, hay algo que ocurre. En mono, bastante lineal, muchas cosas que hacen que la escucha suba y baje y bombas que interfieren.

P.- Es un disco que suena muy callejero y más concretamente madrileño, ¿ha querido "escuchar" Madrid?
R.- Lo que más me ha influido de Madrid ha sido comenzar a trabajar con el ingeniero de sonido Brian Hernández, que ha sido un elemento muy clave. Ha sido muy positivo comenzar a trabajar con alguien de cero, para mí ese esfuerzo siempre ha sido muy solitario y ahora he tenido que explicar lo que quiero. Madrid es un sitio en el que se hace mucha vida en la calle y un poco exótico para mí después de los años en Barcelona donde hacía vida con mi pequeño grupo de amigos. Igual sí que tiene algo de eso.

P.- Un Madrid de extrarradio y que respira. Son canciones que se pueden "imaginar".
R.- Yo vengo de ese mundo en Canarias. Para mí es muy importante que el sonido y el texto sucedan alrededor de una idea. Eso de que te puedas imaginar es un gran halago. quiero que se pueda relacionar lo que estás escuchando. Quiero que el sonido y lo que te imaginas vayan juntos. Puedes escucharlo y pensar que eso está ocurriendo. En el disco hay muchos sonidos de campo grabados en Madrid. Siempre lo hago. Me relaciono con el mundo a través del sonido, lo que me llama la atención de la gente es la voz, pero también visualmente.

P.- ¿Dónde queda el Guincho tropicalista?
R.- Lo del tropicalismo era mi primer disco. No tengo ni idea de lo que es el sonido del Guincho. Lo que pasa con Alegranza es que fue mi primer disco y eso te marca. A mí los artistas que me inspiran son los que cambian en cada disco, los que toman decisiones arriesgadas, incluso cuando se equivocan. Es interesante equivocarse en una carrera. Cuando intentas seguir en la misma línea de toda la vida es cuando fracasas. El Pablo de 22 años que se flipó con la música tropical no es el mismo de diez años después. Con los grupos puede suceder más fácilmente que se conviertan en una estructura empresarial pero a mí esa idea me horroriza porque lo que yo quiero es perder fans. Los de la discográfica inglesa me hablan mucho de que tengo que cuidar a mi "fan base" y eso me horroriza.

P.- ¿No teme entonces decepcionar a sus fans?
R.- Quizá esto no lo debería decir pero a mí me pasa mucho que no me suelo identificar mucho con el público que viene a mis conciertos. Una de las cosas que más me ha frustrado es que cuando modifico mucho la estructura de mis canciones en directo me doy cuenta de que hay mucha gente que se siente frustrada. Yo agradezco que vengan pero es frustrante también para mí que no quieran que arriesgues. Pero eso también es inspirador en un punto y me hizo reflexionar sobre que debes atacar por el ritmo, porque eso siempre se entiende. Ya sé lo que digo se contradice un poco.

P.- ¿Le cambió mucho la vida el gran éxito?
R.- Afectó a mi estilo de vida. Comencé a viajar mucho. No lo viví como un superéxito, significó poder dedicarme a mi música por completo. Me permitió centrarme del todo en la música y para entender que el acercamiento a mi forma de composición se mantuviera pura, que no afectara, no convertirme de repente en un profesional que ya vive de esto.

@juansarda