Image: Rodrigo Cortés

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El Cultural

Rodrigo Cortés

“Probablemente el rey del pre-tuit es Oscar Wilde”

18 diciembre, 2015 01:00

Rodrigo Cortés. Foto: Xavi Olmos

El cineasta publica Dormir es de patos (Delirio), una recopilación de ingeniosas, divertidas y mordaces píldoras, en la tradición de Ambrose Bierce, Lichtenberg o Ramón Gómez de la Serna.

Pocas vertientes de la realidad escapan a la mirada del cineasta Rodrigo Cortés (Orense, 1973), que debutó en el cine con Concursante (2007), dejó al público agarrado a la butaca del cine con la trepidante Buried (Enterrado) (2010), y dio el salto a Hollywood con Luces rojas, en la que contó con Sigourney Weaver y Robert de Niro. En los últimos años, Cortés ha añadido a su faceta cinematográfica una vertiente literaria.

En 2013 publicó A las 3 son las 2 (Delirio), colección de antiaforismos, delirios y bombas de mano. Un año más tarde su primera novela, Si importa el modo en que un hombre se hunde (Delirio). Y además colabora de manera asidua en el diario ABC. Ahora publica Dormir es de patos (Delirio), continuación de A las 3 son las 2, un libro en el que a través de sentencias no mucho más largas que un tuit, con gran ironía, analiza a nuestra sociedad. "Si vas al cementerio, ojo con los tobillos", "Los semáforos son las franquicias de las madres en las calles", "Yo no he visto naves arder en la puta vida. Pero en la puta vida", "¿Hemos dejado de decir efectiviwonder demasiado pronto?" o "Si las hacemos, las hacemos y les buscamos sitio pero el mundo no necesita ni una sola canción de amor mas" son solo algunos ejemplos del afilado talento de Cortés para la concreción.

Pregunta.- ¿Tiene un nombre para las sentencias que componen este libro?
Respuesta.- La verdad es que no. Siempre alterno entre antiaforismos, delirios, pedradas, bombas de mano, aerolitos y balas. Seguramente debería fijar un nombre.

P.- ¿Cómo definiría lo que hace en el libro?
R.- Es un trabajo de comprensión y codificación. Normalmente parto de una información que en teoría requiere espacio y, a partir de su resonancia, la codifico en píldoras. Estas píldoras están muy comprimidas y se desempaquetan en el cerebro del lector para recuperar el sentido de la información original.

P.- ¿Es un trabajo de reflexión?
R.- No me atrevería en absoluto a asegurar que hay reflexión pero si un trabajo para darle la vuelta a las cosas.

P.- ¿Cómo funciona el proceso creativo?
R.- De las formas más diversas. A veces te sacude un rayo camino de Damasco que te tira del caballo pero generalmente no es así. Con el tiempo desarrollas una especie de instinto que te avisa cuando hay algo, una gema, detrás de un estimulo determinado. A veces sucede de forma inmediata y a veces tienes una idea y la trabajas. Hay una parte muy técnica, no todo es inspiración.

P.- ¿Desde cuándo escribes estos delirios?
R.- Desde hace más o menos cuatro años, cuando abrí por motivos profesionales cuenta en Twitter. Al cabo de muy tiempo empecé a usarla como una especie de moleskine o de cuaderno de apuntes. No le encontraba la gracia a la parte promocional y de manera muy natural empecé a usarla de forma más creativa, como una especie de laboratorio literario en el que iba comprimiendo las cosas más y más.

P.- ¿Se siente parte de una tradición?
R.- No sé si soy parte de una tradición pero desde luego tengo muchos padres, tíos y tío-abuelos... Desde poemas antiquísimos a los aforismos y de forma mas reciente a las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna; o Ambrose Bierce con su Diccionario del diablo... En definitiva tanta gente que ha tenido una mirada razonablemente lúcida y satírica de las cosas.

P.- ¿Tiene algún favorito entre todos ellos?
R.- Probablemente el rey del pre-tuit es Oscar Wilde pero si tuviera que seleccionar alguno de los nombres mencionados hasta ahora, si tuviera que destacar solo a uno, probablemente sería Ambrose Bierce. En él encuentro más resonancias de afinidad que con ningún otro pero siempre mirándole desde abajo, claro.

P.- ¿Cree que la ironía es el elemento fundamental de este libro?
R.- La ironía no es más que decir lo contrario de lo que uno quiere decir, así que diría que sí es un elemento fundamental en el libro. Para ser irónico es necesario realizar un trabajo de prospección y excavación que nos lleve al núcleo de las cosas. Este proceso permite contemplar determinadas realidades como si fueran nuevas. La ironía acaba siendo ese envoltorio que hay que desempaquetar para poder acceder al subtexto.

P.- En el libro se percibe bastante crítica...
R.- Mi intención consciente nunca fue tanto la crítica como la simple observación, determinar una mirada sobre las cosas. Pero al final cuando uno define algo acaba definiéndose a sí mismo. Nunca ha tenido voluntad de enjuiciar y mucho menos de realizar esta tarea desde un pedestal. El libro tiene muy pocas invectivas, más bien tiene una mirada asombrada y distante ante todo.

P.- ¿Por qué lo ha titulado Dormir es de patos?
R.- Por las razones más espurias. Hace años, estando desvelado a las 5 de la mañana, como por otra parte es habitual en mí, escribí algo tan absurdo como eso en la cuenta de Twitter, imagino que para consolarme. Y de repente empezó una cadena de retuits que se me hacía inexplicable e incluso absurda porque la frase en sí misma no significaba demasiado, aunque supongo que tenía más resonancias de las que yo anticipaba. Cada vez que escribía eso en Twitter siempre encontraba mucho eco. Acabó convertido en una especie de himno comprimido que no significa nada y que sin embargo algo debe de significar.

P.- ¿Cómo se relaciona este libro con su cine?
R.- Aunque no es fácil para mí determinarlo, seguramente se relaciona de forma muy directa por la simple razón de que tanto los libros como las películas parten del mismo cerebro en fuga. Sin embargo, mientras en una película tratas un mundo concreto con un tono concreto y te adscribes a él, este libro acaba recogiendo todos los lados de tu poliedro por su carácter naturalmente fragmentario. Pero si desnudáramos tanto las películas como los libros al final imagino que no dicen mucho más que las cosas no son como parecen.

P.- En los últimos tiempos parece más centrado en su faceta de escritor que en la de director de cine...
R.- Todas las fases previas a la realización de la película son invisibles, solamente el estreno determina la existencia de algo que encierra mucho trabajo detrás. Ahora mismo mis energías se centran en la consecución de mi próxima película y me atrevería a decir que no voy a volver a publicar nada antes de rodar.

P.- ¿En qué está trabajando?
R.- Estoy con tres proyectos a la vez, y los tres avanzan a buena velocidad. El primero que consiga financiación se pondrá en marcha. Tienen voluntades distintas, presupuestos distintos y lugares de rodaje diferentes. Yo mismo no sabré hasta dentro de unos meses cual es mi próxima película.