Image: Paula Bonet

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El Cultural

Paula Bonet

"De Truffaut he heredado hasta la forma de relacionarme con mis compañeros"

23 marzo, 2015 01:00

Paula Bonet. Foto: Miguel Gonzáles de la Fuente

La ilustradora publica su último libro, 813 (La galera), basado en la vida del cineasta François Truffaut, su máximo referente.

Ha creado carteles promocionales para Vetusta Morla, Black Keys y se ha encargado del arte del último disco de Cristina Rosenvinge. Paralelamente, Paula Bonet (Villareal, 1980) ha publicado dos libros de ilustraciones en el transcurso de un año. El primero, Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, fue el que la catapultó a la primera línea de jóvenes ilustradores con un fulgurante futuro. Ahora publica el segundo con un cambio de registro. En 813 Truffaut escoge los detalles biográficos más significativos del cineasta y tres películas siempre la bajo la premisa de los triángulos que se gestaron paralelamente en la vida del artista. Con tinta china y acuarela, crea el universo personal del cineasta que ha sido clave para ella, quien ha hecho de ella la artista y la persona que es. Truffaut como maestro, como guía, como reflejo y manera de estar en la vida y relacionarse. "Quien quiera que cultive la fantasía en el arte está un poco loco. Su problema estriba en hacer interesante esa locura", solía decir. Y Bonet, que llevaba gestando esta obra desde hacía largo tiempo, ha pasado dos años revisitando las películas y los escritos del artista de la nouvelle vague.

Pregunta.- ¿Por qué Truffaut?
Respuesta.- La idea nace del por qué de Truffaut. Me contactaron Lunwerg y La Galera haciéndome la misma propuesta, que era publicarme un libro. Llevaba años presentando proyectos y me iba a casa con el rabo entre las piernas. Cuando me llegan estos dos regalos me lo tomé muy en serio y presenté dos propuestas. La primera es Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, que publicó Lunwerg hace un año. Y la segunda 813, el libro sobre Truffaut. Yo sabía que el trabajo y el esfuerzo que supone un proyecto editorial tenía que compensarse con un proyecto que me motivara mucho. Y Truffaut es uno de mis mayores referentes, de hecho, cuando he pasado de ser espectadora de su obra y consumirla de manera sin buscar nada a cambio a leer sus textos en busca de conexiones para saber cuál iba a ser la estructura del libro, me di cuenta de que era mi máximo referente.

P.- ¿Qué ha heredado de su particular universo?
R.- Cuando lo descubrí con 20 años me obsesioné con él y he visto su filmografía un montón de veces. Es el único artista al que vuelvo con mucha frecuencia y me he dado cuenta de que formas de pensar, de relacionarme o incluso de concepto del arte o la forma de relacionarme con mis compañeros de oficio las he heredado de sus películas. El gusto por los primeros planos, la autobiografía como excusa. Son conexiones que he provocado yo de manera inconsciente y eso es lo bonito de este último año. Iba descubriendo que pensamientos y conclusiones a las que había llegado no lo había hecho por mí misma sino que las recibí de sus películas. Esto habla muy bien de Truffaut, el saber comunicar todo su pensamiento a través de unas películas que aparentemente son sencillas.

P.- Habrá sido placentero hacer un libro que quería hacer sobre uno de sus artistas favoritos.
R.- Ha sido un regalo. He ido a París a buscar localizaciones, a empaparme de la atmósfera del barrio en el que vivió, los sitios donde grabó las escenas más importantes, alquilé la habitación que él alquilaba para escribir y donde rodó algunas escenas. Ha sido apasionante, muy intenso y bonito.

P.- ¿Cómo fue la estancia en la habitación?
R.- Fue mucho más mágico de lo que pensaba. En un principio no la quería alquilar y fui a un air b&b en su barrio. Gracias a este libro he conocido a gente muy interesante con la que después he tenido relación de amistad. Una de estas personas es Arturo Barcenilla, que es el autor de un libro de localizaciones de las películas de Truffaut que se llama París Truffaut. A través de él, me vio en mi primer viaje a París cuando estaba empezando con el libro, pensó que estaba haciendo lo mismo que él. yo al principio quería que hubiera un mapa, un plano en el que estuvieran marcadas algunas de las localizaciones más importantes pero luego vi que era anecdótico. En ese momento fue cuando me contactó Arturo, le expliqué la estructura del libro y nos tranquilizamos mutuamente. Fue chulo porque había tres sitios que no encontré y uno de ellos era muy importante para mí y le dije que si estuviera publicado su libro hubiera viajado con él. Entonces, antes de ser publicado, me pasó el PDF con las localizaciones que no había encontrado, eso lo pone en un altar porque no me conocía de nada. Gracias a él fui finalmente a la habitación porque en un principio me parecía muy freak. Lo hice porque me preguntó si había ido y pensé que si me lo preguntaba era porque valía la pena. Y la verdad es que sí, desde el baño se ve la Torre Eiffel y allí entendí por qué alquilaba la habitación.

Imagen de 813

P.- El libro está dividido en dos partes. ¿Cómo ha sido la selección de los detalles biográficos?
R.- En un principio la primera parte iba a ser solo una introducción de 15 páginas porque pensé que habría un público que tal vez compraría el libro sin saber mucho de él. Me parecía interesante que hubiera una introducción biográfica. Es un libro que se estructura en base a los triángulos. Cuando empecé a trabajar sobre la biografía me di cuenta de que me estaba dejando el triángulo más importante, que era Truffaut con su alter ego Antoine Doinel y el actor que le daba vida, Jean-Pierre Leaud.

P.- ¿Y la selección de las tres películas?
R.- En las tres seleccionadas se jugaba de nuevo con la idea del triángulo, quería que se parecieran en muchas cosas, que se diferenciaran en otras muchas y que, además, intentaran contener el universo denso de Truffaut, pero solo tenía 184 páginas para contarlo. La primera es Jules et Jim, porque creo que es la película que mejor refleja la relación del director con la literatura, que era indispensable en su vida, y no solo con la literatura sino también con el autor de la novela que adaptó el guion. La segunda, La piel suave, porque me parece interesante la relación que tenía Truffaut con el cine y la idea del éxito y el fracaso. Creo que continúa tan vigente porque nunca hizo lo que se esperaba de él, hizo lo que sentía que tenía que hacer. Aunque supiera que no iba a ser un éxito comercial o que incluso supiera que le iba a traer pérdidas, él siempre confiaba en sus proyectos. La hizo porque pensaba que se había dejado muchas cosas por decir en Jules et Jim, él apostaba mucho pero fue un fracaso total.

P.- Del fracaso también se aprende, ¿no?
R.- Me gusta su discurso de soy director de cine francés y siempre voy a hacer cine francés, me equivoque o no. Me parece de una valentía y honestidad muy grande. Es sincero con lo que hace. La última película, La mujer de al lado, es la que mejor ilustra cómo ficción y realidad se fundían no solo en su obra sino también en su vida real. Literatura, cine y vida eran un caos. Como el ejemplo que pongo en el libro. 10 años antes de rodar La mujer de al lado tuvo un desengaño amoroso con Catherine Denueve, le ingresaron en una clínica, estuvo con un tratamiento de sueño. Diez años después recupera ese episodio, lo transforma en ficción y coloca en la cama a ese personaje femenino que en ese momento es su actual pareja. Es el caos. Además, son tres películas en las que Truffaut se viste un poco de feminista porque presenta a los personajes femeninos como fuertes, son quiénes saben lo que quieren y cómo conseguirlo y los masculinos se mueven por inercia, por el contexto o por opiniones ajenas y al final, en las tres, es la mujer quien termina escogiendo el destino del personaje masculino y propio.

P.- Después del éxito del primer libro de ilustraciones que fue todo un boom... ¿da vértigo?
R.- Intento mantenerme un poco al margen y estar centrada en mi trabajo. Este libro es un libro que si hubiera sentido el vértigo y el The end hubiera estado encima y sintiera su sombra, hubiera hecho un libro mucho más fácil, hubiera intentado repetir la fórmula que me ha funcionado con el The end, pero no he querido hacer algo así porque no me parecía honesto y mi único objetivo con 813 era que se publicara tal y como yo quería. El éxito era, que un editorial como La Galera, que no suele hacer este tipo de ediciones ni suele tocar este tipo de temas, publicara el libro que yo quería. El papel, escrito a mano, forrado con tela, etc. No quería estar pendiente de la aceptación del público y la crítica porque eso no depende de uno. Tenemos que hacer las cosas de la mejor manera posible y después, como hacía Truffaut, si hay un fracaso asumirlo y aprender.