Image: Josep María Flotats

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El Cultural

Josep María Flotats

"La regencia bajo Luis XV fue tan efervescente como la Movida"

5 noviembre, 2014 01:00

Josep María Flotats. Alberto Di Lolli.

Estrena este miércoles en el María Guerrero El juego del amor y del azar de Marivaux

A Josep María Flotats (Barcelona, 1939) le destituyeron del TNC fulminantemente en 1997. La Generalitat no estaba dispuesta a tener al frente del buque insignia teatral de Cataluña a alguien que no se plegaba a sus dictados. En concreto, a programar una cuota mínima de montajes de compañías privadas catalanas. En 2013 llegó la rehabilitación, cristalizada con una placa de mármol en el vestíbulo del teatro reconociéndole sus méritos. Tras la ceremonia de desagravio, se le abrió de nuevo un hueco en su programación. Flotats eligió volver con El juego del amor y del azar de Marivaux, pieza que agrieta el conservadurismo de la Francia prerrevolucionaria y en la que el autor galo decanta las artes escénicas al combinar la espontaneidad y frescura de la Comedia del Arte italiana con la altiva tradición de la Comèdie Fraçaise. Ese hito modernizador llega ahora al Teatro María Guerrero.

Pregunta.- Marivaux afirma que en todas sus comedias lo que ha hecho ha sido sacar el amor de sus escondites. ¿De qué se esconde en esta obra?
Respuesta.- Aquí se esconde para encontrar la verdad. Los disfraces de los personajes (nobles que se visten de criados y viceversa) buscan comprobar la autenticidad de los sentimientos de los otros. Esa trampa, al desarmar las convenciones que rigen sobre ellos, permite el autoconocimiento, porque al estar en otra piel pueden liberarse. Además, estamos ante una obra feminista, entre comillas. Las mujeres son más inteligentes y maduras que los hombres. Son capaces de amar sin perder la lucidez.

P.- ¿Cómo pone en solfa los valores dominantes y conservadores de la Francia de Luis XIV una obra aparentemente tan ligera?
R.- Eso es: aparentemente ligera. Bajo esa apariencia bullen muchos conflictos: las contradicciones de la sociedad, la imposibilidad de desarrollar la libertad individual, el choque de clases. Y aparece también un padre modernísimo, que permite a su hija testar al pretendiente que ha elegido para ella antes conducirla al altar. Marivaux fue una especie de visionario. Antes de Beaumarchais, antes de Las bodas de Fígaro, él vislumbró la ruptura social que estaba a las puertas.

P.- La trama parte de una puesta en escena muy bien urdida. ¿Qué papel tiene entonces el azar en este juego del amor?
R.- El azar tiene su efecto porque el plan es desbaratado por la decisión de Dorante de hacerse pasar por un criado. Así, las dobles parejas tienen una percepción equivocada de la condición social de sus amantes. Eso les lleva a una situación límite, como en el caso de Dorante, que, al final, está dispuesto a enfrentarse a su familia revelándoles que se ha enamorado de una criada.

P.-¿Cuál es la principal complicación que, como director, plantea cuajar este ejercicio metateatral?
R.- Lo más difícil es que los actores deben interpretar algo distinto de lo que piensan y dentro de unos ropajes que no se corresponden con su verdadera identidad. Es como con las muñecas rusas. Por eso creo que esta obra representa el teatro con t mayúscula.

P.- Afirma que Marivaux es crucial al combinar la Comédie Française con la Comedia del Arte...
R.- Sin duda. Durante el reinado de Luis XIV, las obras italianas de la Comedia del Arte llegaron censurarse. Marivaux, durante la regencia de Luis XV, consiguió recuperarla. Lo hizo fue inyectar su frescura en la tradición elevada de Molière. Fue una combinación que gustó mucho y tuvo un gran éxito. Lo cierto es que aquel periodo de la regencia podría compararse con el de la Movida: un tiempo de mucha efervescencia en las artes.

P.- El juego del amor y del azar fue quizá la comedia más popular de Marivaux. ¿También la mejor?
R.- Yo creo que es la que tiene una construcción más brillante. Es magistral cómo a través de la dramaturgia se despliegan una serie de mentiras que poco a poco se van descubriendo, sin que se pierda la tensión y el interés en ningún momento.

P.- En la época se consideraba el lenguaje de Marivaux el arte interpretativo por antonomasia...
R.- Sí, por el tipo de actores que requiere. En la Comèdie Française siempre se han separado muy claramente los actores trágicos de los cómicos. Hoy la frontera sigue vigente. Pero Marivaux necesita actores que se manejen con igual solvencia en ambos terrenos. De ahí esa consideración.

P.- ¿Por qué eligió esta pieza para una ocasión tan especial: su vuelta al TNC tras años desterrado?
R.- Simplemente porque me apetecía trabajar con actores jóvenes. Jóvenes pero con muchos años de escuela y talento. Y puse la condición de que me dieran tres meses para los ensayos. Quería cocinarla a fuego lento.

P.- ¿Ya no le queda resquemor por aquella destitución fulminante?
R.- La Generalitat organizó en julio de 2013 un acto de desagravio, colocando una placa de mármol en el TNC que me reconocía como uno de sus fundadores. Yo he aceptado las disculpas de los políticos y he pasado página.