Image: Celia Freijeiro

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El Cultural

Celia Freijeiro

"Montar una obra de Artaud es un enorme acto de valentía"

19 enero, 2013 01:00

Celia Freijeiro interpreta a Beatriz en Los Cenci. Foto: archivo.

La actriz interpreta a Beatriz en la obra de Antonin Artaud 'Los Cenci', en el Teatro Español hasta el 3 de marzo.

De Artaud pesa más su faceta de teórico del teatro que la de autor. Sus obras rara vez se materializan sobre un escenario. De hecho, nunca se había representado en España hasta ahora. Su teatro de la crueldad requiere poner toda la carne en el asador -palabra, gesto, movimiento, luz, sonido, escenografía- para pinzar los nervios del espectador, hacer que se revuelva incómodo en su butaca. La directora Sonia Sebastián ha asumido el reto con Los Cenci, que se representa en el Teatro Español hasta el 3 de marzo. La obra cuenta una historia verídica: la tragedia de una rica familia italiana del siglo XVI que se rebela contra el maltrato y el abuso sexual de su tirano patriarca. La actriz Celia Freijeiro (Vigo, 1983) encarna a Beatriz, uno de los personajes más importantes de la obra, cuya inocencia se mancha de sangre para combatir el mal.

Pregunta.- ¿Cómo ha recibido el público los primeros pases de la obra?
Respuesta.- Estábamos nerviosos por la reacción del público, porque el teatro de Artaud es una cosa insólita y llevarlo a escena es una enorme responsabilidad, sobre todo porque nunca se ha representado en España. Y la respuesta ha sido muy buena. El público comenta a la salida cosas muy interesantes de la función, nos ha hecho sentir bien.

P.- La concepción del teatro de Artaud es muy radical. Debe de ser agotador llevarlo a escena.
R.- Desde luego. Y además de agotador, un reto, porque está considerado el padre del teatro contemporáneo, aunque fue más bien un teórico y nadie se atreve a poner sus obras en pie. Explorarlo ha sido un enorme acto de valentía de Sonia Sebastián. Los Cenci fue un fracaso estrepitoso cuando se estrenó en 1935. Con ella sentó las bases del teatro de la crueldad, con el que quería llegar a los nervios del público y hacer que se sintiera incómodo. Esta crueldad no se manifiesta solo a través de la violencia, que también, sino a través de toda la técnica teatral, de los sonidos, que no proceden sólo del escenario.

P.- ¿De ahí la importancia de la expresión corporal?
R.- Sí, Artaud creó un lenguaje a medio camino entre el gesto y el pensamiento. Daba mucha importancia a lo físico, algo que hemos trabajado muchísimo con el bailarín y coreógrafo Chevi Muraday -Premio Nacional de Danza 2006-. Hay en especial tres personajes con un trabajo físico espectacular: Olimpio (Eduardo Mayo), Draco (Aarón Lobato) y Marcela (Marta Belmonte).

P.- El personaje que usted interpreta, Beatriz, es de una gran complejidad moral: de la inocencia inicial pasa a la consumación del crimen.
R.- En la obra se plantea el enfrentamiento entre dos fuerzas contrarias. Beatriz representa la luz, pero se contamina de la oscuridad al combatirla. La obra plantea un dilema muy interesante, que es el de si es lícito matar al tirano. La Beatriz histórica se dio cuenta de las injusticias sociales que existían en su época, no sólo en lo referente a su familia. Vio cómo se maltrataba a los miembros de las castas inferiores, a los criados, y cómo su padre salía impune de todas sus fechorías gracias al dinero. Ella buscó ayuda por vías legales, acudió a los jueces e incluso al Papa, pero nadie le hizo caso. Por eso tuvo que tomar la determinación de tomarse la justicia por su mano.

P.- ¿Se cumple esa máxima de Artaud de incomodar al público? ¿Qué caras ve al acabar la función?
R.- Es una obra que puede gustar más o menos, pero está claro que no deja indiferente. Aunque no todo es espeluznante, hay imágenes plásticamente preciosas. Una señora me dijo: "Mi cuerpo está aquí pero mi alma sigue en la butaca".

P.- Trabaja mucho con la directora Sonia Sebastián. ¿Cómo es su relación?
R.- Nos entendemos estupendamente. Sonia me parece una mujer de teatro puro y duro, muy inteligente, con una gran sensibilidad y una apasionada de lo que hace. Implica mucho a la gente y saca lo mejor de cada uno. A sus órdenes me siento capaz de hacer lo que sea.

P.- Ha trabajado en cine y televisión, pero sobre todo en teatro. De hecho tiene su propia productora, PocaPena, y fue finalista como mejor actriz de dos importantes premios: el Valle-Inclán y el Mayte. ¿Es en el teatro donde quiere desarrollar su carrera?
R.- El teatro es donde empecé y aprendí las cosas más importantes de esta profesión. Es la interpretación en estado puro, pero después de participar en Todo es silencio con José Luis Cuerda, el cine me dejó un sabor de boca delicioso.

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