Image: Andreu Martín

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El Cultural

Andreu Martín

“El fin del mundo ha llegado, sin que los mayas tengan la culpa”

24 septiembre, 2012 02:00

Andreu Martín

El escritor publica sólo en internet su última novela, 'El asesino de las vírgenes negras'

Superviviente de ese tsunami de los escritores nórdicos que anega desde hace cinco año nuestras librerías, Andreu Martín (Barcelona, 1949) es hoy es testigo de cargo de sí mismo, porque lanza en la red, y sólo en la red, su último libro, El asesino de las vírgenes negras (Ed. ...Sigueleyendo). Martín desenfunda su ironía en cuanto escucha la voz, precipitada y sospechosa, de la periodista. Son/somos viejos amigos en la distancia, y a menudo hemos compartido confidencias letraheridas a cuenta de los delitos literarios de su autor, un clásico de la novela más negra de nuestro país. Pregunta.- ¿Cómo surge la idea de este Asesino de las vírgenes negras? Respuesta.- Bueno, hace tiempo un editor me sugirió que escribiera una novela sobre un asesino en serie y que adobase la intriga con sectas esotéricas y documentos arcanos; en principio le dije que no, pero con el tiempo esa sugerencia despertó mi curiosidad, indagué, y acabé descubriendo que hay innumerables sectas diabólicas repartidas por todo el mundo. Tú puedes creer que existe el maligno con sus patas de cabra y sus brujas, y que el ángel caído hace que las almas más débiles se vendan por dinero, pero también puedes mantener una actitud descreída y descubrir cómo el ser humano es la fuente de todo mal, sin excusas. P.- ¿Y por qué en la web? R.- Por que el mercado editorial español, con sus miserias actuales, no puede conmigo ni sigue mi ritmo de creación. Verá, si tengo entre manos tres historias espléndidas, los editores convencionales prefieren que retrase alguna para que no se solapen, pero yo no me resigno a que ninguna de ellas espere años para ver la luz. Por eso me he permitido el lujo, en este caso, de apostar por la edición digital, que no compite aún, creo, con el libro en papel. Por eso y porque confío plenamente en el lector, en mi lector. P.- ¿Pero no estábamos viviendo una nueva edad de oro del género negro, no se multiplican los premios multimillonarios, los sellos y los lectores? ¿O seguimos pensando que es un subgénero? R.- Quiero creer que ya hemos superado ese tópico, porque desde hace cuarenta años venimos demostrando que la novela negra se lee fácil pero no es menor. Para mí, subgénero es la típica novela convencional de chico encuentra chica, chico pierde chica y chico vuelve con chica. Sostiene Andreu Martín que no busca en los nuevos narradores españoles a sus epígonos, porque aún anda enredado en descubrir en su obra la huella de los maestros que le han marcado, pero no duda que alguien “habrá leído lo que yo hago, le habrá gustado y tal vez influido”. Confiesa que lo suyo son los Chandler y Hammet y Simenon de toda la vida y que la novela del norte (Larsson, Mankell) no le va nada. Vamos, que le dejan frío "y me echan para atrás", mientras le apasionan los autores norteamericanos, los ingleses, "por el humor", y los franceses. "Y la que se hace en España, porque habla de una realidad mucho más próxima". P.- ¿Quiénes, por ejemplo? R.- Muchos, no sé, las dos novelas de Domingo Villar me gustaron, y creo que es el que más despunta; también sigo a Willy Uribe, a Cristina Fallarás, y Carlos Salem, me parece la revelación del año. P.- Su libro comienza así: "Decididamente, se acaba el mundo. Y no hace falta que caigan meteoritos, ni que nos invadan extraterrestres, ni que se apague el sol, ni que se abra la tierra". O sea, que se acabó... R.- Sí, el fin del mundo ya ha llegado, y los mayas no tienen la culpa. Si la gente piensa que tendrá que ver con meteoritos, tsunamis o leyendas es que no lee el periódico. El mundo ya se ha acabado, al menos, el mundo de derechos civiles y laborales, de conquistas sociales, que hemos conocido, gracias a los financieros y los especuladores que se enriquecen con total impunidad. No, no hay maldición maya que valga: el mundo ya ha terminado. Y lo que viene, puede creerme, no me va a gustar.

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