Image: La montaña del Montseny

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El Cultural

La montaña del Montseny

24 agosto, 2012 02:00

Juan Aparicio Belmonte, Josep Vicent, Elena Ochoa

La montaña del Montseny, a unos 50 kms al norte de Barcelona, siempre me ha parecido un lugar maravilloso, especialmente en verano. Visitarlo cada año se convirtió para mí durante mucho tiempo en una deseable rutina, vinculada al artista Antoni Tàpies, recientemente fallecido. Durante más de dos décadas, siempre al final del verano, repetía el mismo ritual junto a un número indeterminado de amigos comunes: iba a su estudio, en el que disfrutaba de lo que el artista había producido en los meses anteriores.

Invariablemente, el estudio en esos momentos se encontraba lleno a rebosar de obras que eran en su mayoría nuevas. Tàpies concentraba su trabajo en el período que iba de principios de junio a finales de agosto. Durante el resto del año tomaba notas y reflexionaba sobre formatos e imágenes. Pintaba sus cuadros en el suelo o encima de unos caballetes de carpintero, pero siempre sobre una base horizontal; para luego distribuirlos uno al lado del otro de un modo que recordaba la famosa imagen de André Malraux rodeado de las fotografías de su Museo Imaginario. La forma en la que Tàpies ordenaba sus cuadros no era accesoria, sino sustancial a su práctica. Si primero emplazaba un cuadro pequeño o dominado por una composición estática, era plausible que a continuación situase uno de un formato mayor o más dinámico. Tàpies construía cada año un atlas. No de elementos parejos, ni completamente heterogéneos, sino elaborado más a partir del movimiento y las relaciones que se establecían entre un cuadro y otro. Sólo daba por concluido su empeño cuando el estudio quedaba completo. Como en su pintura, los límites no respondían a una lógica interna, formal o iconográfica; por el contrario, de continuo Tàpies se encontraba con ellos, casi como por accidente. Siempre he sabido que ésta era la auténtica exposición de su obra que a Antoni le hubiera gustado ver realizada.

Ver a este artista desplegar su creatividad cada año de mil formas diferentes ha sido un gran privilegio. Y su estudio de Campins, en ese singular entorno natural del Montseny, tenía la magia de ser el lugar en el que realizó el núcleo de su trabajo a lo largo de más de cuarenta años.

Manuel Borja-Villel (Burriana, Castellón, 1957) es director del Museo Reina Sofía desde 2008 y esta temporada ha comisariado la exposición de James Coleman que puede verse hasta el 27 de agosto en varios espacios del Edificio Sabatini. Gran conocedor de la obra de Antoni Tàpies, fue director de su Fundación desde su inauguración en 1990 hasta 1998.

Ya nos lo han contado...

  • Juan Aparicio Belmonte: Trastevere (Roma)
  • Josep Vicent: La Philarmonie de Berlín (Alemania)
  • Elena Ochoa: Sils-Maria (Suiza)
  • Fabián Panisello: Gálata (Turquía)
  • Montero Glez: Sancti Petri (Cádiz)
  • Juan Uslé: Olleros de Pisuerga (Palencia)