El Cultural

Black Mirror, el fin de la intimidad

2 febrero, 2012 01:00

Hay que concederle a la mini-serie británica Black Mirror algún que otro honor, si bien sospecho que su voluntad de "impacto" -sobre todo el primero de los tres capítulos- hará que sus tres historias envejezcan con cierta rapidez. No es una serie al uso, es decir, no tiene continuidad ni responde a los esquemas narrativos de la una serie televisiva, sino que más bien se trata de tres TV-movies, independientes entre sí, que plantean sendos universos de ciencia-ficción plausible como metáforas de nuestra sociedad globalizada y de los efectos de la esclavitud tecnológica que nos gobierna. Los hipotéticos escenarios de organización y relación social que plantean se ofrecen como epítomes hiperbolizados de la sociedad del espectáculo imaginada por Guy Debord, especialmente los dos primeros episodios -The National Anthem (Otto Bathurst) y Fifteen Million Merits (Euros Lyn)-, al tiempo que conectan con los relatos de premonición y anticipación tecnológica propios de Philip K. Dick, Arthur Clarke o Anthony Burguess.

Con una realización más que solvente y confiando sobre todo en el poder de sus guiones -todos ellos artefactos muy trabajados, de calculada originalidad y sorpresa-, cada uno de los capítulos es superior a su precedente. El guión de The National Anthem escrito por Charlie Brooker propone, mediante la representación de una gran broma -el secuestro de un miembro de la familia real para que el premier británico mantenga relaciones sexuales con un cerdo [sic] en una retransmisión televisiva en directo-, un escenario hipertrofiado de la influencia instantánea de la opinión pública a través de las redes sociales. Fifteen Million Merits, también escrito por Brooker, construye una distopía familiar, una sociedad de autómatas pedaleando para crear energía cuyo ocio se divide entre la pornografía, los videojuegos y una grotesca variación de un programa de talentos en el que el sistema acaba fagocitando cualquier impulso de rebeldía y denuncia. Lo más destacable es la creación de su atmósfera fría, alienadora y claustrofóbica. El tercer episodio, The Entire History of You, no es sólo el más plausible, sino el más compacto de todos ellos.

En un futuro próximo, nos cuenta The Entire History of You, llevaremos un chip implantado en el cerebro con un disco duro que registre y memorice cada movimiento que hagamos, de manera que en cualquier momento podremos rebobinar y reproducir en un interfaz lo que hemos dicho, hecho o presenciado. Podremos descontextualizarlo, fragmentarlo, amplificarlo, reconstruirlo, revivirlo, examinar sus más mínimos detalles de imagen y audio. Toda nuestra vida envasada en formato vídeo. El capítulo, escrito por Jesse Armstrong, dirigido por Brian Welsh y protagonizado entre otros por Jodie Whittaker (actriz de Attack the Block), describe una perturbadora crisis de pareja y fuerza al espectador a plantearse el papel que juegan en nuestras vidas personales el carácter intrusivo de las nuevas tecnologías. Me parece muy interesante detenerse en las distopías que plantea este capítulo, pues en gran medida refleja una realidad incipiente especialmente visible en el terreno audiovisual. Seguramente nunca ocurra lo que The Entire History of You cuenta del modo en que lo cuenta, pero lo relevante es cómo el concepto de la intimidad, asociado a la memoria, está construyendo nuevos paradigmas de convivencia y relación social, en los que el anonimato y el engaño quedan poco a poco fuera de la ecuación de nuestras vidas privadas.

Facebook ha contribuido en los últimos años hacer de nuestras vidas un espectáculo, convirtiendo nuestras rutinas diarias (sea una reunión social, un concierto o unas vacaciones) en generadoras de glosa, análisis y comentarios. Al mismo tiempo, el home cinema está pasando por un extraordinario proceso de expansión y multiplicación, y las texturas generadas mediante cámaras amateurs (que cineastas como Godard, Farocki, Berliner, Wang Bing y Cavallier entre otros han reivindicado como el material cinematográfico más emblemático de nuestro tiempo) toman el liderazgo en el discurso global de las imágenes. The Entire History of You coloca en el centro de su trama las imágenes que el chip cerebral procesa, y sobre las que un marido celoso y sospechoso vuelve una y otra vez para extraer significados en apariencia ocultos, apelando a ese subgénero de películas conocido como found footage. La diferencia es que el "metraje encontrado" no se busca ahora en filmotecas, sino en imágenes familiares, en nuestra experiencia diaria, en nuestra propia memoria sensitiva.

Este excelente capítulo, aparte de proponer un mundo perfectamente imaginable -es extraño que Hollywood no se haya adelantado a ello, aunque podemos remontarnos a una película tan olvidada como Proyecto Brainstorm (1983) para encontrar un claro antecedente-, apela a uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el cineasta del siglo XXI, y que Àngel Quintana ha explicado en su ensayo Después del cine. Imagen y realidad en la era digital (Acantilado) de un modo muy clarificador:"La función del cineasta no consiste en estar delante, sino en estar en medio del mundo, atravesándolo". Los recuerdos personales y la estética amateur son a día de hoy los documentos más fiables de las imágenes del presente, aquellos con los que se podrá con el tiempo confeccionar un mapa de nuestro tiempo. Las imágenes que circulan por Facebook y YouTube forman un mosaico de nuestra era en el que la determinación de sus imágenes no pasa por ser vistas, sino por ser almacenadas, por saber que existen, por ofrecerse como testigos de nuestro paso por el mundo.

Ángel Quintana lo ha explicado muy bien. "La gran preocupación de muchos ciudadanos consiste en convertir su propia existencia en imagen, aunque muchas de estas imágenes grabadas nunca más sean contempladas. A veces es más importante la sensación de almacenar que el uso posterior de estos documentos depositados en el disco duro. Es preciso grabarlo todo para poseerlo, para que quede constancia de que hemos vivido, de que hemos actuado y de que hemos sido felices". Pues bien, a esta pulsión, y sus perturbadoras consecuencias (el fin de la intimidad), es a la que apunta directamente The Entire History of You. O sea, la historia íntegra de ti mismo. Recomiendo que lo vean.