Image: A. Naharro y Á. Pastor

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El Cultural

A. Naharro y Á. Pastor

"Con Yo, también queríamos romper prejuicios hacia el Síndrome de Down"

16 octubre, 2009 02:00

Álvaro Pastor y Antonio Naharro. Foto: Reuters

Hoy estrenan su película Yo, también, una de la grandes triunfadoras en San Sebastián

Fue una de las grandes triunfadoras del último Festival de San Sebastián. Yo, también, de los debutantes en el largometraje Antonio Naharro y Alvaro Pastor le procuró una Concha de Plata a su pareja protagonista (Pablo Pineda y Lola Dueñas) y se llevó grandes aplausos. La película narra, de forma sensible y cercana, la historia de amor ¿imposible? entre una atormentada joven (Dueñas) y un chico con Síndrome de Down (Pineda) que ha logrado proeza de tener una licenciatura universitaria. La soledad, el sexo, la necesidad de afecto y, sobre todo, el amor, son los asuntos que trata esta película.

Pregunta.- Yo, también es más una película con un personaje con Síndrome de Down que sobre el Síndrome de Down...
Pastor.- No hemos hecho una película sobre el Síndrome de Down sino que nos hemos aprovechado de las personas que lo tienen para hablar sobre asuntos que nos afectan a todos. El objetivo era aprovechar a un personaje como Pablo Pineda para que pudisese interpretar a Daniel Sanz y que nos pudiésemos identificar todos.
Naharro.- También es cierto que estamos muy familiarizados, en mi caso por cuestiones familiares. Para nosotros no es una cosa novedosa en absoluto. Somos conscientes de que a priori mucha gente puede sentir un cierto choque, pero estamos viendo que la gente sale del cine con ganas de saber más. Queríamos romper esquemas y prejucios. Lo que se ve en la película es que son personas muy parecidas a nosotros. Prácticamente iguales desde un plano emocional.
Naharro.- En el caso de Pineda yo creo que incluso es superior a nosotros. Y, emocionalmente, son personas que muchas veces están más desarrolladas que nosotros. Siempre creímos que quien viera la película lo iba a entender. Todo el mundo puede identificarse con su soledad.
Pastor.- La película trata mucho sobre esas normas que a las personas con Síndrome de Down les cuesta mucho aceptar. Es un ejemplo claro sobre cómo tratamos de alienar al ser humano para que puedan "coexistir con la civilización". Y son gente que tiene tendencia a saltarse las normas. Lo interesante es que podemos aprender de ellos. Se intenta que sean iguales por ejemplo haciendo los mismos trabajos sin tener en cuenta sus características específicas. Precisamente Daniel Sanz se enamora de una persona que odia las normas.

P.-Quizá precisamente lo que puede asustarnos es su honestidad, cuando la regla es una cierta represión.
Naharro.- La apertura emocional a mí me da miedo... Son personas "raras" y tendemos a apartar lo distinto. Nos da pereza tener que entenderles cuando la relación con ellos es muy distinta.
Pastor.- Pero luego es una relación muy placentera.
Más allá del Síndrome de Down de lo que habla es de la necesidad de afecto.
Pastor.- El protagonista está en una situación de gran necesidad no sólo de afecto sino también de sexo. Es un personaje ideal para contar una carencia que tenemos todos y la necesidad de una sexualidad.
Naharro.- Hemos intentado introducir el tema de la sexualidad respetando la intimidad del personaje pero también para acabar con esa idea del ¡ay angelito!
Pastor.- ¡Y son ángeles! Pero no por tener sexualidad sino porque son capaces de vivir su sexualidad como me gustaría vivirla a mí, sin trabas.
Naharro.- Yo puedo entender que algunos padres puedan sufrir por la sexualidad de sus hijos con Síndrome de Down pero lo que tienen que hacer es reconocer que tienen un problema con ello, pero si tú no lo reconoces y simplemente niegas la sexualidad de tu hijo.

P.-Otro asunto fundamental es el prejuicio. Cómo algunas veces vemos a las personas en función de lo que pensamos a priori sin atrevernos a conocer.
Naharro.- Muchas veces los peores prejuicios son los de la gente que dice que no tiene prejuicios.
Pastor.- Tú miras al otro con tu mochila a las espaldas y allí no miras limpiamente.
Naharro.- Los prejuicios los sufrimos todos. Ahora mismo nos comportamos en función de que yo hago el papel de cineasta y tú el de periodista cuando en realidad somos los mismos aquí o en el bar. Los prejuicios se caen porque todos estamos hechos de lo mismo. El Síndrome de Down se ha apartado mucho porque poca gente se ha puesto en el lugar del otro para entender el dolor que sienten por estar en ese situación. Recuerdo muy bien una vez que mi hermana iba en el coche con otras chicas. Todas tarareaban la canción de Mónica Naranjo pero unas se iban de fiesta y otras no. Allí la entendí mucho.

P.-¿No es un poco "trampa" que el protagonista sea un Síndrome de Down tan extraordinario como Pablo Pîneda, el único de España con carrera universitaria?
Naharro.- Es que la película surgió de conocerle. Yo puedo asegurar que tengo conversaciones profundas con mi hermana. Es otra manera de comunicarse pero no significa que no puedes llegar muy lejos con ellos. Con Pablo el descubrimiento fue brutal porque con él me puedo comunicar a todos los niveles.

P.-Al final, Yo, también trata el tema más universal de todos: el amor.
Pastor.- Y lo que cuenta la película es que el amor no es tan fácil. Estamos acostumbrados a ver películas en las que el amor siempre sucede de la forma más sencilla. Cuando tú muestras esas dificultades es cuando la gente puede sentirse reflejada.

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