El Cultural

Sinfonías, tonadillas y zarzuela para una rebelión

Las notas del 2 de mayo

24 abril, 2008 02:00

Detalle de la Marquesa de Santa Cruz (1805), de Goya.

¿Qué música se escuchaba en 1808? En aquella España uno de los mejores tonadilleros se llamaba Marcolini, Manuel García dinamizaba el sector musical, exportábamos talentos como Martín y Soler o García Fajer y se interpretaban obras de Boccherini y Haydn. He aquí los nombres de una época convulsa y los conciertos que la conmemoran.

La Guerra de la Independencia fue un acontecimiento crítico, que tuvo incalculables consecuencias políticas y sociales y determinó el curso de un proceso histórico que dejó huella indeleble en España. Como cualquier arte, la música fue espejo de esa catarsis. En multitud de pentagramas se recogían de primera mano los testimonios sonoros derivados de aquellos sucesos, que cambiaron una buena parte de la Europa de aquel tiempo. El levantamiento del pueblo español contra la invasión napoleónica, un hecho verdaderamente traumático y definitivo en nuestra historia, tuvo sus consecuencias en este terreno y se alumbraron, a uno y otro lado de los Pirineos, creaciones realmente singulares. Dentro de este tiempo conflictivo y turbulento uno de los máximos protagonistas en la parcela de la música, impulsor él también de una clara renovación de criterios y de una mirada hacia el futuro, fue el tonadillero, compositor, tenor, empresario y maestro, creador de la escuela española de canto, Manuel García, autor de óperas, tonadillas, canciones y música sinfónica. En sus pentagramas se reflejaban los acentos y los ritmos de toda una época, síntesis de los estilos francés, español e italiano; y los factores nacionalistas, representativos de reacciones viscerales hacia todo lo que venga de fuera. Estamos por otro lado en un tiempo de auténtica pasión por Haydn, figura muy reconocida y muy presente en nuestro país. Como ha señalado muy bien Emilio Moreno, España se divide musicalmente en varios bandos que, "cada uno desde su ámbito, propician un desarrollo que por falta de estudio y valoración objetiva no ha sido aún suficientemente considerado. Es la España en la que la Iglesia, poderosísimo mecenas, reverencia la tradición gloriosa del Siglo de Oro en interesantísima mixtura de lo viejo y lo nuevo, de la tradición y la modernidad en la que conviven modos; la España de la feroz y despiadada burla del pueblo ante lo afrancesado, cursi y amanerado; la España intelectual de las academias filarmónicas o de armonía; la España que acoge y naturaliza como hijos a Scarlatti y Corselli, a Boccherini y a Brunetti".

Es, en fin, la España en la que uno de los mejores tonadilleros se llama Marcolini, y que a la vez exporta españoles universales como Martín y Soler, García Fajer o el mencionado Manuel García, triunfadores allá por donde pasan. En torno a la efemérides que conmemoramos es lógico que, en el campo de la música, como en otros, se hayan desplegado numerosos proyectos y actos evocatorios. Entre ellos es resaltable el ciclo de conciertos preparado por Concierto Español, con Moreno a la cabeza, que muestran un bastante cumplido panorama de músicas alusivas, con ejemplos de Fernando Sor, José Pons, Cayetano Brunetti, Francisco Javier Moreno o Manuel García, un melólogo del bohemio Benda adaptado a la escena española por Blas de Laserna, piezas de franceses como Antoine de Lhoyer o Reicha que fueron interpretadas por los músicos españoles. A todo ello se añaden obras de Boccherini y Haydn. Quisiéramos destacar la importancia que tiene, por ejemplo, la programación de la Sinfonía nº 3 de García, auténtica primicia recuperada ahora en este año de celebraciones. En una de las sesiones se han incluido, bajo el título La Tirana contra Mambrú, una serie de músicas populares contra el invasor, que recoge, por ejemplo, dos famosas tonadillas firmadas por Blas de la Serna y Pablo Esteve, La maja Alegre y Los payos del Malbrú. Las múltiples luces que envuelven a toda esta época, en las que se pasaba, en el arte, de la burla a la tragedia, quedarán de este modo muy claramente matizadas.

Madrid, Aranjuez y Granada. Las actividades de este conjunto de instrumentos de época se desarrollarán en Madrid, Aranjuez, Granada y otras localidades a lo largo de los próximos meses con el patrocinio de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, SECC, que ha proyectado asimismo la recuperación de dos obras realmente emblemáticas y recordatorias, cada una en su estilo, de aquel conflictivo periodo histórico. Por un lado la zarzuela grande del murciano Manuel Fernández Caballero (1835-1906) La Marsellesa, que se va a ofrecer en un montaje de ópera Cómica de Madrid en distintas capitales. Por otro, y esto es un capítulo musicológico, la ópera-cantata Compendio sucinto de la Revolución española del asturiano Ramón Garay álvarez (1761-1823), obra de 1815 con cuatro personajes alegóricos que será presentada el 7 de diciembre en el festival de Música Antigua de úbeda y Baeza y en otras localidades. Las representaciones estarán a cargo de La Grand Chapelle dirigida por Albert Recasens.

El Oficio de Rodríguez Ledesma. Es justamente este conjunto el que hace unos meses interpretó en Madrid el Réquiem de Francisco García Fajer (1730-1809), que ahora pasará al disco en una producción de la Comunidad de Madrid, el CSIC y la SECC. Y no hay que olvidar tampoco que en marzo se escuchó en la capital el Oficio y Misa de difuntos de otro insigne autor de la época, Mariano Rodríguez Ledesma (1779-1847), bajo la dirección de Tomás Garrido, que es quien ha recuperado la partitura. No hay que olvidar tampoco que la Fundación Barenboim-Said, igualmente en coproducción con la SECC, viene realizando en distintos lugares de Andalucía, bajo el lema "Bicentenario de la Guerra de la Independencia y de la Constitución de Cádiz", una serie de conciertos con músicas de la época en los que participan jóvenes intérpretes de aquella fundación.
Por su parte, la Comunidad de Madrid tiene programado, para el próximo 28 de este mes, en el Teatro de la Zarzuela, un recital del tenor mexicano Rolando Villazón, uno de los divos del presente, quien, bajo la leyenda Músicas de un bicentenario y con la Orquesta Comunitaria a las órdenes de Daniele Callegari, cantará arias de ópera y romanzas de zarzuela. Y el 20 y 21 de Mayo se anuncia, con el título Yo lo vi, un espectáculo audiovisual y multimedia con música en directo tocada por la misma agrupación sinfónica. Se interpretará una partitura compuesta ex profeso para la ocasión por Tomás Marco sobre un argumento que se inspira en la película El Dos de mayo de José Busch.

Antinapoleónicos

"Una expresión antinapoleónica, antiimperialista y contra el sometimiento por la fuerza". El compositor Tomás Marco define así Yo lo vi, el espectáculo que lleva su música y que podrá contemplarse en el Teatro Albéniz. El montaje de esta cantata escénica lleva la firma de Guillermo Heras y estará compuesto por una soprano solista (Ofelia Sala), un narrador y un barítono que representará a Goya, merecido protagonista del evento con la proyección de gran parte de su obra.