Image: Lola Herrera

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El Cultural

Lola Herrera

“Me encanta llevar el teatro a domicilio”

13 septiembre, 2007 02:00

Lola Herrera, por Gusi Bejer

Lola Herrera huye de dar recomendaciones, consejos, opiniones; se considera una modesta cómica, término hoy en desuso pero que a su juicio define muy bien lo que para ella es su oficio: gratificante, duro y exigente. A partir de mañana, vuelve a la cartelera madrileña en el Marquina con Seis clases de baile en seis semanas, acompañada por Juanjo Artero y dirigidos ambos por Tamzin Townsend.

Pregunta: ¿En Seis clases de baile en seis semanas va a demostrar que también sabe bailar?
Respuesta: No quiero demostrar nada. Bailamos algo, pero no es un musical.
P: ¿Es una comedia sobre un romance entre chico joven con mujer madura?
R: No, frío, frío. Es la historia de dos personas, con una diferencia de edades, que se dan cuenta que pueden ayudarse en un trayecto de sus vidas.
P: Cuente algo más del argumento.
R: El título de la obra lo dice. Está dividida en seis clases y el pretexto son unas clases de baile para contar una historia. Hay un profesor, que es Juanjo (Artero), y una señora con ganas de bailar que soy yo. Es una comedia con situaciones muy bien trabadas, con humor.
P: Tengo entendido que le gusta mucho bailar, ¿qué tipo de bailes hace en esta obra?
R: Bailes de salón. Y sí, yo he bailado mucho, he tenido novios con los que bailaba muy a gusto y después me casé con un hombre (Daniel Dicenta) al que también le gustaba mucho. Era otra época, se hacía otro tipo de música. El país entero bailaba: se íba al cine y, después, al baile. Recuerdo que cuando estaba en la compañía de Vicente Parra hacíamos la gira y después nos íbamos a bailar hasta muy tarde.
P: ¿Cómo aprendió?
R: Creo que no me enseñó nadie, íbas aprendiendo poco a poco. En el baile depende mucho cómo te lleva el hombre, una mujer debe dejarse llevar, nunca llevar la batuta. Me encantaba ir a las fiestas de los pueblos, lo habitual era que las chicas bailáramos entre nosotras para animar a los chicos, que siempre se quedaban rezagados.
P: ¿El baile facilitaba la relación con los hombres?
R: Era una relación cercana, pero no más comprometida. Se bailaba con quien querías. Las madres, además, nos enseñaban a poner el brazo convenientemente para evitar que el chico se sobrepasara.
P: ¿Ha tenido que dejar muchos compromisos profesionales para interpretar esta obra?
R: Creo que el compromiso mayor siempre es el que uno elige y mi prioridad ahora es el teatro. Por eso he dejado una serie de TV porque cuando empecé a ensayar me dí cuenta que no sabía cuánta energía iba a necesitar para compaginar las dos cosas.
P: ¿Y piensa representar la obra durante mucho tiempo?
R: La verdad es que casi todas las obras que he hecho en los últimos 25 años han durado mucho, al menos dos años. Y ésta, si va todo bien, la haremos el tiempo que Juanjo y yo decidamos.
P: ¿Y no se cansa un actor de repetir una función?
R: Nadie que no se sube a un escenario puede entender cómo un actor puede repetir una obra durante mucho tiempo. Si a un actor le cansa hacer una comedia, lo mejor entonces es que la abandone. Pero un personaje tiene muchos resquicios y siempre le estas buscando las vueltas. Luego está el público, que es realmente la batería que alimenta la función.
P: A tenor del éxito que obtuvo con Cinco horas con Mario ¿recomendaría a los actores practicar el monólogo?
R: Yo no recomiendo nada a nadie. En mi opinión, el monólogo es un ejercicio muy bueno; yo es lo más interesante que he hecho en mi vida. Pero tiene sus pros y sus contras, es una satisfacción pero también una tortura. La soledad en el escenario es absoluta, pero vas descubriendo toda la serie de resortes con la que cuentas. Ahora..., el actor debe estar muy asistido por el director.
P: En su carrera abundan más los personajes dramáticos que cómicos.
R: Casi siempre me dan papeles dramáticos, de lo cual me quejo, pues para un actor es mucho más completo hacer de todo. Ahora a mi edad lo que intento es gratificarme, hacer lo que me apetece. Antes de hacer esta obra tenía dos proyectos, uno de ellos tremendamente dramático, lo sopesé y me dije: "no, ahora quiero divertirme".
P: ¿Qué opina cuando la llaman "gran dama de la escena?
R: Lo agradezco, creo que lo dicen de verdad, pero yo soy una cómica, un término hoy en desuso que me gusta mucho. Define bien a las gentes de este oficio, un oficio muy duro, de mucha entrega y que exige mucha pasión.
P: ¿Y "una gran dama de la escena como usted" hará gira después con la obra?
R: Vamos a abrir el melón y veremos. Yo giro casi todas mis obras, me encanta llevar el teatro a domicilio.
P: No todos los actores muestran la misma disponibilidad.
R: Pues ahora las giras son paseos, antes eran otra cosa.
P: ¿Cree que los actores de hoy se han acomodado?
R: No creo nada, cada uno vive el momento que le toca vivir.