Image: Sergi Belbel

Image: Sergi Belbel

El Cultural

Sergi Belbel

“Me irritan los novelistas que hacen teatro”

18 septiembre, 2003 02:00

Sergi Belbel, por Gusi Bejer

Es el director más ubicuo de Barcelona. Lo mismo escribe y dirige una comedia en el teatro Poliorama (Això no és vida, con T de Teatre), que en el Nacional de Catalunya (ensaya Primera Plana), de donde es asesor y se ocupa de descubrir a los jóvenes talentos de la dramaturgia catalana. Sergi Belbel (Tarrasa, 1963) escribe en catalán y es uno de nuestros autores más traducidos en el extranjero.

Pregunta: Tiene aspecto de niño aplicado, apuesto a que fue el empollón de su clase.
Respuesta: No me iba mal, pero siempre tenía a alguien por encima mío. Tampoco era el típico empollón al que no se le daba bien la Gimnasia.
P: ¿Cómo hace para ser el peregil del teatro institucional y del comercial?
R: Porque mis gustos son muy amplios. Me gusta dirigir un Shakespeare contemporáneo pero también las ácidas comedias que entusiasman al público y no me avergöenzo de ello. En el comercial tienes el ojo más puesto en el público, mientras que el teatro institucional no te exige eso. Pero yo hago teatro para interesar al público.
P:¿Los autores de hoy escriben de espaldas al público?
R: Puede pensarse que escribimos de espaldas y que cuantos menos estrenos de autores vivos hay es porque menos se piensa en el público
P: ¿Cuántos montajes dirige cada temporada?
R: Depende, la temporada pasada hice una bestialidad: cuatro. ésta, sólo dos.
P: ¿Y ¿no siente brillar los ojos de envidia de sus colegas?
R: Hombre, todavía no me han roto la cara, pero a lo mejor falta poco. Quizá digan que a santo de qué trabajo tanto, pero no me fijo en esto porque si no, no haría nada. Los entiendo, pero no lo siento. Me gusta trabajar y trabajo mucho. Además, yo no hago pasillos, ni conozco a ningún político, ni he tenido una parcela de poder. Pasa que me amoldo a los sistemas de producción y no se me caen los anillos. Si un proyecto me gusta, trabajo hasta debajo de un puente. No soy uno de esos directores de gran caché.
P: ¿A quién da a leer sus obras cuando las termina?
R: La primera copia a mi mujer, la segunda a amigos íntimos como Benet i Jornet y Tony Casares. Después a Domènech Reixach y otros.
P: Y si alguien le envía su obra pidiendo consejo y ésta no le gusta ¿cómo lo resuelve?
R: Soy muy respetuoso, siempre pienso que yo puedo tener en ese momento una percepción interesada en algún tema concreto.
P: En un estreno sólo se oyen elogios ¿cómo interpreta usted los comentarios de ese día?
R: Yo distingo los falsos elogios por la cara que ponen, los ojos no engañan nunca. No me gustan nada los estrenos, tengo siempre la sensación de tener que empezar de cero, de presentarme a un examen.
P: ¿Y las críticas?
R: Siempre irritan cuando son malas. A veces he pensado que por qué tienen que ser públicas, que me las envíe personalmente el crítico. Pero también es verdad que una crítica es flor de un día, al día siguiente es papel mojado. Me afectan mucho más las que se refieren a mí como autor que como director porque en la autoría te dejas más la piel, es algo más profundo.
P: ¿En Barcelona se escribe teatro de forma distinta que en el resto de España?
R: Lo que ocurre es que hay más teatros que dan cancha a los autores de hoy, hay más apoyos al teatro y a la lengua catalana y más posibilidades de estrenar. Ese contacto con el público modifica la escritura.
P: Los autores de un Koltès que dirigió todavía recuerdan cómo, después de seis funciones en castellano, tuvieron que aprenderse la obra en catalán para ser exhibida en Barcelona.¿Es lógico?
R: Bueno, aquí tenemos una lengua y, por otro lado, estamos a merced de las leyes del mercado. Estas cosas pasan , a veces no tienen mucho sentido.
P: ¿Cuánto tiempo transcurre desde que escribe una obra a la siguiente?
R: Cada vez más. La última, Extranjeros, la he escrito este verano después de cuatro años volcado sobre todo en la dirección. Es un melodrama, un género que nunca había tocado.
P: Y una vez escrita ¿qué hace con ella?
R: La paso a algunos teatros de Barcelona y luego directamente a Francia o Alemania. Llegan allí antes que a Madrid, donde siempre tienes que estar llamando.
P: ¿A qué autores del panorama nacional hay que estar atento?
R: A mis alumnos del Institut del Teatre.También a Albert Espinosa (guionista de 4 planta o Los pelones, lo que prepara Antonio Mercero), la gran promesa, y luego a los de siempre: Ernesto Caballero, mi equivalente en Madrid.
P: ¿Qué versión prefiere de Primera Plana, la de Billy Wilder o la de Howard Hawks?
R: Es como si te dieran a escoger entre tus dos hijos. Hawks convierte al personaje en mujer y en la obra yo no lo necesito. Mi versión se parecerá más a la de Billy Wilder, que es más fiel al original de Hecht & McArthur.
P: ¿Por qué hay tanto aficionado a hacer teatro?
R: No lo sé, es un arte con el que todo el mundo se atreve. Hay casos de novelistas que se meten a hacer teatro y eso, la verdad, me irrita un poco. Yo, cuanto más teatro hago, menos sé, sobre todo en el terreno de la autoría.