El Cultural

Wittgenstein, 50 años después

25 abril, 2001 02:00

Wittgenstein visto por Grau santos

El domingo se cumplen cincuenta años de la muerte del pensador austriaco Ludwig Wittgenstein (1889-1951), considerado, junto a Heidegger, Ortega, Popper y Husserl, uno de los filósofos esenciales del siglo XX. Hijo de un magnate de la industria siderúrgica y de una virtuosa del piano amiga de Mahler y Brahms, sus reflexiones en torno a la filosofía del lenguaje y a la lógica marcaron el pensamiento contemporáneo. Entre otras razones, porque dio un nuevo sentido a la ética personal, descubrió dimensiones ignoradas del lenguaje y denunció los peligros de una fe ciega en el progreso.

Ingeniero, filósofo, soldado heroico, arquitecto y maestro, Wittgenstein fue un solitario de carácter áspero, polemista temido y terrible adversario que sólo publicó en vida el Tractatus logico-philosophicus. Medio siglo después de su muerte, El Cultural recuerda al filósofo y al hombre de la mano de Jacobo Muñoz, primer traductor al español del Tractatus; de Eugenio Trías, Enrique Ocaña y Nicolás Sánchez Durá, al tiempo que analiza la pelea que le enfrentó, irreversiblemente, con Popper. ¿Razones para querer a Wittgenstein? Adela Cortina, Javier Sádaba, José Antonio Rodriguez-Tous, Luis Arenas, Manuel Barrios, Patxi Lanceros y José Antonio Marina nos dan las suyas.


- Wittgenstein, ética y estetica, por Eugenio Trías. Lo ético, como lo estético, al decir de Wittgenstein, es "inexpresable". No pueden formarse "proposiciones" al respecto. La diferencia entre ética y estética, en la medida en que son "lo mismo", es muy sutil. Literalmente "son Uno" (sind Eins).

- Wittgenstein, la amarga fábula de la realidad, por Jacobo Muñoz. Huidizo siempre y errante, Wittgenstein pasó largas temporadas en los más recónditos parajes. En sus últimos años unos pescadores le dejaban la comida a varios metros de su cabaña. "Decidles que he tenido una vida muy feliz".

- Wittgenstein, en el principio no fue el verbo..., por Nicolás Sánchez Durá. Fue el parecer de Wittgenstein que el lenguaje es una forma de vida y reposa en formas de vida. Todo lenguaje: ya sea el común en nuestras conversaciones o algún particular juego de lenguaje.

- Razones para querer a Wittgenstein. Siete pensadores de talla como José Antonio Marina, José Antonio Rodríguez Tous, Javier Sádaba, Luis Arenas, Adela Cortina, Manuel Barrios y Patxi Lanceros reflexionan sobre el legado y los logros que el filósofo legó a la posteridad.

- Wittgenstein, el diario como lucha interior, por Enrique Ocaña. Wittgenstein fue implacable en el sondeo de su espíritu, y concibió el diario como diálogo solitario con el interlocutor más cruel, consigo mismo. Prueba de ellos son la falta de autoestilización, de autocomplacencia, la inmediatez...

- ¡Wittgenstein, suelte el atizador!, por David Edmonds y John Eidenow. Popper, casi un recién llegado a la filosofía, comenzó a provocar al gran pope de la filosofía del lenguaje, a ridiculizarle. Wittgenstein le amenazó con el atizador de la chimenea y sólo Bertrand Russell logró contenerle.