Novak Djokovic, en una publicación en sus redes sociales

Novak Djokovic, en una publicación en sus redes sociales

Tenis

Los secretos más excéntricos de Djokovic: pócimas, discos electromagnéticos y agua de pirámide para Wimbledon

Cree que los alimentos reciben energía positiva, medita en templos budistas y viaja con discos electromagnéticos que colocan su cuerpo en "modo sanación".

Más información: Djokovic, alto y claro sobre su futuro: "Lo único que me motiva son los Juegos de Los Ángeles"

Publicada

Novak Djokovic ha vuelto a hacerlo. En la primera ronda de Wimbledon 2025, el serbio logró remontar un partido ante Alexandre Muller pese a sufrir un fuerte bajón físico.

En segunda ronda sufrió menos para vencer a Dan Evans. El serbio venció cómodamente en tres sets al británico y se conviertió en el tenista con más participaciones en tercera ronda en el All England Club.

Pasó de jugar su mejor tenis a sentirse "en su peor momento" durante 45 minutos. ¿La solución? Según él mismo, "unas píldoras milagrosas del médico del torneo".

Pero esta es solo una más de las muchas excentricidades que forman parte de su particular universo. Una clave, según él, para lograr su rendimiento desde hace años.

A sus 38 años, Djokovic no solo desafía al tiempo con su físico, también con métodos que muchos consideran esotéricos o pseudocientíficos.

El serbio no confía únicamente en la medicina tradicional. Su preparación incluye prácticas inusuales como beber agua de pirámide, meditar en templos budistas o utilizar dispositivos electromagnéticos diseñados especialmente para él.

Novak Djokovic en el Masters 1000 de Montecarlo.

Novak Djokovic en el Masters 1000 de Montecarlo. Reuters

Agua piramidal

Uno de los lugares clave en su rutina es Visoko, en Bosnia, donde acude para absorber lo que denomina "energía cósmica" de unas supuestas pirámides descubiertas por el investigador Sam Osmanagic.

Allí, Djokovic se abastece de agua que considera energéticamente especial. "Hay una energía milagrosa. Si existe un paraíso en la Tierra, es aquí", declaró en 2018.

A esta agua se suma otro de sus misteriosos elementos: el llamado disco energético electromagnético que lleva consigo en torneos y viajes.

Se trata de un dispositivo desarrollado por un médico e ingeniero serbio que, según Djokovic, genera calor y mejora la función metabólica o reduce inflamaciones.

"Lo pongo en la cabeza en los vuelos. Solo hay que usarlo 20 o 30 minutos", explicó recientemente.

Equilibrio cuerpo-mente

También ha utilizado en el pasado parches de nanotecnología como el Taopatch, que combinan acupuntura con terapia de luz.

Su obsesión por el equilibrio cuerpo-mente va más allá de lo físico. En su libro Serve to Win, Djokovic afirma que la conversación afecta a los alimentos.

Cree que una charla negativa puede disminuir los nutrientes y el sabor de lo que come. Por eso, procura siempre enviar mensajes positivos a la comida antes de ingerirla.

Otra de sus manías: la masticación consciente. Sostiene que el proceso digestivo empieza en la boca, por lo que cada bocado debe ser plenamente atendido.

"Las enzimas de la saliva se mezclan con el alimento para convertirlo en información", escribe en su libro.

El tenista también evita el gluten y mantiene una dieta rigurosa en la que cualquier alteración está cronometrada, como cuando marcó en su teléfono el minuto exacto en que había pasado un año desde que comió chocolate por última vez.

Djokovic su victoria ante Dimitrov en las semifinales del Masters 1000 de Miami.

Djokovic su victoria ante Dimitrov en las semifinales del Masters 1000 de Miami. EFE

Budismo

En Wimbledon, también ha sido visto en los alrededores del templo budista Buddhapadipa, donde medita junto al lago.

Un monje del lugar recuerda: "Solía venir cada mañana. Meditaba entre 30 minutos y una hora. Decía que le ayudaba a concentrarse para el tenis".

Uno de los momentos que más curiosidad generó fue cuando se negó a revelar el contenido de una botella misteriosa durante un partido. Su respuesta: "es una pócima mágica".

Más tarde se supo que era Sila, su propia marca de suplementos con vitaminas y coenzima Q10, presentados con nanocomponentes para una mejor absorción. En su palco, incluso, se vieron gorras promocionales del producto.

A estas prácticas se suman otras, como rebotar en trampolines para recuperarse, utilizar la música de The Beatles o de la banda serbia Elektricni Orgazam para mantener el ritmo de su golpeo, o programar rutinas diarias con precisión quirúrgica.

Todo este universo puede parecer extraño, pero los resultados están a la vista. Djokovic sigue compitiendo al más alto nivel. El propio jugador lo resume así: "Lo que das, es lo que recibes".

Y lo que él da es convicción absoluta en sus creencias, por insólitas que parezcan.

Quizá por eso nadie debería sorprenderse si el serbio alcanza, una vez más, la final en el All England Club. Porque por encima de toda ciencia o superstición, hay una verdad que perdura: nunca subestimes a Novak Djokovic.