
Andy Murray, detrás de Novak Djokovic, durante un entrenamiento en el Open de Australia
Desmotivación, altibajos en el juego y lesiones: las claves de la ruptura Djokovic - Murray a pocos días de Roland Garros
El tenista serbio vive unos meses complicados y llegará con muy poco rodaje a la cita sobre la arcilla de París.
Más información: Djokovic despide a Murray como su entrenador a menos de dos semanas de Roland Garros
Las aguas bajan revueltas en todo lo que concierne a la figura de Novak Djokovic. El serbio, lejos de encontrar una estabilidad, sigue inmerso en una espiral que le está alejando de poder firmar su mejor rendimiento sobre las pistas. Lesiones, malos resultados, desmotivación... y una ruptura inesperada.
Para sorpresa de todo el mundo, 'Nole' separó sus caminos con Andy Murray tan solo seis meses después de que el británico se convirtiera en su entrenador. Su unión antes del Open de Australia fue un bombazo dentro del circuito y su separación no ha dejado indiferente a nadie.
Desde el primer día, Djokovic y Murray acordaron mantener su unión en función de los resultados que fuera obteniendo el balcánico. Su papel en el primer Grand Slam del año fue bueno, alcanzó la semifinal, y desde entonces el Masters 1.000 de Miami fue la única vez en la que se acercó a su nivel de juego habitual.
Perdió en la final ante Mensik y entró en una crisis de juego prácticamente inaudita para él. Cayó en su debut en Montecarlo e hizo lo propio en su estreno en el Mutua Madrid Open. Fueron tres derrotas consecutivas, algo que no le ocurría desde 2018. Ver para creer.
Su relación con Murray se desgastó y decidieron acabar con ella apenas dos semanas antes de Roland Garros. "Gracias, entrenador Andy, por todo el trabajo duro, diversión y apoyo durante estos seis meses, dentro y fuera de la pista. He disfrutado muchísimo haciendo esta amistad todavía más profunda", escribió Djokovic como despedida para Murray.
"Gracias, Novak, por la increíble oportunidad de trabajar juntos y gracias a su equipo por todo el trabajo duro durante estos seis meses. Le deseo a Novak lo mejor para el resto de la temporada", se despidió por su parte el escocés.
Los problemas de 'Nole'
El adiós del tándem tan solo seis meses después de su unión llega fruto de un cúmulo de situaciones deportivas, mentales y físicas. Varios factores que han traído de cabeza a un Djokovic que sigue sin poder ganar un torneo (sin contar las ATP Finals y los Juegos Olímpicos) desde hace 18 meses.
Se retiró del Open de Australia por un desgarro muscular en el muslo izquierdo y desde entonces no ha podido encadenar demasiados encuentros sin sufrir otro tipo de molestias. En 2025 ha jugado únicamente 19 partidos con un balance de 12 victorias y siete derrotas.

Djokovic se lamenta durante un partido. REUTERS
En pista dura dejó luces y sombras, pero su rendimiento en tierra batida está siendo para olvidar. Quedan apenas dos semanas para el inicio de Roland Garros y todavía no ha ganado ningún partido en la arcilla. Dos derrotas en sus dos únicos partidos que hacen sembrar todas las dudas sobre su figura de cara a la cita parisina.
En una semana cumplirá 38 años. Ya no es un chaval y cada mes de competición significa inevitablemente estar más cerca de su final. Si a estas alturas de su carrera el juego no lo acompaña, la misión es difícil teniendo en cuenta también que su físico ya no podrá estar en plenitud. Deberá tener algo de rodaje el serbio si quiere pelear por su 25º Grand Slam y el ATP 500 de Hamburgo o el ATP 250 de Ginebra se presentan como sus únicas oportunidades.
"Mi nivel de tenis no es el que me gustaría. Esperaba al menos jugar un partido más que en Montecarlo. Es una realidad nueva para mí pensar en ganar uno o dos partidos en vez de pensar en llegar lejos, como en mis más de 20 años de carrera. Es para mí un reto mental enfrentarme a estas sensaciones en la cancha", comentó Djokovic cuando perdió en su primer partido en el Mutua Madrid Open ante Matteo Arnaldi.
Ahora, a la espera de encontrar un nuevo entrenador, se concentra en busca de seguir ampliando su legado. Quién sabe si será su último Roland Garros. Su cabeza y su físico dictarán sentencia. Mientras tanto, estando Djokovic en una pista de tenis, nunca se le puede dar por muerto. Todavía le queda su penúltima resurrección.