Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero durante un entrenamiento en Wimbledon.

Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero durante un entrenamiento en Wimbledon. REUTERS

Tenis

El laboratorio de Alcaraz antes de Melbourne: un 'refugio' de cuatro semanas para reinar en el Open de Australia

El tenista español se quedará en su Murcia natal para preparar el primer Grand Slam de la temporada que empieza en apenas un mes.

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Carlos Alcaraz ha vuelto a casa. Después de una temporada agotadora compitiendo en los principales torneos del mundo, el murciano ha tomado la decisión de pasar las próximas cuatro semanas en su academia de entrenamiento, la JC Ferrero Equelite Sport Academy.

No es una pausa turística ni una simple desconexión. Es el comienzo de un plan estratégico diseñado con un único objetivo: llegar al Open de Australia en el mejor estado físico y mental posible.

El tiempo que media entre ahora y el inicio del torneo australiano, el 12 de enero próximo, es crucial. Alcaraz lo sabe. Su equipo lo sabe. Y es por eso que ha decidido refugiarse en Villena, lejos del ruido mediático y las obligaciones de una gira internacional, para concentrarse únicamente en lo que importa: la preparación.

A sus 23 años, Alcaraz ya ha ganado tres Grand Slams. Wimbledon en 2023 y 2024, el US Open en 2022 y 2025 y Roland Garros en 2024 y 2025. Pero le falta uno. El Open de Australia es la asignatura pendiente, el único torneo de los grandes que aún no ha conquistado. No es obsesión, es ambición. Y esa ambición lo ha traído a su academia.

El objetivo es claro: empezar 2026 de la mejor manera posible ganando el torneo que cierre definitivamente su Career Grand Slam. Serán dieciocho días de competición intensa en las pistas de Melbourne Park, pero antes de eso, tiene que pasar por este laboratorio particular donde se forja la excelencia.

El refugio en casa

La Academia JC Ferrero no es un sitio de lujo desmesurado. Es un lugar de trabajo. Allí está Juan Carlos Ferrero, su entrenador, observando cada movimiento.

Allí están Alberto Lledó en el apartado físico y Juanjo Moreno en la fisioterapia, midiendo cada detalle, cada recuperación, cada margen de mejora. Este es el círculo íntimo que acompaña a Alcaraz, y es precisamente en esta soledad controlada donde se gesta la perfección.

Las cuatro semanas están estructuradas siguiendo un plan bien definido. La primera fase se centra en la recuperación física y en la reconstrucción del cuerpo tras el desgaste de toda una temporada. Es el momento de trabajar la resistencia cardiovascular, fortalecer articulaciones y músculos para soportar los esfuerzos que demanda un Grand Slam.

En Melbourne, el calor es sofocante y los partidos a cinco sets pueden extenderse durante horas. El físico tiene que estar blindado.

Progresivamente, el foco se irá desplazando hacia lo técnico y lo táctico. Se trabajarán los movimientos específicos, se afilarán las armas principales, se estudiarán los patrones de juego que Alcaraz necesitará dominar en las canchas australianas.

Eso sí, no será trabajo aislado: ha llegado el italiano Flavio Cobolli para actuar como sparring, alguien que pueda ofrecerle la intensidad competitiva que requiere en el entrenamiento.

En estas cuatro semanas, ese aspecto mental también será trabajado. La experiencia de Juan Carlos Ferrero, que vivió el éxito y conoce el peso de competir en los majors, será fundamental para preparar a Alcaraz no solo técnicamente, sino emocionalmente.

Alcaraz entiende que ganar un Grand Slam no es solo cuestión de jugar bien. Es sobre gestionar la presión, mantener el equilibrio emocional durante días intensos, y tener la capacidad de ejecutar bajo las condiciones más exigentes. El laboratorio de Murcia es el lugar donde eso se entrena.

Cuentas pendientes

El Open de Australia ha sido complicado para Alcaraz. En 2024, su primer año en el torneo como tenista consolidado, cayó en cuartos de final ante Jannik Sinner, quien finalmente se alzaría con el título.

Fue una derrota dolorosa, que le mostró que el torneo australiano requería una preparación específica y un estado de forma diferente. En 2025, el resultado no fue mejor: nuevamente quedó eliminado en fase de cuartos, esta vez ante otro rival de nivel mundial.

Esos resultados han dejado huella. Alcaraz sabe que Melbourne no es un torneo fácil para él, que la pista rápida y el calor extremo del verano australiano le han presentado problemas que aún no ha resuelto completamente.

Por eso estas cuatro semanas de preparación en Villena son tan importantes. No se trata solo de llegar en forma, sino de resolver los aspectos técnicos y mentales que le han frenado en anteriores ocasiones.

Esta será su gran oportunidad. Alcaraz llega a 2026 con hambre, con la madurez de un jugador que ya ha ganado tres Grand Slams y con la determinación de quien sabe exactamente qué le falta. El Open de Australia no será la excepción. Será la confirmación de que Carlos Alcaraz es, sin lugar a dudas, el mejor tenista de su generación.