Carreño, durante el partido ante Shapovalov.

Carreño, durante el partido ante Shapovalov. Robert Deutsch-USA TODAY Sports Reuters

Tenis US Open

Así salió Carreño del peor momento de su carrera como tenista profesional

El español, que este viernes busca la final del US Open, pasó siete meses en blanco cuando despuntaba tras una operación como consecuencia de una hernia discal.

10 septiembre, 2020 01:26

Albert Molina no duda cuando tiene que elegir el momento más complicado de la carrera de Pablo Carreño. El agente del tenista, que este viernes juega las semifinales del US Open ante Alexander Zverev, las segundas de su carrera en un Grand Slam (las otras también las disputó en Nueva York, perdiendo en 2017 ante Kevin Anderson) señala rápidamente la temporada 2012 como el gran punto de inflexión del gijonés: con 19 años, acariciando su entrada al top-100 (133 mundial), Carreño se enfrentó a siete meses en blanco tras una operación como consecuencia de una hernia discal. Eso es como caer a los infiernos. Lo que ocurrió después es una historia conocida que sigue escribiéndose en el presente. 

“Fue un golpe muy duro”, cuenta Molina a este periódico por conversación telefónica desde Barcelona. “El último período de Pablo en el CAR [Centro de Alto Rendimiento] no fue fácil porque las cosas no le salieron del todo bien, no creció deportivamente como se esperaba. Empezó a entrenar con Dudu [Javier Duarte] y todo iba muy de cara, incluso acabó el año a las puertas de meterse. Fue cuando se lesionó”.

Entonces, a Carreño le dan noticia que ningún deportista quiere escuchar, y mucho menos en las etapas iniciales de crecimiento y desarrollo: tiene que pasar por el quirófano porque su hernia discal no tiene otra solución. 

“Estaba encaminado para ser profesional y le frenan totalmente la carrera, con siete meses parado”, rememora Molina. “Es muy duro porque ese tiempo parado le genera mucha incertidumbre. No sabe si volverá a estar listo para seguir con su vida de tenista profesional”, añade el mánager del español. “Hay una persona fundamental en todo ese período: Walter Navarro, su preparador físico. Es el que está todos los días con él, ayudándole a llevar la situación más complicada que ha pasado nunca y consiguiendo que vuelva más fuerte de lo que se fue”.

Después de la operación, Carreño firma un 2013 para enmarcar: lo empieza siendo el 654 de la clasificación y lo termina como número 66 porque por el camino gana siete torneos Futures, cuatro Challengers, debuta en un Grand Slam ante Roger Federer (pasando la previa en Roland Garros) y consigue otros resultados interesantes. Es el trampolín que lanza al tenista hacia la élite. Una vez arriba, Carreño encuentra la regularidad que le permite mantenerse entre los 20 mejores habitualmente, se convierte en top-10, consigue cuatro títulos (Winston-Salem, Moscú, Estoril y Chengdu) y se mete en dos semifinales del US Open, la última el martes por la noche.

“Me alegro por él, pero no porque tenga que demostrar nada”, explica Molina. "En esta vida, por desgracia, hay mucha gente que se dedica a criticar. Yo sé muy bien cómo ha trabajado Pablo estos meses, durante el confinamiento. Él escogió quedarse en su casa de San Cugat, haciendo las cosas bien hechas. Siguió trabajando cada día durísimo. Walter le enviaba los ejercicios para que aprovechase el tiempo. Esta pausa le ha venido muy bien para volver a coger fuerza física, estructurar su cuerpo y ponerse como está actualmente”.