Ostapenko, durante su derrota en la primera ronda de Roland Garros.

Ostapenko, durante su derrota en la primera ronda de Roland Garros. Pascal Rossignol Reuters

Tenis Roland Garros

La presión derrumba a Ostapenko

  • La letona, campeona de Roland Garros en 2017, cae a la primera en París, pierde su plaza en el top-10 y se enfrenta al desafío de demostrarse a qué puede aspirar en el futuro.
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27 mayo, 2018 21:01
París (enviado especial)

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La campeona de Roland Garros 2017 ya no juega en París. El domingo por la tarde, Jelena Ostapenko cayó en su estreno en el segundo Grand Slam de la temporada (5-7 y 3-6 ante Kateryna Kozlova) y perdió a la primera sus opciones de revalidar el triunfo que el año pasado sacudió las tripas del vestuario femenino, por inesperado (47 del mundo, muy fuera del grupo de favoritas), alucinante (remontó un 4-6 y 0-3 a Simona Halep en la final) y precoz (cumplió 20 años durante el torneo y con su triunfo se convirtió en la tenista más joven en conquistar un grande desde Maria Sharapova en el Abierto de los Estados Unidos de 2006). La letona, que desde entonces no ha vuelto a conseguir un resultado de esa dimensión, pagó la presión de ser la defensora del título y la irregularidad de su estilo de juego (agresivo, siempre al límite) acabó por hundirla del todo.

“Fue un día terrible para mí”, se arrancó Ostapenko nada más llegar a la sala de prensa. “He jugado probablemente al 20% de lo que puedo jugar, cometiendo como 50 errores no forzados y un montón de dobles faltas”, añadió la letona, que tras caer en los cuartos de Roma pasó varios días apartada de las pistas para recuperarse de una lesión en su pierna derecha. “Estoy muy decepcionada, muy enfadada. Solo quiero retroceder en el tiempo”, prosiguió la tenista, que perderá su plaza en top-10 al no defender los 2000 puntos de campeona. “Cuando salí a la pista noté una presión increíble. Los aficionados me apoyaban mucho y quería demostrarles que puedo pelear, pero sentí que no era yo misma ahí abajo. Sinceramente, daba igual quién estuviese al otro lado. Cualquiera que pudiese devolver cinco golpes me habría ganado. Yo no he jugado bien y ella solo estaba esperando a que fallase, así que…”.

En la Philippe Chatrier, la pista más importante de su carrera, Ostapenko firmó un desastre que terminó con su eliminación. Con 13 dobles faltas, un 34% de puntos ganados con su segundo saque y 48 errores no forzados, la letona estuvo siempre lejos de aspirar a algo que no fuese acabar derrotada, lo que lógicamente ocurrió. Kozlova, que hasta hoy solo había sumado una victoria en Grand Slam (Abierto de los Estados Unidos 2017), supo remover bien las inseguridades de su contraria, desquiciada desde prácticamente el inicio del cruce. A la ucraniana le sirvió un juego inteligente, de poner siempre una bola más dentro, para ver cómo la número cinco se evaporaba a toda velocidad hasta decir adiós a Roland Garros, incapaz de buscar soluciones a su tremendo enredo. 

“Por supuesto, hay otros torneos y otras oportunidades”, dijo Ostapenko cuando le preguntaron cómo encajaría el golpe. “Si siempre recuerdo que perdí en la primera ronda de un Grand Slam… entonces creo que debería terminar mi carrera”, ironizó la letona. “Trataré de olvidarlo tan pronto como pueda, seguiré aquí jugando en el cuadro de dobles, luego el torneo terminará y volveré más fuerte el próximo año. También creo que la presión debería acabarse porque tenía que defender el título en París, y eso ya es el pasado. Ahora viene la gira de hierba, tengo que hacer una buena preparación y… disfrutar”.

Para Ostapenko, sin embargo, no es una cuestión menor, aunque su intención sea divertirse: de ahora en adelante se juega demostrar si lo suyo fue flor de un día o algo mucho más serio.