Jake Paul, a la izquierda, durante su careo con Anthony Joshua

Jake Paul, a la izquierda, durante su careo con Anthony Joshua Reuters

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Jake Paul vs el establishment del boxeo: un 'youtuber' de 28 años contra Anthony Joshua y las bases de un deporte centenario

El púgil estadounidense ganó hace un año en el ring a Mike Tyson y se mide este viernes al doble campeón mundial de peso pesado y oro olímpico.

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Hace apenas un año, Mike Tyson entraba al cuadrilátero contra Jake Paul con el beneplácito del establishment boxístico. Nadie creía realmente que el legendario excampeón de los pesos pesados perdiera.

El resultado fue un golpe de realidad: Paul ganó por decisión unánime en un evento que congregó a 72.300 espectadores en Arlington y rompió récords de audiencia en streaming. El mensaje quedó claro: la credibilidad de un deporte centenario ya no está solo en manos de los boxeadores.

Ahora, cuando aún resuenan las críticas hacia aquella noche, Jake Paul está a punto de ejecutar su jugada más audaz. Este viernes, en Miami, volverá a desafiar los códigos del boxeo profesional enfrentándose a Anthony Joshua, doble campeón mundial de peso pesado, medallista de oro olímpico, y uno de los últimos símbolos vivos de la autenticidad en el ring.

Con apenas cinco años de carrera profesional como boxeador -desde 2020-, Paul ha acumulado un récord de 12 victorias y una derrota. Sus rivales anteriores incluían a futbolistas de segunda división, luchadores de MMA retirados y peleadores que nunca ganaron campeonatos mundiales.

Pero la ascensión ha sido inexorable: derrotó al legendario Tyson hace seis semanas cuando el expeleador tenía 58 años. Ahora busca la firma de crédito más valiosa del deporte: un campeón mundial.

Lo que fastidia al negocio no es solo que Paul gane. Es que gana mientras usa el formato que siempre despreciaron: entretenimiento, narrativa mediática, influencia en redes sociales y, sobre todo, dinero.

Netflix paga sumas multimillonarias por estos eventos. Las casas de apuestas registran volúmenes de apuestas sin precedentes. Los espectadores llenan estadios. La audiencia crece exponencialmente.

Jake Paul y Mike Tyson durante su combate de boxeo

Jake Paul y Mike Tyson durante su combate de boxeo Reuters

Dana White, presidente de UFC y una de las voces más críticas del boxeo moderno, no se mordió la lengua: consideró que Paul vs Joshua era "una pésima idea". Grandes firmas escribieron análisis desdeñosos sobre cómo el boxeo se había convertido en circo. Los puristas del deporte hablaban de combate 'guionizado', como si las victorias consensuales no existieran en el boxeo desde hace décadas.

La apuesta desesperada de Joshua

Pero aquí está lo verdaderamente peligroso para el establishment: Anthony Joshua acepta el combate. No es un retorcijón mediático. Es un hombre que fue campeón mundial, que ha ganado casi todos sus combates contra boxeadores legítimos, que tiene 18 años de carrera profesional repletos de batallas en el cuadrilátero.

Joshua tiene un palmarés de 28 victorias y 4 derrotas, con 25 nocauts. Ha peleado contra Tyson Fury, Oleksandr Usyk y Andy Ruiz Jr. No es un relleno. Es un gladiador de verdad.

Y aquí radica el dilema existencial del boxeo moderno. Si Joshua pierde contra Paul, el mensaje será catastrófico: casi dos décadas de entrenamiento profesional, cientos de asaltos contra competencia legítima, títulos mundiales, todo ello tendrá menos valor que cinco años de contenido viral en YouTube.

Si Joshua gana, el sistema boxístico se salva, pero Paul se convierte en lo que siempre fue: un entretenedor que eligió los rivales correctos para su nivel.

Jake Paul, durante uno de sus combates de boxeo

Jake Paul, durante uno de sus combates de boxeo Reuters

Lo que suceda en el Kaseya Center de Miami el 19 de diciembre es más importante de lo que parece. No es solo una pelea. Es un plebiscito sobre qué es el boxeo en 2025. ¿Un deporte con reglas, tradición e historia? ¿O un espectáculo donde el ganador es quien venda más boletos y genere más engagement?

Paul ha desvelado las grietas del sistema. Convenció a las casas de apuestas, a Netflix, a los promotores, a los espectadores, de que el entretenimiento vale más que la tradición. El establishment se burló durante años, pero Paul construyó su propia industria paralela, con sus propias reglas y sus propios ganadores.

Joshua representa la última defensa de los códigos antiguos. Debe demostrar que los años de gimnasio, los entrenamientos exhaustivos, la técnica pulida en ring contra adversarios de verdad, significan más que el carisma mediático y la viralidad. El próximo viernes, el boxeo se juega su futuro.