Flavio Briatore con Michael Schumacher, Fernando Alonso y Franco Colapinto

Flavio Briatore con Michael Schumacher, Fernando Alonso y Franco Colapinto Diseño: Deportes EE

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Briatore adopta a Colapinto y lo convierte en su apuesta como en su día hizo con Michael Schumacher o Fernando Alonso

La leyenda del mánager italiano se reinventa en Alpine con una jugada maestra que remite a sus históricos descubrimientos de talentos.

Más información: Flavio Briatore se sale con la suya y sube a Franco Colapinto al Alpine en Imola en sustitución de Jack Doohan

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Franco Colapinto vuelve al centro de la escena en la Fórmula 1. Tras varios meses como piloto de reserva de Alpine, el joven argentino ha sido confirmado como titular a partir del Gran Premio de la Emilia Romaña.

El anuncio es mucho más que un simple cambio de alineación. Detrás de esta decisión se encuentra la figura imponente de Flavio Briatore, flamante jefe de equipo de la escudería francesa, que no ha tardado en ejecutar un movimiento con reminiscencias históricas.

Porque Colapinto no es un piloto más. Es, como en su día lo fueron Michael Schumacher y Fernando Alonso, el nuevo protegido del italiano.

El ascenso de Colapinto no es producto del azar. Es la culminación de un plan tejido con paciencia y convicción por Briatore, que regresó a la F1 en 2024 como asesor ejecutivo de Alpine y ha asumido progresivamente más poder hasta quedarse con el control absoluto del equipo.

Su primer gran golpe, tras la salida de Oliver Oakes de la dirección de Alpine F1, ha sido la titularidad del argentino, en detrimento del australiano Jack Doohan, cuyas pobres actuaciones dejaron al equipo sumido en el fondo de la tabla de constructores.

Colapinto, respaldado por un entorno profesional impecable, una preparación sólida en simuladores y test, y una red de patrocinadores que le abrió puertas, llegó para ocupar ese vacío.

Pero nada de eso hubiera sido suficiente sin la fe inquebrantable de Briatore, quien no dudó en describir al argentino como “muy bueno, con una presión enorme, pero que lo hace todo fácil”. Una descripción que bien podría haber utilizado décadas atrás para hablar de Schumacher o Alonso.

El momento de Colapinto

Colapinto no es ajeno al trabajo duro. Con pasos por la Fórmula 3 y Fórmula 2, y un breve vínculo con Williams la temporada pasada, el argentino supo destacar en cada etapa. Sus actuaciones en los test de Alpine fueron claves, especialmente al superar a Paul Aron en las pruebas TPC.

Su aporte técnico en la puesta a punto del A525 también fue valorado. A eso sumó una red de sponsors sudamericanos que aportan músculo financiero en un equipo necesitado de inversiones.

La llegada del argentino supone también una estrategia de marketing y expansión de marca hacia Sudamérica, un territorio siempre codiciado por la F1. Su carisma, juventud y capacidad mediática han sido elementos decisivos.

Pero nada de eso sería relevante sin rendimiento. Colapinto tiene talento, disciplina y temple. Y eso lo sabe Briatore mejor que nadie.

Franco Colapinto con el mono de Alpine F1

Franco Colapinto con el mono de Alpine F1 Alpine

Briatore y el caso Schumacher

Para entender el presente, hay que mirar al pasado. La historia de Briatore con Michael Schumacher es una de las más recordadas de la categoría. En 1991, el alemán fue llamado a reemplazar al encarcelado Bertrand Gachot en Jordan.

Su debut en Spa fue tan espectacular que llamó la atención del italiano, que entonces dirigía Benetton, la estructura de Enstone que después sería Renault F1 Team y hoy en día es Alpine.

En una maniobra legal brillante, Briatore se apropió del contrato de Schumacher cambiando un artículo determinante por uno indeterminado, pasando de "firmará el contrato" a "firmará un contrato". Esto le permitió llevárselo sin comprometerse legalmente con Jordan.

En Monza ya estaba en el coche de Benetton, y dos años más tarde, en 1994, se proclamaba campeón del mundo. Al año siguiente repetiría el título. El resto es historia: Schumacher se convirtió en heptacampeón y leyenda, con Briatore como su propulsor.

Fernando Alonso y formación paciente

Con Fernando Alonso, Briatore aplicó otra estrategia. Lo reclutó desde la Fórmula 3000 y lo colocó en Minardi para su debut en 2001. Luego, en una decisión audaz, lo hizo pasar un año entero sin competir, afinando su talento en el simulador de Renault.

En 2003 lo subió como titular y lo llevó a convertirse en el ganador más joven de un Gran Premio en ese mismo año y en el campeón más joven de la historia de la Fórmula 1 en 2005 y repitiendo en 2006.

Lo que une estos casos no es solo la capacidad de identificar talento. Es la forma en la que Briatore se involucra personal y emocionalmente con sus pilotos.

“Necesitas un padrino en la F1”, ha dicho Alonso sobre él. Colapinto ya está bajo ese manto protector, y no es casual que haya sido invitado al cumpleaños de Falcon, hijo de Briatore, ni que compartan asados y consejos inmobiliarios en Mónaco.

Fernando Alonso y Briatore dialogan

Fernando Alonso y Briatore dialogan Reuters

Imola, un escenario simbólico

El Gran Premio de la Emilia Romaña será el punto de partida de esta nueva etapa. Imola no es un lugar cualquiera: allí Colapinto ha ganado en F3 y F2, lo conoce al detalle y se adapta a su estilo.

Briatore eligió con pinzas su debut como titular, evitando trazados urbanos como Miami y priorizando un circuito tradicional donde su pupilo pueda exprimir el monoplaza, eso aseguran desde Argentina.

El reto no es menor. El A525 no es competitivo y la lucha de Alpine es, por ahora, contra sí mismo. Pero para Colapinto, tener a Briatore como jefe es un activo incalculable.

El italiano moverá cielo y tierra para facilitar su adaptación. Como ya hizo con sus protegidos anteriores, se asegurará de que el argentino tenga los medios para brillar.

Un vínculo clave

Los lazos entre Briatore y sus pilotos suelen ser duraderos y fructíferos. Si la historia se repite, y todo apunta a ello, Colapinto podría convertirse en el tercer gran talento moldeado por la visión del italiano.

No es una presión menor, pero tampoco lo fue para Alonso o Schumacher en su día. Y como ellos, Franco ha sido “adoptado” por uno de los personajes más influyentes de la F1.

Para Alpine, es una oportunidad de regenerarse con un proyecto a largo plazo. Para Colapinto, es la ocasión de cumplir el sueño de su vida. Para Briatore, es la confirmación de que, pese a los años y las polémicas, su olfato sigue intacto.

La historia de Flavio Briatore como formador de campeones ha sumado un nuevo capítulo. Y el protagonista se llama Franco Colapinto. Imola será solo el comienzo de una historia que podría, como tantas otras bajo su tutela, reescribir el futuro de la Fórmula 1.