El motor de un Ferrari F1

El motor de un Ferrari F1

F1

Red Bull y Ferrari se aferran a una puerta trasera en las nuevas normas de la F1 para 2026 si sus motores no son competitivos

Las principales escuderías presionan para mantener opciones abiertas en caso de quedar rezagadas frente a Mercedes, Audi y Honda en el nuevo ciclo técnico.

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El panorama de la Fórmula 1 de cara a la temporada 2026 se sigue calentando. La reciente confirmación de las nuevas reglas, especialmente en el apartado de las unidades de potencia, ha generado fricciones entre los grandes nombres de la categoría.

Ferrari y Red Bull, dos pesos pesados del paddock, se han visto forzados a aceptar el marco regulatorio, pero no sin antes asegurarse una puerta trasera en caso de que su desempeño no esté a la altura de sus rivales.

La polémica gira en torno al aumento considerable de la proporción eléctrica en los futuros motores híbridos. A partir de 2026, casi la mitad de la potencia de los monoplazas deberá provenir de la batería, mientras que el resto será suministrado por el tradicional motor V6 turboalimentado.

Esta transición, que marca un paso firme hacia una Fórmula 1 más sostenible, no ha sido recibida con entusiasmo por todos los fabricantes, según revela el medio alemán Auto Motor Sport.

Ferrari y Red Bull, preocupados

Mientras que Mercedes, Audi y Honda parecen haber encontrado el camino correcto en el desarrollo de estas nuevas unidades, se rumorea en el paddock que Ferrari y Red Bull se encuentran retrasados en sus respectivos proyectos.

Esta preocupación habría motivado sus recientes intentos de modificar el reglamento, primero buscando reinstaurar un motor V10 atmosférico alimentado por combustibles sintéticos, y luego intentando flexibilizar el reparto de energía entre la batería y el motor de combustión.

Ambas escuderías defendieron su postura alegando preocupaciones de seguridad. Argumentaron que las fases prolongadas de recuperación de energía podrían generar diferencias de velocidad peligrosas entre los coches, aumentando el riesgo de accidentes.

Sin embargo, otras voces dentro del paddock interpretaron estos movimientos como un reconocimiento tácito de su retraso tecnológico.

Max Verstappen durante los libres 1 del GP de Arabia Saudí.

Max Verstappen durante los libres 1 del GP de Arabia Saudí. EFE

Bloqueo de Mercedes, Audi y Honda

El primer gran revés para Ferrari y Red Bull llegó durante el Gran Premio de Baréin, donde, en una reunión de los fabricantes de motores, se rechazó de plano la idea de regresar a los V10. Audi, Honda y Mercedes afirmaron que un cambio tan radical sería imposible de implementar en tan poco tiempo.

Posteriormente, en la reunión de la Comisión de Fórmula 1 celebrada el 24 de abril, las dos escuderías recibieron una nueva negativa a su propuesta de modificar la proporción de energía durante las carreras.

El plan consistía en reducir la contribución eléctrica de 350 kW a 200 kW, trasladando el peso restante al motor térmico. Toto Wolff, jefe de Mercedes, no ocultó su indignación ante estas maniobras, calificándolas de "un verdadero chiste".

Puerta trasera estratégica

Aunque las reglas de 2026 han sido confirmadas, la FIA ha dejado una vía abierta para posibles cambios en el futuro.

En su comunicado oficial, el organismo rector de la Fórmula 1 indicó que, si tras la implementación de las nuevas normas se detectan importantes diferencias de rendimiento o problemas graves de fiabilidad, se contemplarán medidas correctivas.

Estas medidas podrían incluir la flexibilización del límite presupuestario en el área de motores y la concesión de horas adicionales en el banco de pruebas para los fabricantes más rezagados.

Con esta estrategia, se pretende evitar que un dominio absoluto como el que ejerció Mercedes entre 2014 y 2016 vuelva a repetirse, protegiendo el espectáculo y la competitividad de la categoría.

Pese a las derrotas sufridas en las reuniones recientes, Ferrari y Red Bull no se rinden. La alianza entre Maranello y Milton Keynes sigue presionando para modificar, al menos parcialmente, el balance de potencia entre los motores de combustión y los eléctricos durante las carreras.

La próxima cita de la Comisión de Fórmula 1, programada también para el 24 de abril, incluirá una nueva discusión sobre este asunto.

Según las propuestas actuales, en la clasificación se mantendría el reparto de potencia 55-45 a favor del motor de combustión, mientras que en carrera se pretende dar todavía más protagonismo al V6, reduciendo la contribución eléctrica a solo 200 kW.

Miedo a la pérdida de atractivo

La postura oficial de quienes promueven este cambio se apoya en argumentos relacionados con la seguridad y el espectáculo.

Sostienen que una mayor dependencia de la batería podría ocasionar problemas de recarga durante las carreras largas, afectando el rendimiento y generando situaciones potencialmente peligrosas.

No obstante, dentro del paddock existe un consenso creciente en que la verdadera razón es el retraso tecnológico de algunos fabricantes.

La falta de transparencia en los desarrollos actuales impide confirmar estas sospechas, pero será en la pista, a partir de 2026, donde se verá realmente quién ha trabajado mejor.

La homologación de motores

Además del reparto de potencia, otro tema candente es el proceso de homologación de los motores. Actualmente, las reglas establecen un marco muy estricto que limita las posibilidades de evolución una vez que las unidades han sido aprobadas.

Sin embargo, existe un creciente temor de que las diferencias de rendimiento entre fabricantes puedan ser demasiado pronunciadas.

Algunos equipos proponen flexibilizar las reglas de homologación, permitiendo un margen de desarrollo adicional para que los rezagados puedan acortar distancias.

Audi y Honda, aunque alineados con la postura de Mercedes de respetar las normas actuales, prefieren mantener un perfil bajo en esta polémica.

Entienden que cualquier modificación debería hacerse únicamente si la diferencia de competitividad amenaza la integridad del campeonato.

Año clave para el futuro

La temporada 2025 será determinante. Con las primeras pruebas de los nuevos motores programadas para mediados de año, los fabricantes podrán medir sus progresos reales.

Si las diferencias son abismales, la puerta trasera que Ferrari y Red Bull han ayudado a mantener abierta podría ser la tabla de salvación que necesitan para mantenerse en la lucha.

Hasta entonces, el pulso político y técnico dentro de la Fórmula 1 promete seguir al rojo vivo, en una lucha tan intensa fuera de la pista como dentro de ella.