Ángel Cabrera, en un fotomontaje.

Ángel Cabrera, en un fotomontaje.

Golf MASTERS DE AUGUSTA

La caída a los infiernos de Ángel Cabrera: de ganar la chaqueta verde en Augusta a la cárcel de Argentina

Fue acusado de violencia de género por su expareja y tiene casos con otras mujeres. Se convirtió en el primer sudamericano en ganar en Georgia.

10 abril, 2022 07:00

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El Masters de Augusta es una fiesta del golf que reúne a los mejores palos del mundo, así como a los que lo han sido tiempo atrás. Muchos se quedaron por el camino, otros hicieron un gran torneo y nada más. Pero hay un caso muy singular en el Major del estado de Georgia. Es el de Ángel Cabrera, el ganador de la chaqueta verde del año 2009. En la cena de campeones del pasado martes no estaba. Tampoco se le esperaba. A él se la sirvieron en la cárcel.

Cabrera vive en el ostracismo desde hace varios años. Está cumpliendo una condena de dos años por violencia doméstica y existe la posibilidad de que enfrente una sentencia aún más larga. Ángel era un juguete roto casi al nacer, un niño de la calle que creció sin padres y nunca tuvo una educación formal. Aun así, demostró que había nacido para el golf al ganar el Abierto de Estados Unidos de 2007. Argentina se engalanó ante el éxito de este deportista del que no muchas personas esperaban algo de él.

Pero todavía mejoró aún su apuesta cuando se convirtió en dos veces campeón de Grand Slam, y el primer sudamericano en ganar una chaqueta verde, al ganar un desempate del Masters a tres bandas en 2009. Su futuro en el golf parecía ilimitado. Pero lo que una vez una historia de superación; ahora se ha vuelto una sombra del deporte. Nadie puede predecir cuándo Cabrera será libre, y mucho menos cuándo podrá jugar al golf nuevamente. Todo se torció en 2021.

Ángel Cabrera, durante su juicio.

Ángel Cabrera, durante su juicio. REUTERS

Si bien los detalles del caso de Cabrera siguen siendo ocultos, fue acusado de violencia de género por su expareja y podría enfrentarse a un tiempo adicional por presuntamente amenazar a la mujer por teléfono después de ser acusado. Los fiscales también están analizando las denuncias de otras dos mujeres, incluida la madre de sus hijos, y su abogado dice que existe la posibilidad de que lo acusen de más delitos.

El descenso

"No hubo crimen. Todos los cargos fueron presentados por despecho y resentimiento. El denominador común es que no hubo violencia física sino un intercambio de palabras altisonantes", explicó Carlos Hairabedian, el abogado de Cabrera, a Associated Press esta misma semana. "Nunca tuvo un psicólogo deportivo ni nada por el estilo y creció con un chip en el hombro. Una vez que lo tuvo bajo control, se convirtió en el campeón que es", alegaba una de las personas que mejor le conocen, Charlie Epps, un golfista profesional de Houston.

El ascenso de Cabrera en el mundo del golf no fue exactamente meteórico, aunque lo pareció. Abandonado por sus padres, empezó a trabajar como caddie a los 8 años, para ganar suficiente dinero para comer. No pasó mucho tiempo antes de que decidiese dedicarse al deporte. Fue Epps el que le conoció en Argentina. Ángel fue caddie para algunos de sus amigos. Eso llevo al inicio de una relación entre ambos, en la que Charlie sirvió de instructor y figura paterna para el joven golfista.

Ángel Cabrera consigue la chaqueta verde en 2009.

Ángel Cabrera consigue la chaqueta verde en 2009. REUTERS

Epps dice que no ha hablado con Cabrera desde que fue encarcelado, aunque cuida la casa del golfista en Houston. Sigue teniendo esperanzas de trabajar con el argentino, ahora de 52 años, cuando salga de prisión y trate de reanudar su carrera. "Le deseo lo mejor y pienso que le queda mucho golf. Pienso que saldrá como un hombre mejor. Al menos eso espero", explica Epps para AP. Los suyos guardan esperanza sobre su figura, aunque es difícil confiar en una persona como él.

Fue declarado culpable en julio de 2021 de agredir, amenazar y hostigar a Cecilia Torres Mana, su pareja entre 2016 y 2018. No va a ser excarcelado hasta al menos enero, pese a sus afirmaciones de inocencia. Además, podrían añadirse nuevos cargos si la investigación encuentra su culpabilidad en los otros casos. Fue la gran caída de un golfista bárbaro al que el pasado terminó cogiéndole después de una persecución de la que parecía haber salido como ganador.

Los otros casos

El fiscal Cristian Griffi tiene a su cargo tres causas más en contra de Cabrera, todas por denuncias de violencia de género de sus exparejas Torres Mana, Micaela Teresa Escudero y Silvia Rivadero, madre de sus hijos. Ahora, con la misma denunciante, patrocinada por su representante en la querella por el abogado Carlos Nayi, espera a Cabrera el segundo juicio por hechos cometidos entre marzo y abril de 2020.

Ángel Cabrera, durante un torneo.

Ángel Cabrera, durante un torneo. REUTERS

Se lo acusa de haber amenazado a la policía y después de que fueran impuestas orden de restricción y acercamiento, desobedecer a la autoridad con seis llamados telefónicos en pocas horas. Torres Mana, tras la detención en Brasil del 'Pato' Cabrera, explicó esas amenazas: "Me dijo que si él iba preso, yo volvía en un cajón". Golpes, celos enfermizos, amenazas. La violencia que sufrió al lado del golfista era tanto física como psicológica.

La cuestión es que Cabrera ya había sido denunciado antes por otras dos exparejas: la madre de sus dos hijos y exesposa, Silvia Rivadero, por amenazas, y Micaela Escudero, exnovia entre 2014 y 2016, por amenazas y coacción. "No soy la primera persona a la que le pasa. Hay que pararlo y que nos deje en paz. Él se cree que vos sos de él toda la vida y que tenés que aguantar los golpes y humillaciones constantes", exponía Torres Mana.

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